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Neofascismo de género

Publicado el 27 de abril de 2017

La censura existe en España, donde hay menos libertad que hace cuarenta años. Esto no es un mensaje apocalíptico, ni mucho menos. Es la triste y dura realidad que se impone en un país donde solo sobreviven los medios que reciben el maná diario en forma de subvenciones o jugosos contratos de las administraciones públicas. El problema es que esta censura ya no se da solo en los medios de comunicación, ha llegado a los antaño sacrosantos templos de cultura y saber: algunas bibliotecas.

¿Por qué decimos esto? Veamos. Hace unas semanas, el 13 de marzo, un representante de un partido político constitucional pidió la reserva del día 4 de abril para presentar en la Biblioteca provincial de Guadalajara, dependiente de la Junta de Castilla La Mancha, el libro `Cuando nos prohibieron ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres´, de la profesora de Secundaria y escritora Alicia Rubio. En este libro, su autora explica el auge de la denominada ideología de género y el por qué ella discrepa de la misma desde una posición muy crítica pero muy correcta.

Sin embargo, aunque se facilitó a los organizadores de la presentación una fecha de reserva de sala, el 4 de abril, incomprensiblemente se les exigió que para aprobar definitivamente la cesión del local deberían invitar a dicha presentación, no debate, a portavoces contrarios a las tesis de la autora del libro que se presenta, algo inaudito se mire como se mire.

Finalmente, el día antes de la fecha reservada, el director de esta biblioteca, Jorge Gómez -en la imagen junto al director provincial de Educación, Faustino Lozano-, remitió un correo electrónico a los promotores de la presentación del libro con el siguiente contenido, facilitado a EL HERALDO DEL HENARES por los receptores del mismo:

«Lunes, 03-04-2017 en 12:00
Jorge Gómez González escribió: 

Buenos días,

En relación con la solicitud de reserva de las instalaciones de la Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara por parte de Juan Rafael Moreno Gordillo, recibida el pasado 13 de marzo, para la celebración de la presentación del libro Cuando nos prohibieron ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres, les comunico que he recibido instrucciones por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, de quien depende la Biblioteca Pública, en el sentido de no permitir una presentación unilateral del libro, por lo que el acto previsto para mañana día 4 quedaría suspendido.

Como saben, desde que recibimos la petición para presentar este libro, desde la biblioteca les hemos planteado la necesidad de que se garantice el necesario pluralismo a la hora de abordar temas como el tratado por el libro. Esto implica que es absolutamente necesario que los asistentes a dicha presentación o debate puedan obtener una visión plural en el transcurso de la actividad. Y es especialmente importante en este caso, en el que las opiniones vertidas en el libro pueden considerarse ofensivas o calumniosas hacia determinados colectivos, lo que hace indispensable que estos pudieran tener la misma oportunidad de expresar sus ideas y contrastar su visión sobre el tema expuesto. Dado que no se ha recibido confirmación de participación, según lo que ustedes me han trasladado, por parte de otros colectivos, especialmente de aquellos que puedan defender posturas contrarias a las expuestas en el libro, se entiende que en este caso no se dan las condiciones de pluralismo necesarias para afrontar dicho debate en un espacio público como la biblioteca.

Por otra parte, en línea con la defensa que las bibliotecas públicas hacen de la libertad de expresión, quiero trasladarles que nos parece fundamental que la autora del libro, o quienes los organizadores del acto consideren, tengan la posibilidad y la oportunidad de expresar sus opiniones en igualdad de condiciones con cualquier otra persona, siempre que se haga desde el respeto a otras ideas.

Por eso, creo que el foro más adecuado para hacerlo es el de las sesiones abiertas del Club de Debate de la biblioteca, que el próximo 17 de abril va a celebrar un debate público con el tema: GÉNERO: ¿UNA PERSPECTIVA O UNA IDEOLOGÍA? Por eso, voy a trasladar a los miembros de este Club de debate la posibilidad de que la autora del libro u otra persona que ustedes determinen pueda participar como invitada a dicho debate.

