El apagón venezolano es real, pero es sintomático e indignante. El jueves 7 de marzo, un apagón masivo dejaba sin luz gran parte del país. Durante varios días, siguió sin normalizarse.
El apagón lo padece la gente, y deja sin luz donde más se necesita…en los hospitales. Médicos, farmacéuticos y enfermos se han visto desbordados. Según la gente, el 80% de los equipos médicos están inoperativos. La muerte, con ser terrible, no es lo peor. El apagón es la imagen de la descomposición de una nación. El desabastecimiento no es de ahora, ni es solo energético.
Que las calles son el lugar «donde la gente pelea por un sitio para morir» se ha podido ver desde cualquier lugar del mundo. La imagen de una madre caminando con su hija muerta, por falta de servicio eléctrico es desgarradora. La hija que sostiene, tenía 19 años, y pesaba… 10 kilos. «La policía me dejó en la puerta y la doctora me dice que no pueden atenderla, porque no hay nada». Algo que avergüenza al mundo, pero no conmueve a los políticos.
No es que no haya luz. Es que no hay ni agua, ni alimentos, ni medicinas. Ni nada de nada. Hay apagón y muerte. Pero la muerte tampoco es paz. No hay paz ni en los cementerios. Allí continua el horror. «Hubo un tiempo en que dentro de los cementerios de Caracas podías enterrar en paz a los muertos. Actualmente, no: si evitas jugártela, lo más prudente es que salgas por pies del camposanto y abandones el ataúd de tu ser querido a su suerte…Que alguien se lleve los zapatos, la ropa o, en cualquier caso, descuartice el cadáver para sacar provecho de sus huesos en el mercado negro y creciente de la santería… «Lo único democrático que existe en Venezuela hoy es el hambre y la muerte» Escritora venezolana Karina Sainz Borgo.
¿Puede sorprender que si las cosas son así, algún exiliado se haya traído a España, algún ser querido para que pueda descansar aquí en paz?
«La tierra de oportunidades que fue durante años punta de lanza del desarrollo de América Latina, hoy vive la peor crisis humanitaria de sus 200 años de historia republicana»
Las autoridades políticas han hablado de sabotaje o ciberataque. Pero la Asociación Venezolana de Energía, ha reconocido que fue un simple incendio por la maleza muy alta, lo que destruyó las líneas de transmisión de la principal hidroeléctrica. Los sucesivos apagones han sido el resultado de la inestabilidad y la fragilidad del sistema eléctrico y el deterioro de la estructura existente, según el ingeniero W. Cabas.
Por supuesto se suspendieron las clases, y los trabajos de los funcionarios públicos, por lo menos hasta el miércoles hasta el 13 o 14. Pero todo fue a peor.
Sin energía, se pierden los alimentos que necesitan conservarse en frigoríficos. No hay teléfono, ni Internet. Afectó al aeropuerto de Maiquetía. Ni se podía volar ni siquiera hacer reclamaciones.
Tal vez Venezuela necesitaba más electricistas que mediadores.
Cierto que Guaidó ha declarado el estado de emergencia o de alarma. Pero tal vez nadie esperaba que la situación se prolongara más de un día o dos.
1.- De la oscuridad al saqueo, con impunidad, solo hay un paso.
El mega-apagón se prolongaba. En las principales ciudades reinaba el caos. Al amparo de la necesidad y el apagón han proliferado los asaltos y saqueos, a supermercados, panaderías, centros comerciales, farmacias, y almacenes. La desesperación y el vandalismo han desvalijado lo que encontraban, incluso los camiones cargados de bebidas. Muchas contando la impunidad policial.
El caso es que sin contar aún con un balance general de la situación, se habla de unas pérdidas millonarias, en dólares.
2.- Apagón humanitario de la Humanidad entera.
Y mientras, Maduro enviando petróleo a Cuba. Como siempre. ¡100.000 barriles de petróleo al día! ¡Pura normalidad! Pero el régimen, impide que llegue o sabotea en la misma frontera, la ayuda humanitaria. ¿Hasta cuándo?
Lo más indignante, visto desde fuera, es el apagón humanitario de las naciones del entorno y de Naciones Unidas. Ni la ONU, ni las naciones libres y amigas, han hecho casi nada. Venezuela lleva tiempo sufriendo un apagón de humanidad, de la Sociedad Internacional. No es ceguera, porque cualquiera puede verlo. Es cobardía, y falta de sensibilidad para atajar el problema.
La Conferencia Mundial de la Crisis Humanitaria en Venezuela, que ha tenido lugar este jueves en la sede de la OEA, se inició con un duro video que resaltó la necesidad de la ayuda internacional para paliar la situación que viven sus ciudadanos.
El miedo político ha sido y es mucho más fuerte que el grito de dolor de millones de venezolanos. ¿Cuándo se va a comprender que los ciudadanos de un país, son primero seres humanos y no se les puede ni olvidar ni abandonar? En Venezuela, en Haití, en Sudán del Sur, en Yemen, o en cualquier lugar del Planeta, están muriendo millones de personas, como usted o como yo.
