jueves , 21 noviembre 2024

La eutanasia… ¿otro derecho?

Solo hay una forma de escapar de la destrucción a la que nos está intentando someter el 1% de personas que tiene más poder que el 99% restante de la población mundial, y es… ¡darse cuenta de su  poder y sus consecuencias! De hecho el 1% de ese 1% es dueño del 99% de los recursos naturales.

 Nunca hasta ahora en la historia de las civilizaciones, el poder había estado tan concentrado. Hoy, gracias a la tecnología, los recursos naturales, los medios de producción y los medios de difusión, el poder está en manos de unos pocos poderosos. No sin razón les llaman «Los Amos».

Algunos de los Amos, llevan años avisando de que iba a llegar una pandemia que iba a matar a millones de personas. Y además se han propuesto reducir  por lo menos en un 15% el exceso de población mundial, combinando vacunas, sistema sanitario, aborto y eutanasia. Se intenta desde las más altas instancias de los organismos de poder mundial en general, y de cada nación en particular. Con todo ello, la Humanidad y la Naturaleza actuales están en peligro y tal vez ¿de «parto» de una Nueva Humanidad?

Cierto que hay un dato nuevo: nunca en la historia, ha coexistido en este planeta una población como ahora, cercana a 8 mil millones. La Naturaleza ofrece recursos para poder ser alimentados. Pero, lo preocupante es que nunca había habido tanta hambre, tanta manipulación, tanta falta de libertades, tanto miedo y desconfianza propiciado precisamente por ese poder y su ramificaciones. Puede parecer un poco diabólico.

A este poder y esta iniciativa, algunos lo llaman, precisamente así: «Pandemonium«.  Según el significado se trataría de un «Lugar en el que hay gran confusión, ruido y griterío«. Más que un lugar concreto, ya es el mundo entero. Y dentro de él «hay uno que se convierte en enemigo arquetípo». Javier Villamor lo ha dicho en «Alto y Claro»:

1) La verdad  es libre, anda suelta, no se impone.

La vida no se acaba. La apariencia física concreta termina de forma natural, aunque nadie conoce la fecha de caducidad. La gente lo sabe, pero no todos son conscientes. La población, en general, tiene vista, pero no todos «ven»: 1) unos, no quieren darse cuenta porque creen que no ven, como el que busca las gafas que lleva puestas; 2) otros, no se atreven a ver la ruina de la Humanidad, porque les asusta; 3) algunos,  contratan albañiles que pueden reformar algo para que la Casa-Naturaleza-Humana, no se caiga;  4) muchos, ante lo que hay fuera, (manipulación, contagios sin saber dónde ni por qué, ruido de bulos, mensajes contradictorios, recorte de libertades y también  irresponsabilidad… prefieren no salir de casa. ¡Ya escampará! 

Bill Gates, es pesimista con lo que está pasando y va a pasar. Piensa que la Humanidad retrocederá por lo menos 30 años, y habrá más muertes por los daños colaterales de la pandemia que por el propio virus (OKDIARIO 17/09/2020). Y 5) los «dueños» de los derechos. En medio de la mayor crisis sanitaria a nivel mundial y nacional, «ellos», nos traen no más apoyo a la vida, sino más muerte: la eutanasia. Por ley de vida, se aplicará especialmente, a las mal llamadas «las personas de riesgo» (se ha aplicó en la anterior pandemia).

Personal del hospital de Guadalajara traslada a la morgue a un fallecido por coronavirus. Fotografía de Rafa Martín. Canal Guadalajara Media

2) ¿Puede haber intereses, detrás de una ley que nos traen sin ser necesaria?

No han desmentido a Villamor que lo dijo «alto y claro». Citaba a Soros, y a otros poderosos cuyas reuniones son conocidas. Dejo constancia, -para que nadie se llame a engaño- del error de pensar siempre en los mayores. Lo ha escrito un Catedrático Honorario de Anatomía y Neuroanatomía de la Universidad de Navarra: «Son personas de riesgo los pesimistas, los tristes, los apocados, los derrotistas, porque ponen trabas a la vida. El pesimismo también se contagia» (José Luis Velayos). Y contagia también la ideología, la servidumbre de los Amos y el ansia de poder.

Sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Fotografía del Congreso de los Diputados

Un grupo de médicos, académicos, empresarios, profesionales sanitarios especializados en cuidados paliativos, políticos y periodistas, denominados «La plataforma  «LOS 7.000″, urgen al Congreso a que detenga la Ley de Eutanasia; «Consideran «improcedente» y una «muestra de gran falta de sensibilidad» que, «cuando el país expresa un duelo inmenso por el gran número de personas que han perdido, y otras siguen perdiendo la vida por la pandemia» del Covid-19, el Congreso de los Diputados «tramite una ley de eutanasia». ¿Demanda social? ¿Falta de medios?

