lunes , 25 noviembre 2024

Inaugurada la muestra ‘Fortis Seguntina’ en el Museo Diocesano de Sigüenza

Es fruto de la colaboración entre la Diputación, el Cabildo Catedralicio y el Museo Diocesano, con participación también del Ayuntamiento de Sigüenza. Tendrá tres capítulos sucesivos. El primero, iniciado ayer, centra la atención, como refleja el subtítulo ‘La Catedral Románica y el Císter’, en el período inicial de construcción. Una maqueta de la primera fase de edificación y una colección selecta de obras de arte de aquellos siglos muestran a los visitantes la cultura, el arte y la religiosidad de la edad románica.

En la conmemoración del 850 Aniversario de la Consagración de la Catedral de Sigüenza, la Santa Sede concedía a la Diócesis de Sigüenza el poder celebrar un Año Jubilar, según han informado fuentes del Ayuntamiento de Sigüenza en un comunicado.

Por ello, el Museo Diocesano de Sigüenza que, a su vez, celebra este año, el 50  Aniversario de su apertura (1968-2018), propone, en la celebración de este Jubileo, la exposición: ‘Fortis Seguntina’.

La exposición ayuda al visitante a entender y visualizar la Catedral que en 1169 fue Consagrada durante la prelatura del obispo don Joscelmo, y cómo fue transformándose hasta conformar la Catedral actual. Para ello, se presentarán tres maquetas que recrearán las distintas etapas evolutivas del edificio a lo largo de su historia.

Desde ayer, 5 de julio se puede admirar en el Museo Diocesano ‘Fortis Seguntina, La Catedral Románica y el Císter’, el primero de los capítulos. Elemento central de la muestra abierta al público ayer es la primera de las maquetas, que fue descubierta en un acto inaugural en el que intervinieron el obispo de la Diócesis, Atilano Rodriguez; el presidente de la Diputación y alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, y el director del Museo, Miguel Angel Ortega, en representación de las instituciones que colaboran en la exposición.

‘Fortis Seguntina’ se irá desarrollando, de manera progresiva, en tres períodos de este Año Jubilar, de la misma manera que progresiva fue la construcción de la Catedral. El desarrollo atiende a sus tres etapas decisivas. Y en cada una de ellas quedará instalada, en el patio del Museo, una maqueta acompañada por los documentos que sustentan la propuesta de las etapas y por obras artísticas del patrimonio diocesano, coetáneas a ellas.

En la apertura de ayer intervino, en primer lugar, el obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez. El prelado agradeció la colaboración de la Diputación, y subrayó el esfuerzo de Miguel Angel Ortega y su equipo de colaboradores para alumbrar la muestra.

“Cualquier exposición religiosa de arte antiguo nos remite al pasado. Recogemos la memoria de alguien que nos precedió y nos dejó la impronta de la fe en su obra artística. La inauguración nos tiene que ir a buscar nuestras raíces, a no olvidar que nuestras vivencias religiosas de hoy son fruto de hombres y mujeres que nos dejaron el testimonio de su fe, y también la plasmación de esa fe en el arte. Cuando admiramos por primera vez una exposición, descubrimos la belleza que hay en toda obra artística, que nos debe llevar a experimentar la belleza de Dios y, consecuentemente, a sentir la necesidad de construir un mundo más bello, en el que sea posible la fraternidad, la convivencia y la justicia entre todos los hombres”.

Por su parte, José Manuel Latre destacó que institución provincial y ayuntamiento se han sumado, como ocurrió el año pasado con ‘Cisneros, de Gonzalo a Francisco’, a un evento que une a la ciudad en un mismo propósito, y subrayó que las dos efemérides, la del 50º Aniversario de la inauguración del Museo, en 1968, subrayada con la exposición, y también el 850 aniversario de la consagración de la Catedral, ya sirven como reclamo para hacer partícipes de ambas a visitantes venidos de toda España, tanto en su vertiente turística como religiosa. “Debemos, siempre que podamos, reivindicar nuestra riqueza patrimonial, y no perder el hilo de la historia, porque eso es lo que nos ha hecho fuertes y nos ha unido”, dijo.

En el mes de noviembre, la muestra dará un paso más en la historia evolutiva de la construcción de la Catedral con una nueva etapa, titulada: ‘Fortis Seguntina, La Catedral Gótica y su Mistagogia’. Y para la primavera próxima, verá la luz ‘Fortis Seguntina, La Catedral Renacentista y su Girola’, que mostrará la última fase en esta evolución constructiva, desde ese momento hasta la última actuación realizada en la Catedral, conformando el edificio actual.

Después de las intervenciones, Miguel Angel Ortega, ayudado por el canónigo fabriquero, Julian García, y por Jesús Díaz González, autor de la maqueta, descubrieron la excelente reproducción que, con unas dimensiones de 1,8 metros de ancho  por 2,5 metros de largo, muestra la evolución constructiva de la Catedral, entre los años (1121-1271).

Además, y en otras dos salas más del Museo dedicadas igualmente a la exposición, Ortega llevó a cabo una docta visita guiada para los presentes en la que mostró tanto los documentos que se conservan en el Archivo Catedralicio correspondientes a la época, que sustentan históricamente la estructura que reproduce la maqueta, como réplicas exactas de algunos de los elementos artísticos de la Catedral construidos en el periodo referido.

Fernando Barranco y la empresa seguntina Casas de la Alcarria han hecho, al igual que Díaz González con la maqueta, un minucioso trabajo de reproducción, en primer lugar con un calco en fibra de vidrio de la trompa románica Sureste de la Catedral. Sin duda, es uno de los platos fuertes de la muestra.

