El Heraldo del Henares
A falta de cuatro jornadas para la conclusión de la liga regular las incógnitas deportivas y extradeportivas se acumulan en los aficionados del Club Deportivo Guadalajara que no entienden nada de lo que está pasando por el Municipal de la Ribera del Henares.
Sección coordinada por Felipe García
A tres bandas
Todo son “dimes y diretes”, pero lo que parece claro es que la falta de información veraz da pie a múltiples versiones por los desacuerdos entre los protagonistas en el “juego a tres bandas” y cada uno, va a su aire.
Siguiendo el argot del juego del billar; por una banda, Pedro Martín Molina, Administrador Concursal y su equipo pierden la confianza depositada al no ser capaces hasta el momento de definir la deuda real del club lo que obstaculiza la llegada de algún comprador para garantizar la viabilidad y por tanto el futuro del club morado.
En la siguiente banda, Germán Retuerta se mantiene “en sus trece” con su silencio, sin proporcionar datos relevantes desde la compra del club a través de su empresa Polifibra en el año 2001, hasta que el pasado 1 de marzo, Pedro Martín hizo público que no era propietario del club morado desde hace algunos años.
La tercera banda la ocupa el técnico Alberto Parras junto a la plantilla como auténticos sufridores de las deudas contraídas por la entidad y que a pesar de las promesas, siguen pendientes de cobro.
Recientemente se está cuestionando la labor del técnico al parecer como represalia por dar la cara en fechas próximas a la Semana Santa pasada denunciando que varios jugadores importantes de la plantilla no tenían medios económicos para sobrevivir sus familias.
Así las cosas, el escepticismo y desilusión van en aumento entre los seguidores y las redes sociales arden, incluso con improperios de algún cobarde que se oculta tras un mote encubridor.
En lo estrictamente deportivo, tras la derrota de la pasada jornada en Las Pedroñeras (1-0), el equipo viaja el sábado hasta Mora para defender la cuarta plaza de playoff, con un solo punto sobre Villarrubia, su inmediato perseguidor.
