lunes , 25 noviembre 2024

Atalantar, tranquilizar, revitalizar, plantar.

           Con las manos abiertas, encallecidas y sin engaños hay que atalantar España, desde el campo, el medio rural, el bosque, la naturaleza; es decir, tranquilizar, calmar, serenar y hasta mimar, para dar esperanza y apoyar su futuro,  porque es de todos y para todos.

              1) El mundo y la cultura rural están en peligro.

          Hay campesinos por voluntad y otros que por diversas circunstancias huyen del campo.

            Sería bueno que, con sinceridad y con talante,- con buena disposición y abiertos al diálogo-, acercarse a la realidad del mundo rural, de la agricultura, del sector primario, del que todos necesitamos diariamente, y que han abandonado a su suerte desde hace demasiado tiempo, ciertas instituciones.

          Lo dicho, no es invención personal. Los datos están ahí. Nada que ver con las movilizaciones del cambio climático. Los agricultores han salido, en enero, a la calle en Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Madrid, etc. ¡Ellos no aguantan que se les ignore más! La economía agraria ha caído un 2,6% en 2019, según el avance de contabilidad nacional publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

         Los agricultores y ganaderos  se manifiestan porque viven momentos de alta tensión y denuncian que no se les paga un precio justo por sus productos.  Piden medidas. Según ASAJA: ¡No cubren gastos! Y tienen que hacer frente a un incremento en sus costes laborales, por la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

         Según Gay de Liébana: «Una ley no puede regular el salario mínimo, debe hacerlo el mercado», pero  ellos no cuentan ni para los políticos, ni para los medios de comunicación. ¡Van a peor! Respecto al trimestre anterior, el último trimestre del año, el PIB de agricultura, silvicultura -actividades relacionadas con el cultivo, el cuidado y la explotación de los bosques o los montes-, y pesca, ha retrocedido un 0,7%.

       Otros analistas coinciden: «La agricultura, que vive días de protestas por el incremento de sus costes laborales -singularmente por el alza del salario mínimo, detonante de las movilizaciones- y la imposibilidad de repercutirlo subiendo a la vez los precios, fue el sector en que más aumentó el paro en enero en términos relativos: un 6%» (El Mundo, 5-2-2020).

         No basta que los expertos digan que se está castigando al empresario agrario y a los agricultores, es que los datos están ahí. El empleo agrario, en puestos de trabajo, ha caído  en -2 y 2,1% en 2019 en asalariados y ocupados respectivamente. Para que se entienda mejor lo que eso supone: en ocupados 15.217 personas menos y en asalariaos 9.200 menos.  Todo ello, multiplica por 15 la media de los últimos años, según el Secretario de Estado de La Seguridad Social.

         Sin analizar ni escuchar, subir el salario mínimo, puede contentar a algunos. Pero la realidad está ahí, y ante las movilizaciones, dicen que la situación laboral en el sector agrario, en este mes de enero, ha sido una «sorpresa negativa» para el Gobierno.  Pero  en las pymes y en algunos sectores, dónde el salario mínimo lo pagan las pequeñas y medianas empresas,  -que representan el 98% del total-, «no es una sorpresa» es, una imposición  perjudicial.

      Si el empleo se hunde en el campo, habrá que analizar las causas. Se intenta desligar la subida del SMI de los precios, y se responsabiliza a las grandes cadenas de distribución, y al mal año de la aceituna. Desde Bruselas, Sánchez no ha querido bajar la tensión, desvía la responsabilidad: «las grandes distribuidoras tienen que hacer un examen, una autocrítica«. Las importaciones desde otros países de productos que aquí se producen y son buenos, y los aranceles que se imponen a nuestras exportaciones, no dependen ni de los agricultores, ni de las distribuidoras, sino de las relaciones de gobiernos internacionales o comunitarios.