En el caso de que los organizadores de dicho club, en su autonomía, entendieran que el punto de vista que se defiende en el libro ya está suficientemente representada y que no cabe su participación, la biblioteca organizará un debate público, en un futuro y en una fecha por determinar, sobre este tema en el que esperamos contar con su participación.

Espero su comprensión y siento de veras la difusión que ustedes han realizado del acto.

Gracias y un saludo

firma[1]»

Del supuesto censor, el consejero de Educación Ángel Felpeto hablaremos luego. Ahora centrémonos en el `ejecutor´ de la orden ilegal, Jorge Gómez, responsable de la dirección de la Biblioteca provincial, como decimos, dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.

El mail de este funcionario de la consejería de Educación es un compendio de contradicciones y sumisión política ideológica, lo que es una incongruencia, pues si existen los empleados públicos es para aplicar y defender los derechos constitucionales con profesionalidad e independencia del poder político. O lo que es lo mismo, para impedir que el poder político contamine los servicios públicos y evitar que el caciquismo pueda instalarse de nuevo.

Dice Jorge Gómez que “he recibido instrucciones por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, de quien depende la Biblioteca Pública, en el sentido de no permitir una presentación unilateral del libro”. Es decir, con admirable docilidad y sumisión al poder político, anuncia a los promotores de la presentación de un libro que nanay, que sus jefes políticos han decidido censurarlo porque no les gusta.

Si la misiva de Jorge Gómez, repetimos, ocupante de la plaza de director de la Biblioteca provincial de Guadalajara, hubiera acabado aquí, este artículo de opinión se habría centrado en decir que debiera haber luchado más para defender su autoridad y profesionalidad y haber exigido al equipo censor de la consejería de Educación que diera la orden por escrito para no quedar él como un Torquemada o, lo que es peor, como “cagancho en Almagro” por desdecirse de la autorización que él mismo había concedido.

Pero no, este empleado de la consejería de Educación y Cultura de la Junta no solo cumplía sin rechistar las órdenes sectarias recibidas desde la cada vez más ideologizada consejería de Educación castellanomanchega, sino que a tenor de lo que continuaba diciendo en su mail, las cumplía a gusto y convencido ideológicamente. Lo cual ya es un grave problema, más teniendo en cuenta el cargo de dirección de una biblioteca pública que ocupa.

Porque, tras cargar sobre las espaldas de la consejería la responsabilidad de la orden ilegal y prevaricadora de prohibir la presentación de un libro, Jorge Gómez dice que dado “que las opiniones vertidas en el libro pueden considerarse ofensivas o calumniosas hacia determinados colectivos, lo que hace indispensable que estos pudieran tener la misma oportunidad de expresar sus ideas y contrastar su visión sobre el tema expuesto”, los organizadores han de invitar al acto a representantes de todos esos colectivos.

Vamos a ver, Jorge Gómez, cuando alguien solicita presentar un libro que no está prohibido, que no insulta a nadie, –¿Opinar de forma diferente es ofender y calumniar a los que no piensan como tú? ¡Qué piel más fina tienen algunos!-, que no amenaza a nadie, que no va contra los principios constitucionales y derechos humanos, que simplemente tiene una opinión diferente de un tema de actualidad, la ideología de género, no está obligado a llevar como ponente a nadie más que al autor del libro. Y a quien le plazca. Faltaría más. Me he tomado la molestia de consultar el programa de la biblioteca provincial de los últimos meses, editado por el propio Jorge Gómez, y puedo asegurar que en todas las presentaciones de libros solo va como ponente el autor y quien este decide.

Luego, serán los asistentes al acto quienes, al final, como se hace en todas presentaciones de libros, podrán preguntar al escritor sobre cuestiones relativas a su obra, a su trayectoria literaria… Yo mismo he presentado en determinados foros como bibliotecas, centros educativos, librerías como la FNAC, etc los cinco libros de los que soy autor, así como una docena más de otros escritores amigos míos y siempre ha sido así.

