El pacto de Emiliano García Page con Podemos ha pillado a más de uno, que no a todos, por sorpresa. No tanto por la deriva radical del reelegido secretario general de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, sino por la línea política seguida por Page, hasta hoy, de negarlo una y otra vez, y que no vamos a repetir porque no hace falta más que ir a google y dar un click.
El jefe del Ejecutivo castellano manchego, que a este mismo periodista le aseguró en un debate televisivo que “no me voy a volver loco, no voy a pactar a cualquier precio para mantenerme en el poder”, el mismo político que prometió no presentarse a la reelección si Pedro Sánchez volvía a la secretaría general del PSOE… ofrece ahora la región en magno sacrificio y sin bandeja de plata al tándem picapiedra, Pedro y Pablo, para ver si el experimento funciona y poder trasladarlo al ámbito nacional.
Es cierto que no debemos creer nunca a la mayoría de los políticos. No solo porque nunca cumplen lo que dicen, sino porque son políticos precisamente por su capacidad para mentir. Y menos a quienes han hecho de la política una fructífera y rentable profesión, de la que no pueden apearse por no tener un asidero profesional externo en el que refugiarse. Pero lo de García Page con su pacto sorpresivo y obligado con Podemos es un capítulo aparte que algún día se estudiará en las facultades de Políticas, si es que esta carrera universitaria no se extingue antes por la inanidad de sus planes de estudios, como ejemplo supremo de cinismo que eleva a la categoría de anécdota El Príncipe, de Maquiavelo. Eso sí, con peor literatura.
Nadie con dos dedos de frente se puede creer que el pacto Page-García Molina se ceñirá a una vicepresidencia y a una consejería florero. Ni los más optimistas. Podemos “no entra en los gobiernos para ser absorbidos” por el PSOE, como bien reconoció David Llorente, sino para cambiar de arriba abajo las viejas políticas, como ellos dicen. Está en su ADN, como acaba de señalar García Molina. Podemos, por tanto, entra en el consejo de Gobierno regional para, desde dentro y por la fuerza de sus dos escaños y la debilidad de Page, imponer sus tesis. “Gobernamos con el PSOE, pero nunca para el PSOE”, ha dicho su secretaria de OrganizaciónMaría Díaz tras aprobar sus bases el pacto entre ambos partidos.
Podemos, por tanto, entra en el Gobierno para, como en Madrid o Barcelona, desarrollar su programa e ideología totalitaria y extremista, aunque gobierne en minoría. Saben de la debilidad política del PSOE que aceptará cualquier cosa por muy perjudicial que sea para el conjunto de la sociedad antes que ser acusado de “echarse en manos del PP”.
Por eso, teníamos dudas en el titular de hoy: Manchalucía o Manchazuela. Es cierto que los dos consejeros de Podemos en el Palacio de Fuensalida no dudarían en convertir esta región en una mala copia del antidemocrático régimen bolivariano, pero el todavía freno constitucional solo les permitirá llegar a consentir un régimen corrupto y clientelista como el de los ERE´s andaluces. Caminaremos, por tanto, una vez más, en la dirección equivocada. Se perpetúa el error de la Transición de unir artificialmente Guadalajara a la Mancha en vez de a su opción natural, Madrid. Ello hubiera significado más libertades, más empleo, más renta per cápita, menos fracaso escolar, mejor sanidad y mejores servicios sociales… Sin embargo, Page mantiene el engaño y el error y sigue optando por todo lo contrario.
Para ello, para poder mantenerse en el poder, tendrá que destinar todos los recursos públicos a crear una amplísima red clientelar parasitaria que le garantice el voto comicios tras comicios. Da igual que los impuestos con un régimen socialista sean diez veces más altos que en Madrid, da igual que el paro duplique al de otras comunidades, da igual que cuando un abuelo se muera la casa se la quede la Junta de Andalucía porque los nietos no puedan pagar el escalofriante impuesto de Sucesiones que rige en esa Comunidad… Todo ello da igual: el voto cautivo determinará comicios tras comicios quién sigue al frente.