Venezuela padece la mayor Crisis Humanitaria en 200 años. Además se están produciendo «crímenes de lesa humanidad». La exfiscal del Estado, Luisa Ortega, exiliada en Colombia, ha hecho pública alguna fotografía, enviada a la Corte Penal Internacional de La Haya con el informe «que certifica la ejecución de un grupo de venezolanos a manos de funcionarios y paramilitares, y añade: «La evidencia no deja ninguna duda que lo ocurrido con Óscar Pérez y su grupo es un crimen de lesa humanidad».
La sociedad civil, o los ciudadanos de a pie en el bar, se preguntan ¿cuántas muertes más, cuanta hambre y desesperación será necesario poner sobre la mesa para que el Mundo despierte y actúe?
3.- ¿Debe primar la neutralidad o el rescate a las personas?
No nos engañemos: los derechos humanos y el orden internacional, no son antagónicos.
El respeto a la neutralidad y la no injerencia ante conflictos armados, como pudo ser el caso de España, durante la Segunda Guerra Mundial no se puede alegar en el caso de Venezuela. No hay dos estados diferentes en armas y apoyar a uno, sería violar el principio o el estatus de neutralidad.
Se trata de un país donde se están cometiendo «crímenes de lesa humanidad» por la dictadura chavista dominante, sin estar en guerra. Cuando los caminos de la mediación y de los avisos internacionales no surten efecto, o se sigue mirando hacia otra parte o se actúa.
«Quienes hoy usurpan el poder despilfarraron y saquearon al país durante 20 años dejando una huella de crisis y miseria», denunció la oposición. «El mundo no puede ser indiferente».
Estamos ante un nuevo clima internacional que descansa sobre el reconocimiento y defensa de los derechos del hombre y no del Estado. Como en su día afirmaba el profesor G. Peces Barba: «La lucha por la paz pasa por la necesaria internacionalización de los derechos humanos».
En consecuencia, no se trata de que las naciones se inhiban cuando el ser humano está siendo aniquilado, sino que «lo que realmente importa es mejorar y perfeccionar la tutela de los derechos humanos en el ámbito de la comunidad internacional».
Se trata de aunar los conceptos de humanidad y de solidaridad; no en las aulas, sino aquí y ahora.
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Si la ONU, no actúa para defender a los ciudadanos, cuyos derechos humanos están siendo violados, -y primero de ellos es la vida-, al resto de la Comunidad Humana le asiste el derecho a defender la vida de esos humanos oprimidos. Basta de hipocresía y de ceguera con el dictador.
La exiliada venezolana Sainz Borgo, es muy clara: «Lo que reprocho a la izquierda europea es haber blanqueado hasta hace poco la imagen de quien implantó el régimen, como hicieron con Castro o con Stalin en el siglo XX».
Mientras sigan interesadamente diciendo que los venezolanos comen 3 veces al día y tienen de todo, seguirán participando en el «apagón de la humanidad», sin decirle a Maduro que se vaya.
Elisabeth Kübler Ross psiquiatra y escritora fallecida en 2004, dijo acertadamente: «las personas son como las vidrieras, deslumbran y brillan cuando sale el sol, pero cuando sobreviene la oscuridad solo se revela su verdadera belleza si hay luz interior».
4.- El Norte en llamas.
España política está en llamas. Pero en el Norte geográfico, Asturias, Cantabria y el País Vasco, los pirómanos incendian, queman el paisaje, destruyen el hábitat de muchas especies, arruinan naturaleza. Los cientos de fuegos simultáneos, no dejan lugar a dudas. El año pasado sucedió lo mismo en el noroeste, en Galicia.
Y en León, hoy mismo. Lo cuenta el televisivo Jesús Calleja. «Estaba con mi amigo Yesbil en bici y nos topamos con 6 focos de incendio perfectamente organizado, haría 15 minutos que los prendieron, conseguimos apagarlos y evitar un desastre en este bosque de León»: Les ha dicho a los pirómanos: «Sois de los seres más despreciables».
Algo o alguien ha alertado a los jóvenes. Tal vez el 15 M. Han salido esta semana a defender el Planeta. «Sin Planeta no somos nada», «Nos estáis robando el futuro». ¿A quién se dirigen?
No se trata de convertir a cada ciudadano en «vigilante o delator» de los pirómanos. Si los políticos de esas autonomías y/o los gobiernos llevaran una ley al parlamento, para que » los pirómanos», fueran condenados a una pena permanente revisable, según la cual desde el primer día, después de la sentencia, comenzaran a plantar y reforestar lo destruido, se lo pensarían.
Hay que valorar lo que tenemos y hacer que lo valoren. Incentivar la educación, el respeto y aprecio por la naturaleza.
Pasar 3 o 4 años a la sombra, alimentando con los impuestos de todos, a quien destruye el ecosistema en que vivimos, es una provocación, no una condena proporcional al daño causado.
Los pirómanos, han puesto en riesgo la vida de bomberos, policías, ejército, de los ciudadanos y sus bienes, además de árboles y especies animales. ¡No se puede jugar con fuego, y encima premiar a quienes destruyen el patrimonio y el futuro del Planeta! ¡No se puede alentar el terrorismo ecológico! ¡Hay que rescatar la ética y la ley para defender el Planeta de todos!
José Manuel Belmonte