Diferente es cuando se organizan debates. Entonces, se trata de que haya diferentes puntos de vista. Aunque no siempre, por lo que respecta a esta biblioteca: por lo que he visto en su programa de los últimos meses determinada ideología está sobrerrepresentada respecto de otras.

Presentar un libro es como bautizar a un hijo, incluso si se trata de uno de esos `bautizos civiles´ tan de moda hoy día: se trata de dar a conocer a la sociedad, a la familia y a los amigos la llegada de un nuevo miembro, para que todos lo conozcan, lo cuiden, lo apoyen y sepan quién es.

Sin embargo, a partir de ahora, según las sectarias teorías de este director que acata las órdenes de censura dimanantes de la consejería de Educación y Cultura de la Junta, ¿tendremos que invitar a los bautizos de nuestros hijos a los vecinos con los que nos llevamos mal, a los familiares con los que no nos hablamos y a los compañeros de trabajo con quienes no salimos ni a tomar café porque no los soportamos? ¿Verdad que no? Pues presentar un libro en sociedad es lo mismo.

Sigamos con el incomprensible y embrollado mail de Jorge Gómez a los organizadores de la presentación del libro. Dice que “se entiende que en este caso no se dan las condiciones de pluralismo necesarias para afrontar dicho debate en un espacio público como la biblioteca”.

¿Pero qué debate, Jorge Gómez, qué debate, si te han pedido solo unos metros cuadrados de biblioteca para presentar un libro, no un debate? No es tan difícil de entender. ¿O es solo una excusa esa confusión semántica? Y eso, por no hablar de que “esas condiciones de pluralismo”, repito, no las he visto yo en multitud de actos que figuran en el programa de dicha biblioteca y al que cualquiera puede acceder a través de Internet.

Pero el colmo del cinismo y de las contradicciones no acaba aquí, puesto que el siguiente párrafo es todo un compendio de inexplicable desfachatez intelectual e ideológica que ofende incluso a niños de Primaria. En su respuesta a los organizadores del acto, Jorge Gómez dice que ya hay programado un debate sobre la ideología de género en la biblioteca y que le va a pedir a sus organizadores, el Club de Debate, que al mismo pueda asistir alguien que sea crítico con esa ideología. Pero, eso sí, dejando bien claro que “en el caso de que los organizadores de dicho club, en su autonomía, entendieran que el punto de vista que se defiende en el libro ya está suficientemente representada y que no cabe su participación…”… O, lo que es lo mismo, ustedes han de invitar a alguien que esté en contra de sus teorías a sus presentaciones, pero en los debates que se organizan sobre este tema en el club de la biblioteca, ustedes pueden no ser invitados. Muy ecuánime todo, sí señor.

Pero si grave es la postura del director de la Biblioteca provincial, que debiera ser un lugar sagrado para la libertad de expresión y difusión de ideas, opiniones y contenidos, peor aún es la del responsable de la consejería de Educación que, según Jorge Gómez, le dio la orden de vetar la presentación del libro.

Algún amigo mío algo `conspiranoico´ me ha intentado convencer de que seguramente la orden no venía de la consejería de Educación, sino del Instituto de la Mujer, dirigido por Araceli Martínez, única alcarreña que queda ya en el Consejo de Gobierno regional, tras el fulminante y aún no explicado cese de Reyes Estévez y el inesperado fallecimiento de Elena de la Cruz. No creo yo que interviniera Martínez, ni siquiera aunque se lo susurrara al oído la exedil azudense que en su día pretendió vetar una zarzuela de leyenda solo porque a ella le parecía `machista´ -la ignorancia es muy atrevida-. De haber sido así, el lenguaraz director de la Biblioteca provincial lo habría dicho así. Y lo que dice es que el veto lo ordenó la consejería de Educación.