Reconstruyendo la región
Es el mantra socialista actual que se repite para sus afines: Page está reconstruyendo la región tras el paso de Cospedal por la Junta. Ahora entiendo cuando, en mayo de 2011, un ya exalto cargo del PP comentaba en voz baja a todo el que quisiera oírle que lamentaba el triunfo in extremis de la albaceteña en 2011. Decía, entonces, que la hecatombe financiera en la que el socialista Barreda había dejado las arcas públicas era de tal calibre que hubieran deseado que fuera él el quien gestionara la ruina. De esa forma, decían, los ciudadanos hubieran comprobado el plan oculto del programa electoral del PSOE-CLM aquellas elecciones. Un plan que, decían, dejaba en pecata minuta los brutales recortes sociales llevados a cabo en mayo de 2010 por Zapatero, muchos de los cuales, gracias a la excelente propaganda de la izquierda, ya se han olvidado.
Pues bien, tras cuatro años resucitando con fuertes descargas eléctricas el cadáver insepulto de la región y cuando esta empezaba a dar señales de vida y a moverse por sí misma, García Page retoma el poder para los socialistas gracias al apoyo de Podemos y en vez de mantener el tratamiento que ha devuelto el pulso a la región, se echa en manos de quienes no tienen otra intención que practicarle la eutanasia en vida… Y sin anestesia.
Prepárense queridos lectores para brutales subidas de impuestos que no tendrán otro fin que, como decíamos en el epígrafe anterior, mantener subvencionado el voto cautivo que les garantizará ganar las próximas diez elecciones autonómicas. Aunque el barco se hunda…
Regreso al futuro
Portada del diario El Mundo. Un día cualquiera de la pasada semana. Estos titulares están en la misma sección: “PDeCAT pide cambios en la ley de Memoria Histórica para anular juicios franquistas”; “Sevilla inicia los trámites para sacar los restos de Queipo de la Macarena”; “Aragón aprueba pedir la derogación de la Ley de Amnistía de 1977”; “Anulada la orden de detención de Martín Villa [por los disparos de la policía que acabaron con la vida de 5 manifestantes en 1976]”… Todos, repito, el mismo día y en la misma sección: España.
A su vez, en Guadalajara, la noticia esos días era la exhumación de los restos de un represaliado por la Dictadura franquista y la polémica generada por la tasa municipal que se le pasó al cobro a la familia. Esta tasa provocó el rechazó de toda la oposición municipal, incluido el socio de Gobierno del PP, Ciudadanos, del que, en estos temas, la mayoría de las veces no se sabe si va o viene en este déjà vu incomprensible para un supuesto partido liberal, moderno y occidental.
Que una familia pida la recuperación del cuerpo y la restitución del buen nombre de sus seres queridos, represaliados por una u otra de las dos facciones asesinas que se odiaban a muerte en la Guerra Civil española no deja de ser natural y justo. Pero ceñir la agenda política de 2017 a los años 30 del siglo pasado no solo denota una grave carencia de ideas y proyectos de futuro para los actuales 45 millones de españoles, sino que muestra una muy limitada capacidad intelectual de buena parte de la clase política.
En este querido nuestro país, al que solo le reconocemos los méritos cuando salimos fuera de él y nos damos cuenta de que es el mejor país posible en el que podríamos haber nacido y vivido, con sus defectos, muchos, y virtudes, más, no cabe ni un tonto más.
Mientras en Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, EEUU…, por citar algunos ejemplos en los que debiéramos fijarnos, miran hacia el futuro buscando mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, en España buena parte de la clase política no hace más que darle vueltas al motor del Delorean a ver si encuentra el condensador de fluzo con el que devolvernos al 14 de abril de 1931. Y, lo que es más grave, con conocimiento pleno de que si eso ocurriera, el destino no sería diferente a como lo fue entonces.
Del “refuyis güelcom” al “refuyis gou tu guadalajara”… sin mover una sola pestaña
En la fachada del Ayuntamiento de Madrid, gobernado por Ahora Madrid, pende desde hace dos años una pancarta que reza “Refugees Welcome”, en supuesta solidaridad con los cientos de miles de personas que han huido de la guerra en Siria y que malvivían en condiciones infrahumanas en campamentos de refugiados de media Europa.
Pues bien, a la primera oportunidad que han tenido de demostrar que de las palabras a los hechos no hay un trecho, sino voluntad… esta se ha quebrado: los 81 refugiados sirios que se hacinaban en un campamento de mala muerte en los alrededores de la M-30 madrileña han sido realojados por el Gobierno de Rajoy en dos hoteles de Guadalajara y Azuqueca de Henares.
Ahora vienen las excusas: que si las competencias no son municipales, que si no tenemos suficientes medios para atenderlos (¿…?), que si… Lo de siempre: los reyes de las falacias y la demagogia. Pero cuando hay que bajar al barro de la realidad, la culpa siempre es de los demás. En fin…
@HeraldodelHenar