Tras firmar Japón su rendición y acatamiento a la Declaración de Potsdam, en agosto de 1945, EEUU tomó el control del país hasta 1952, cuando entró en vigor el Tratado de San Francisco, firmado un año antes y que ponía fin a la ocupación. Durante siete años, fuerzas militares norteamericanas, y algunas pocas de potencias aliadas como Australia o Reino Unido, se encargaron de dirigir la transición política de la isla estado, reconstruir su economía e implementar la filosofía americana de democracia occidental.
Fueron muchas las películas y libros que se escribieron en aquella década sobre este periodo histórico. Uno de los más conocidos fue ‘The Teahouse of the August Moon’, (La casa de té de la luna de agosto), obra de teatro del dramaturgo John Patrick, escrita en 1953, que tuvo un gran éxito de crítica y público en Broadway.
Por ese motivo, la obra se llevó al cine tres años después de la mano del director Daniel Mann con guion del propio Patrick. Quizá, la relevancia de sus protagonistas, Glenn Ford y Marlon Brando, además de su indiscutible calidad, es la que ha hecho que sea una película que aún hoy se sigue programando en algunas televisiones y cineclubs.
El argumento del guion es muy sencillo: el capitán Fisby (Glenn Ford) es enviado a una pequeña población japonesa para mostrar a sus pacíficos y tradicionales habitantes cuáles son los beneficios de instaurar una democracia. Ante la resistencia que encuentra entre los vecinos del pueblo a aceptar sus ‘loables’ intenciones, para intentar convencerlos el guion de Patrick nos deja una de las frases más icónicas de la literatura cinematográfica: “La democracia es un sistema de autodeterminación. Es el derecho a hacer la elección equivocada”.
El PSOE de Pedro Sánchez fue el partido más votado por los españoles en las pasadas elecciones del 28 de abril.