Pues bien, no se puede ser consejero de Educación y Cultura y ordenar la censura de un libro en una biblioteca pública solo porque el contenido de ese libro no le gusta a él o a sus amigos, los colectivos delneofascismo de género. El propio Felpeto, en un alarde de hipocresía solo comparable a aquellos antiguos curas de posguerra que decían aquello de “haced lo que yo diga, no lo que yo haga”, publicó el pasado 23 de abril un artículo en los medios regionales en el que, en conmemoración del Día del Libro decía textualmente:“No resulta extraño, pues, que algunos de los episodios de la historia teñidos de intolerancia y de barbarie se hayan asociado, simbólica y estratégicamente, con la quema y la prohibición de libros”.

La información en ver EL HERALDO DEL HENARES

¿Y cómo definiría usted, consejero de Educación y Cultura, la prohibición de un libro en la Biblioteca provincial de Guadalajara, dependiente de su consejería? ¿O es que unos libros sí se pueden vetar y otros no? Tiene que dar una explicación o será conocido como “Felpeto, el censor”.

Vivimos malos tiempos para la libertad de expresión. La censura de este libro es solo un granito más de arena en la construcción del muro orwelliano que el sectarismo ideológico de una izquierda rancia y totalitaria está levantando a nuestro alrededor para tenernos cada día más controlados. Y lo peor es que la mayoría de empleados de medios de comunicación callan y miran para otro lado. Algunos solo montan en cólera si les tocan su cuenta corriente; pero si un colega es censurado por sus superiores de la Agencia EFE por publicar informaciones veraces que no gustan a determinados cargos políticos, simulan no enterarse. La cuenta publicitaria a fin de mes es lo que cuenta y eso de la libertad de expresión, ¡bah, qué pereza!

La información en ver EL HERALDO DEL HENARES

La sociedad no calibra bien lo que nos estamos jugando día a día con estas batallas perdidas. Censurar un libro, un artículo, un ensayo, una obra de teatro, una película, un cómic… por el simple hecho de que tiene una opinión diferente a la nuestra, es una traición a nuestra democracia y un pasito más de vuelta a la noche oscura. Es lo que yo denomino el “franquismo sociológico” que impregna a la sociedad española y que tan bien domina la izquierda.

Yo no conocía el libro de marras vetado en la Biblioteca provincial de Guadalajara. Solo tras ser censurado tomé interés y le eché un vistazo. No dice nada que no se haya dicho o escrito en otros muchos foros de oposición a la ideología de género. Censurarlo es una gran torpeza política e intelectual que solo muestra el talante autoritario de quienes lo prohíben y que, al contrario de lo que pretenden, solo consiguen darle mucha más relevancia.

Al paso que vamos, con estos apóstoles del neofascismo de género, se recuperarán los censores franquistas de los 60 para ver si libros, películas, cuentos, artículos periodísticos, etc, pasan el filtro ideológico y pueden ser mostrados al público. Ya han empezado a depurar autores, libros y películas del pasado que no se ajustan a sus fascistas roles preestablecidos de género. Si los que amamos la libertad, por encima de diferencias ideológicas, no hacemos frente a esta nueva dictadura, legaremos a nuestros hijos el pútrido universo orwelliano de 1984.

Elena de la Cruz

El pasado 4 de abril, de forma sorpresiva y casi fulminante, fallecía en el Hospital de Toledo la política alcarreña Elena de la Cruz. Había sido ingresada apenas unos días antes cuando comenzó a sentirse mal en el transcurso de un pleno en las Cortes regionales, mientras se encontraba en el uso de su palabra como consejera de Fomento. Aunque al principio se informó desde su entorno político que se trataba de un desvanecimiento provocado por las cervicales, EL HERALDO DEL HENARES ya adelantó que se trataba de algo más grave, como, desgraciadamente, finalmente se confirmó.

