La acusación y la Fiscalía han mantenido su petición de pena de 26 años de cárcel para el acusado de matar a su mujer en 2016 en Galápagos (Guadalajara), mientras que la defensa ha solicitado la libre absolución, en la quinta y última sesión del juicio, que ha quedado visto para sentencia este viernes.
Según ha informado MiraCorredor.com, en la última jornada el acusado ha hecho uso de su derecho a última palabra y ha dicho que «si pudiera devolverle la vida, no lo dudaría».
Además han declarado dos médicos, una psicóloga y un psiquiatra, que atendieron al acusado en 2014 cuando éste, según su defensa, sufrió un brote psicótico, similar al del día de los hechos, que le llevó a ser atendido de urgencia en el Hospital de Guadalajara.
Una de las profesionales médicas ha descartado el brote psicótico y ha apuntado a que el acusado presentaba un grado elevado de ansiedad y agitación a raíz de haber tenido que afrontar un juicio y de llevar varias noches sin dormir, aunque en ningún momento señaló que hubiera consumido drogas.
Asimismo, ha declarado la psicóloga del centro penitenciario en el que se encuentra recluido, y ha señalado que el acusado ha mostrado arrepentimiento en varias ocasiones y ha mejorado su estado desde su entrada en prisión.
Los psicólogos que han atendido a la hija de ambos, que presenció los hechos, han apuntado el fuerte trauma que sufre la pequeña.
Tras estas declaraciones, la defensa ha pedido la libre absolución alegando que era consumidor habitual de marihuana, lo que puede causar alucinaciones, paranoias y brotes psicóticos.
La fiscalía y la acusación particular han pedido 26 años de cárcel por asesinato, al haber atacado a la mujer con alevosía, por sorpresa cuando estaba en la cama durmiendo, y ensañamiento, ya que le asestó 13 puñaladas, además delante de la hija de 5 años.
Los hechos ocurrieron en enero de 2016, cuando el acusado salió a correr por la noche con los perros porque no podía dormir y, al volver a casa, según su defensa, encontró la puerta abierta y pensó que había entrado alguien, cogió un cuchillo de la cocina, registró la casa y, al ver a alguien tapado en la cama, se abalanzó apuñalándolo.
Al sentir que su hija le abrazaba por la espalda, fue consciente de que había herido a su mujer y salió a la calle, con su hija en brazos, para pedir ayuda, según ha declarado el presunto asesino en el juicio.
La Fiscalía, sin embargo, le acusa de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de parentesco.
Desde aquel trágico día, el procesado se encuentra en prisión provisional en la cárcel de Alcalá-Meco, donde esperará el veredicto del jurado popular que deliberará el próximo lunes 14 de mayo.