Según recuerdan, en torno al 80% de los fallecidos por la pandemia han sido personas de más de setenta años. «En la mayoría de los casos las muertes han sido debidas a falta de atención hospitalaria y recursos sanitarios, sin la posibilidad siquiera de contar con remedios paliativos, llegándose incluso a la criba por razón de la edad».

Hace dos años, el Dr. Javier Rocafort, director médico del Hospital Centro Cuidados Laguna de Madrid, en una entrevista en Diario Médico decía «Hay sobre 60.000 personas que cada año están sufriendo innecesariamente porque necesitan cuidados paliativos avanzados y no los tienen. Cada día hay unas 150 personas que sufren innecesariamente… Cada diez minutos, una persona fallece en España con sufrimiento».

Para evitarlo, hay que «humanizar el tránsito» es decir «la muerte».  Como escribe Nicolás Jouve de la Barreda, (Doctor en CC Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Genética desde 1977,y Profesor en la Universidades  Bilbao, La Rioja y  Catedrático Emérito en Alcalá): «lo que desea quien se siente mal y abocado a ese final es evitar el sufrimiento y dejar este mundo, si ello es posible, de la forma menos traumática posible, desde las perspectivas física, psíquica y espiritual. Y eso es precisamente lo que suministran los cuidados paliativos, un soporte médico junto al enfermo y a su entorno familiar, eludiendo la eutanasia y el encarnizamiento terapéutico y proporcionando al moribundo lo que sea humanamente posible en las dimensiones física, psíquica y espiritual».

Se pregunta, y con razón el humanista Profesor Jouve: «¿Es esa la respuesta a tantos ancianos que han fallecido en las residencias y a tantas personas que a pesar de los esfuerzos médicos han muerto en circunstancias de soledad y sin el soporte psíquico y espiritual adecuado?   Por favor, un respeto a la vida de todas esas personas. Un respeto a la vida y, lo que hay que hacer es legislar para atender las deficiencias actuales y las necesidades de las personas que por las circunstancias que sean tienen próximo el hecho irreversible de la muerte».

 Y puntualiza: «el error nuclear en el planteamiento de quienes reivindican la eutanasia es que confunden el extravagante derecho a morir con el derecho a ser matado. Que es a lo que se refiere el suicidio asistido».

 Lo cierto es, añade en otro lugar, que «el hecho se pretende justificar con el eufemismo de «muerte digna» en sustitución de «eutanasia» o con el establecimiento de parámetros para evaluar la «calidad de vida».

No es lo mismo leerlo que escuchar algo parecido desde el mismo hospital y desde la cama de un enfermo. El enfermo, los familiares, el personal sanitario y por supuesto los médicos, también tienen derechos. ¡Hay que respetarlos!

 Así que los  parlamentarios deberían escuchar el corazón del enfermo, el de los sanitarios y, su propio corazón. Lo digo porque lo que ofrecen es: «La presente ley pretende dar una respuesta jurídica, sistemática, equilibrada y garantista, a una demanda sostenida de la sociedad actual como es la eutanasia». (Primera línea de la «Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia»).

¿De verdad, es una demanda sostenida es decir constante de la sociedad actual, fuera de algunos casos concretos? Por favor, que nadie se vaya de esta vida con la sensación de que «Todo es mentira». Se han ido demasiadas personas, sin cuidados paliativos, solos y sin asistencia psíquica y espiritual.  «Ante la situación que estamos viviendo,( ha dicho Risto) esta taberna de baja estofa se ha convertido en un pleno que ya no importa a nadie».

Cada uno pude hacer con su vida lo que quiera, pero, no deberían obligar a nadie a «ser Caín». Es discutible hacer creer que eso es un derecho.