El fallecimiento de un ser querido provoca que familiares y amigos entren en una especie de estado de shock, especialmente si el finado es una persona joven y relevante, como era el caso de De la Cruz. De ahí la reacción de cariño y simpatía que hacia la figura de la desaparecida se generó en ese instante. Al igual que pasó unos días después con el fallecimiento de otra política joven y relevante, como Carmen Chacón, la muerte de De la Cruz unió en el duelo a unos y otros, independientemente de colores, afinidades e ideologías. Por unos días se olvidaron rencillas y desencuentros. Eso es lo que diferencia al ser humano del resto de especies animales sobre la Tierra: somos capaces de empatizar con el dolor ajeno, ponernos en su lugar y respetar el dolor de los allegados.

Dicho lo anterior, nos parece que desde el Gobierno regional, del que formaba parte De la Cruz, se han tomado una serie de decisiones que ensombrecen estos acontecimientos y no dejan en buen lugar a su presidente, García Page.

En primer lugar, fue sorprendente e innecesaria la rapidez con la que el jefe del Ejecutivo castellanomanchego hizo el relevo en la consejería de Fomento solo dos días después del funeral de la fallecida.

https://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=34192

Sí se actuó correctamente cuando se designó al vicepresidente primero de la Junta, José Luis Martínez Guijarro, para desempeñar en funciones las competencias de De la Cruz mientras esta se debatía entre la vida y la muerte en el hospital toledano. Pero, una vez fallecida esta, no aportaba nada nombrar con tanta premura a su sucesora apenas 48 horas después del funeral. No solo no daba la impresión de “normalidad” institucional designar a su sucesora cuando aún se escuchaban las plegarias por su eterno descanso, sino, al contrario, dejaba entrever una impaciencia excesiva por cerrar una etapa política para abrir otra.

Intentar luego demostrar que se echaba mucho de menos a la “compañera” y, con una rapidez también pasmosa que para sí quisieran los miles de castellanomanchegos en sus pleitos con la Junta, decidir que a partir de ahora la Escuela de Arte de Guadalajara, en donde De la Cruz impartió clases y fue en algunas etapas su directora, va a llevar su nombre suena a tapar un error con otro.

Argumentaba el presidente de la Junta que se había “hecho eco del llamamiento “multitudinario” (sic) por parte de los alumnos y del conjunto de la comunidad educativa de la Escuela de Bellas Artes de Guadalajara. Si tenemos en cuenta que De la Cruz falleció el día 4 de abril, fue enterrada el día 5 y el día 7 comenzaban las vacaciones de Semana Santa hasta el martes 18, y que este anuncio se hizo el jueves 20, significa que en apenas tres días hábiles hubo un “llamamiento multitudinario” que se hizo llegar a la Junta y en 24 horas García Page tomó la decisión y la comunicó.

¡Hombre, un poquito más de seriedad vendría bien para este tipo de declaraciones! Y, sobre todo, un poquito más de franqueza y sinceridad. El supuesto `buenismo´ de hacer recaer en caliente este tipo de decisiones sobre la comunidad educativa lo que pretende es hurtar el debate político sobre la idoneidad o no de la nueva denominación. Es decir, pretende evitar que una eventual alternancia política en el Gobierno regional conlleve el cambio de placas y sellos, como ocurrió con la denominación de la antigua piscina municipal de Guadalajara,`Sonia Reyes´, que algunos aún no han digerido.

Y es que, nominar cualquier infraestructura pública con personajes de reconocido calado político no dice nada positivo a favor de quien toma la decisión, quien estaría deslegitimado para protestar ante la decisión contraria.

La Escuela de Arte de Guadalajara tuvo en Elena de la Cruz una buena profesional entre sus paredes. Y una de sus aulas, incluso, podría llevar su nombre. Pero tomar el todo por una parte, obviando los grandes nombres guadalajareños de las bellas artes nos acerca más al sectarismo político que al debido respeto y recuerdo pacífico que se merece esta mujer que nos dejó tan pronto y tan sorpresivamente.

@HeraldodelHenar

Acerca de Roberto Mangas Morales

Periodista y escritor. Director de EL HERALDO DEL HENARES. El periodismo como fin, nunca como medio…

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