Asimismo, pero en este caso fabricadas en escayola por estos artesanos, fueron descubiertas réplicas exactas de las cuatro ménsulas del Altar Mayor de la Catedral de Sigüenza, que en la actualidad cubre el Retablo Mayor de Giraldo de Merlo de principios del siglo XVII.

En la última sala dedicada a ‘Fortis Seguntina, La Catedral Románica y el Císter’, además de varios tesoros documentales, se muestran algunos maravillosos ejemplos de vírgenes románicas de la provincia de Guadalajara, como Santa María de la Antigua, que pertenece al fondo del Museo Diocesano, la Virgen de Sopeña, la Virgen de Utande -apareció hace cuatro años, descubierta por Salvador Tabernero, que tuvo el honor de, un 25 de marzo, Día de la Anunciación encontrar esta joya, descartada y emparedada y que ahora puede admirarse restaurada con fondos de FADETA- y la Virgen de Aranz.

¿Cómo era la Catedral entonces?

En esta primera fase románica-cisterciense de la Catedral de Sigüenza que comprende un siglo y medio, primera desde la restauración de la sede seguntina del obispado, se puede observar, con la ayuda de la maqueta que la altura de la obra quedaba bajo los rosetones actuales, limitada al nivel del abovedamiento de sus naves laterales.  Por su parte, el perímetro de la planta quedó completado en su totalidad, aunque el muro norte de la maqueta propuesta lo presente en su fase constructiva, recurso este para poder apreciar el espacio interior de la obra en su primera etapa.

Respecto a la actual planta de la Catedral, la gran diferencia consiste en la disposición de su cabecera, siguiendo el modelo característico de la Arquitectura de Cluny, ya que cluniacense fue don Bernardo, primer obispo seguntino de la Reconquista, consagrado en el año 1121. Por ello, cabe suponer si bien no comenzara las obras, al menos dispondría la planta: cabecera de cinco ábsides decrecientes, adosados entre sí en paralelo.

Dentro del ábside central, a su vez, se abren tres absidiolas, aún hoy existentes tras el retablo mayor: la absidiola central, con el altar dedicado a Santa María la Mayor, y las absidiolas laterales, custodiando las reliquias de los santos: Librada y Sacerdote.

Esta pluralidad de ábsides confirma la noticia que, en 1156, daba el obispo Pedro de Leucata, al disponer que las rentas de las salinas se destinasen a la obra de la iglesia, hasta que las cabeceras de los altares y toda la cruz de la iglesia se construyera íntegramente.

Hoy en día, el Altar Mayor sigue ocupando el mismo espacio, hallándose en él la tumba de don Pedro de Leucata, quizá por ser considerado iniciador de las obras y sus altares colindantes ocuparon los espacios de paso a la girola actual, dedicados a San Agustín, el del Norte, donde fue enterrado Don Bernardo, fundador del cabildo regular de San Agustín, y el del Sur a los santos apóstoles, Pedro y Pablo.

El altar Norte, junto al claustro, quedó oculto dentro del mausoleo donde don Fadrique, dedicado a San Juan Bautista.

El altar Sur, en el espacio que ocupa actualmente la capilla del doncel, dedicado a Santo Tomas de Canterbury, por don Joscelmo, a partir del año 1173, donde aún reposa uno de sus brazos.

De la dedicación de estos altares nos da noticia don Rodrigo en el acta fundacional de la sacristanía o tesorería, constituida en el año 1197.

Durante la prelatura de Don Rodrigo, 1221, se completaron los muros perimetrales de las naves laterales junto con la fachada occidental, hasta los ventanales sobre las portadas laterales y el primer tramo de las torres de esta fachada. Las prelaturas de Don Rodrigo y Don Martin (1186) constituirán un punto de inflexión en la fábrica románica de la catedral por el influjo del cister, condicionando desde entonces su decoración e incorporando los avances técnicos que la propia orden innovó en la construcción de sus abadías.

En las cinco décadas posteriores se cierran las naves laterales con bóveda de crucería simple. La prelatura de don Andrés (1262-1268), será decisiva por la hermandad entre las iglesias de Sigüenza y Roncesvalles, entrando en contacto la fábrica con un nuevo estilo arquitectónico, el Gótico, que junto a los maestros, que por este tiempo están terminando el refectorio de Santa María de Huerta, protagonizarán una nueva etapa constructiva con su nueva cota de altura. El vano de la portada principal ha sido dividido por un parteluz y sujeto al tímpano, según la noticia que da el Libro I de Obra y Fábrica, pues habla de su existencia, sin precisar cuándo.

La propuesta más llamativa es la portada doble del transecto Sur, justificada por la existencia de dos vanos en este muro, gemelos y adosados, que hasta su bombardeo en la Guerra Civil, aún existían: uno como puerta y, el otro, como altar de San Francisco Javier y Virgen del Pilar. En ella, se ubica el crismón de consagración: ERA MCC. VII, Año 1169, ya que todavía no se había comenzado la Torre del Santísimo o del Gallo, en cuyo tímpano se halla actualmente.

Así pues, esta primera fase correspondiente a la fábrica románica cisterciense, que comprende siglo y medio, se podría dividir de la siguiente manera: de 1121-1171, la cabecera románica y el crucero; de 1171 a 1221, la construcción de los muros laterales hasta su actual altura, y las tres portadas occidentales, y, de 1121 a 1271 el abovedamiento íntegro de las naves laterales.

Durante esta fase se construyó en su totalidad el claustro románico, existiendo todavía hoy su sala capitular, del periodo de influencia císter y las salas de los tapices, conformadas por arcos diafragmas. Las pandas del claustro debieron techarse con artesonado polícromo, según las noticias que nos aporta el libro I de fábrica y obra de la Catedral de Sigüenza.

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