        Por eso, el editorial de un diario es así de contundente: «El campo paga en empleo el precio de la demagogia. No se puede negar el impacto destructivo de la subida del SMI sobre el tejido laboral agrario. La desaceleración viene más fuerte de lo que se pensaba. Y solo realizando el diagnóstico correcto se puede diseñar una política económica capaz de prevenir los peores efectos de una crisis. Es cierto que enero es un mes tradicionalmente malo para el empleo, pero también lo es que este enero arroja el peor dato de paro desde 2014 y el peor dato de afiliaciones a la Seguridad Social desde 2013″.

       Y  un pensador sabio, dice;»la mejor política que uno conoce es la de no esperar a nadie y menos aún a los que quieren poder. Que es, por cierto, lo más lento y torpe que hemos inventado los humanos» (Joaquín Araujo).

          Dependiendo todos de la agricultura, no se puede ignorar, ni mentir ni posponer las soluciones del sector primario de la economía nacional. Gracias a la agricultura y ganadería, tenemos lo necesario para sentarnos a la mesa. Así que sería bueno atalantar, calmar con un poco de talante a quienes están inquietos y piden justicia, empezando por un justo precio para sus productos.

Productos agrícolas a la venta en un mercado

Sobre ellos han caído las grandes crisis: la del pepino, el tomate, la patata, la leche, las naranjas, el aceite y hasta las vacas locas. «El campo vacío no coincide con la España vacía» que debería mejor decirse «despoblada». No debería intentarse una solución política a la despoblación rural, para que las personas desocupadas de las ciudades puedan vivir con dignidad, aportando juventud y futuro para su familia y su entorno?

        2)  Cocinar y comer, sin desperdiciar comida.

         El siguiente paso, nos afecta a todos: apreciar lo que tenemos y no desperdiciar la comida.   

         Sabemos que casi 1.000 millones de personas en este Planeta pasan hambre. Igualmente cierto  es también que los humanos «desperdiciamos» una cantidad de alimentos, capaz de alimentar a 2.000 millones. No es un slogan publicitario, es la pura realidad.

Refugiados en Sudán del Sur. Fotografía de Médicos Sin Fronteras

        En muchos países las personas y los centros de distribución alimentaria están tomando conciencia, porque hay personas, que desde su infancia, sus padres o sus abuelos, les inculcaron que hay que apreciar la comida y no se puede desperdiciar.

        Aunque alguien piense que no tiene relación la paz con los alimentos, parece demostrado. En ese caso, la paz  dependería también de cada familia y cada persona. » Si cada niño, cada mujer, cada hombre tiene suficiente para comer, muchos de los conflictos mundiales cesarían». Lo ha dicho Selina Juul, una mujer rusa, que desde pequeña -en su casa no se daba por sentado tener comida al día siguiente- por eso ha tomado conciencia del problema y ha fundado un movimiento llamado Stop Spild Af Mad (Dejemos de desperdiciar comida). En Dinamarca, Stop Wasting Food es una organización de consumidores danesa que trabaja para la reducción del desperdicio de alimentos en la sociedad. Fue fundada en 2008 por Selina Juul, y actúa como líder y portavoz del movimiento.  También ha escrito un libro Mad Med Respekt (Comida con respeto).

        Según los expertos,  la producción de alimentos  es la 3ª causa de más emisiones de CO2. Pero también, tenemos que saber que «lo que cura y alimenta, es lo que está desapareciendo», el bosque y la naturaleza.

        Incapaz de frenar el desperdicio alimenticio, en España se tiran al año 1.300 millones de kilos  de alimentos a la basura. Y 8 de cada 10 hogares, reconocen que tiran alimentos comprados sin haber sido elaborados. Y sin embargo se comprometió a reducir el desperdicio de alimentos a la mitad en 2030. Así que estamos en espera de una ley específica,  pues el problema agrava las consecuencias del cambio climático.  Porque Francia, desde 2015, ya tiene una ley pionera, que prohíbe a los supermercados con una superficie superior a los 400 metros, tirar alimentos perecederos.

