Una producción anglogermana de animación que llegue a las pantallas españolas no deja de ser una cosa rara.
Se trata de un producto de entretenimiento familiar con la consabida moraleja que la familia unida puede con todo.
El retrato de los personajes es caricaturesco (y no es un chiste), dibujados (metafóricamente) con trazo grueso, sin demasiada profundidad.
Niña adolescente incomprendida.
Hermanillo sabiondo.
Padre matado a trabajar.
Madre dominanta.
La trama está cogida con los hilos, pero en un producto de diversión elemental tampoco se pueden pedir profundidades.
La peli se ve con agrado, con una animación sencilla, pero eficaz.
Tal vez peca de exceso de moralina.
La voy a ver con Diego Gismero, que se queja de la falta de figuración digital en los paisajes urbanos.
En la sala un padre y su hijo y nosotros dos. Imposible evaluar las reacciones del público.
Mi puntuación: 5,89/10.
Muchos besos y muchas gracias.
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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