Sin lugar a dudas, la llegada de Internet a nuestras vidas hace apenas un par de décadas ha provocado una serie de cambios tan vertiginosos y repentinos, que aún no hemos logrado asimilarlos por completo. En ese terreno, la economía es uno de los sectores que más ha revolucionado sus formas y que encuentra tensiones constantes con las legislaciones locales, las cuales muchas veces no logran adaptarse al mismo ritmo que la sociedad y la innovación tecnológica. En la siguiente nota, te comentaremos todo lo que debes saber al respecto.
Para aquellas personas que nacieron a principios de la década de los 90’s o antes, el rumbo que ha tomado el mundo puede llegar a resultar sorprendente. Si alguien hace apenas un puñado de décadas nos hubiera planteado el escenario en el que nos encontramos en la actualidad, de seguro hubiéramos pensado en una película futurista. Sin embargo, el futuro ha llegado y debemos acostumbrarnos a él. La economía, en ese mismo sentido, es uno de los sectores que más cambios ha sufrido en este último tiempo, lo que sin dudas genera tensiones con las legislaciones gubernamentales. De esta manera, se plantean desafíos para los empresarios grandes y pequeños en el mundo 2.0.
Sitios como Amazon cambiaron la forma en la que consumimos productos y servicios. Con solo un par de clics, todo lo que deseamos puede llegar a la puerta de nuestro hogar. Esta tendencia que empezó a darse a principios de este siglo, ahora puede encontrarse en distintos rubros de la economía: transporte, salud, casinos y juegos de azar y mucho más. La ferviente digitalización de nuestra vida cotidiana plantea un gran desafío para los gobiernos nacionales y regionales,ya que o siempre logran adaptarse a la velocidad que la sociedad o el mercado les reclaman. En esa suerte de mala coordinación, muchos negocios se ven frustrados o limitados, algo que por supuesto no genera el mejor clima.
Sin ir más lejos, si se revisa la agenda de las últimas grandes reuniones macro económicas del mundo, un claro eje de discusión es ver cómo será la economía del futuro, qué desafíos plantea y cuáles tienen que ser los objetivos mundiales para poder implementar un crecimiento sustentable y responsable. Para ello, claro, se necesita pasar por la burocracia gubernamental, por lo que el compromiso de los dirigentes políticos para dar respuestas a las demandas de la sociedad resulta más que clave.
Las regulaciones económicas, impositivas y productivas deberán entender que el mundo ha cambiado en estos últimos años y que se necesitan leyes que, además de regular y controlar, también tengan en cuenta las particularidades del nuevo escenario económico mundial. Con la innovación como estandarte, las legislaciones deberán poseer una mayor flexibilidad que en vez de limitar el crecimiento, ayude a fortificarlo. Sin dudas, este será uno de los debates guía de cara al futuro: cuando los países potencia y las economías emergentes definan su futuro cercano, no podrán evitar hablar de la nueva economía 2.0.