         Desde los países nórdicos, la lucha de Selina, sus charlas y sus intervenciones en los medios, de esta ciudadana (hoy danesa) está llegando a toda Europa y al mundo entero.  Tanto que, por su incansable labor ha sido  nombrada «Europea del año 2020».

           Aunque es posible que no lo crean, o se contenten con decir ¡cómo es posible!, la verdad es que, en la UE, se desperdician al año 88 millones de toneladas de alimentos. Esto no depende de las grandes superficies, ni de los políticos, sino de las familias y de cada uno.

         3) «Los sabios no sabemos vivir».

           Deberíamos acudir, con más frecuencia, a la gran Maestra de la Vida, en el aula abierta de la Naturaleza. Lo dice alguien que vive, pero de otro modo, porque está emboscado en la Naturaleza en uno de los enclaves más despoblados de España, y es un entrañable comunicador, porque es un cercano ser humano, que habla de lo que ha asimilado en el silencio. Merece la pena saber algo más de alguien que mima y vive de la naturaleza, en la naturaleza, en los espacios abiertos y en la luz.

        «Cuidar los árboles que son fuente de vida, sería hacer una humanidad más humana». Lo dice un militante del movimiento medioambiental,  que ha plantado con sus manos más de 25.000 árboles, ha escrito 116 libros sobre la Naturaleza, es columnista en varios periódicos, además de guiones y documentales, antiguo colaborador escogido por Félix Rodríguez de la Fuente en «El hombre y la Tierra«.  Por todo eso, es asiduo en los medios de comunicación para apoyar la idea de plantar un millón de árboles y animar a que se duplique el número de árboles en los municipios, o que se dupliquen los que hay actualmente en la Península.

         Nos referimos al incansable Joaquín Araújo, un naturalista y referente científico de la España rural,  que sigue sembrando sus tierras y dando de comer a los animales de su finca de 400 hectáreas en la comarca extremeña de Las Villuercas, donde vive desde hace medio siglo, y que ha sido Premio Global de la ONU, en 2 ocasiones Premio Nacional del Medio Ambiente, y también de la Fundación BBVA.  Es un poeta, se expresa, con la delicadeza del poeta y el rigor del científico. Escucharle en cualquiera de sus  mil entrevistas es un placer. Es un sabio, no de libros, sino que ha aprendido de la «sabia savia». De ahí vienen los libros: del bosque, de los árboles, de lo mejor que ofrecen, de su aroma y su música.

Parque Natural del Alto Tajo

         Araújo se ha tomado en serio el cambio climático, y sabe que el bosque y la agricultura, son absolutamente necesarios para seguir respirando y produciendo lo que necesitamos, para ser lo que somos y comer. Cuando sale de su mundo, después de conectar en el silencio con la filosofía trascendente del budismo, es para decirnos:»no creas nada que no hayas experimentado por ti mismo».

        No hace falta  más presentación porque lo hace él mismo y cautiva, con su naturalidad, su sabiduría vital, su cultura, su calidez humana y su sentido común dialogante y poético. El naturalista, que vive en la naturaleza y la escucha nos dice que «urge al cambio de modelo energético e insta a pelear para que el mar no se ahogue, el aire no se asfixie y la tierra no sea enterrada».

         Así que por favor, saquen tiempo y escuchen. No se cansen. Lleguen a los versos finales y habrán descubierto por qué  está con los agricultores y ganaderos y por qué planta  árboles.

          Y si se quedan con hambre, descubran la voz verde de nuestra conciencia. Y, en todo caso, que la palabrería no nos incapacite o atartalle. Mejor que en silencio la vida nos atalante.

     José Manuel Belmonte.

Acerca de José Manuel Belmonte

Soy un ciudadano del mundo observador y caminante. La Vida, la Naturaleza y la Humanidad, pero sobretodo el corazón del hombre son una fuente inagotable de sorpresas. De eso escribo…

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