José Manuel Belmonte

Acerca de José Manuel Belmonte

Soy un ciudadano del mundo observador y caminante. La Vida, la Naturaleza y la Humanidad, pero sobretodo el corazón del hombre son una fuente inagotable de sorpresas. De eso escribo…

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4 comentarios

  1. «Cada uno pude hacer con su vida lo que quiera, pero, no deberían obligar a nadie a «ser Caín». Es discutible hacer creer que eso es un derecho.»
    De todo lo leído mezclando churras con merinas , pandemias y enfermedades con «Eutanasia», me quedo con esta ultima frase que resume todo. nadie obliga a nadie terminar con su «propio sufrimiento», cosa por otro lado que lleva practicándose toda la vida en enfermos terminales e irrecuperables en este país , pero como dios manda (ya saben compasión cristiana lo llaman) y no por ley como debería ser, es decir con unas reglas definidas , no hay parangón posible entre suicidio y eutanasia. sin embargo ambas son decisiones personales, solo que en una el enfermo no puede por si solo acabar de una vez por todas.
    Sobre la decisión de unos sobre otros, también habría que hablar desde mi modesta opinión el grupo de presión mas enfrentado contra la eutanasia es precisamente el religioso católico, es decir unos pocos que se creen mayoría, quieren imponer al mundo mundial su concepto sobre la vida y la muerte , y eso es fácilmente comprobable por contra lo que en esta carta o articulo se afirma es justo lo contrario, mas de lo mismo de siempre haced lo que yo diga no lo que yo haga.
    Podemos caer en los tópicos de siempre, ya saben que si afecta a un 0,0002 % de la población, que si la oposición religiosa es idéntica a la que se hizo contra el matrimonio gay, o la ley del divorcio o contra el uso del condón, aborto leyes todas que no obligan, repito no obligan a nadie, etc. etc.
    Realmente la cuestión es un problema inventado, ¿ quien se queja? por norma católicos, sin problema excomunión e infierno por los siglos de los siglos para los católicos que hagan uso de esos derechos naturales y punto, quien se creen los católicos para ahora, sí, imponer y obligar a el resto de la sociedad a seguir sus preceptos, independientemente de que estos sean los que sean, nadie, no son nadie para decirme a mí que debo hacer o que decisión debo tomar sobre mi propia vida, veamos almas cantaros, cada día intentan suicidarse 200 personas, «en España 10 personas lo consiguen a diario» de todas las edades y genero mayormente en un 75 hombres miles al cabo del año, cuando hablamos de eutanasia las cifras bajan drásticamente, pero para algunos sotanados eso no tiene importancia, que el 80% de la población este mas que de acuerdo en la practica de la eutanasia para casos sin solución, les da igual, que un alto porcentaje de médicos la practique o reconozca que se aplica desde siempre ya saben con la morfina se aplica cuidados paliativos para que el paciente terminal no sufra …pero no se le ocurra a usted poner dos dosis seguidas por que entonces dejara de sufrir en diez minutos… tampoco les afecta, mucha hipocresía religiosa con este asunto y esperemos que la ley llegue pronto y sea además justa y clara. Ni caridad ni compasión, derecho a decidir y punto a ver si ahora vamos a ser todos como la monja santa amiga de crueles dictadores y asesinos de lesa humanidad que decía que la obligación de los pobres era dejar este mundo con sufrimiento como dios hizo con su hijo, los pobres en la india no querían ir a sus mataderos… la practica totalidad de quienes entraban en sus hospitales del buen morir… no salían vivos y no había para cuidados paliativos, entendéis el chiste.
    Un saludo.

  2. José Manuel Belmonte

    Eduardo, mejor hablar, decir lo que se piensa abiertamente sin tapujos, miedos o creencias. Cualquier ocasión es buena para aclarar conceptos si partimos de lo que consideramos esencial, la libertad y el respeto.
    Como parece que has leído atentamente lo que he escrito, también so lo he hecho con tu comentario, que por supuesto agradezco, pero me tomo la libertad de puntualizar.
    Tal vez, si te parece, hablamos de tú a tú, como personas humanas. Y por respeto dejamos a un lado lo que cada uno piense de las creencias religiosas -católicas especialmente-. Coincido contigo que ayer hoy y siempre quien interesa es la persona humana que sufre. ¡Nada más! ¡Pero nada menos!
    Dices que «nadie obliga a nadie terminar con su «propio sufrimiento», cosa por otro lado que lleva practicándose toda la vida en enfermos terminales e irrecuperables en este país… no por ley como debería ser, es decir con unas reglas definidas, no hay parangón posible entre suicidio y eutanasia. Sin embargo ambas son decisiones personales, solo que en una el enfermo no puede por sí solo acabar de una vez por todas».
    Asistir, o ayudar cuando un enfermo lo necesita es normal y humano. Creo que tu y yo lo haríamos.
    Sin embargo, hay una sutil línea que separa, lo dicho y los cuidados paliativos, que ayudan física, psicológica y espiritualmente, con el dejar morir a alguien sin ayudarle, porque tenga una enfermedad grave o tenga cierta edad (como se ha hecho) o con el eufemismo de calidad de vida, o «muerte digna». Lo cual es contrario al más elemental derecho humano.
    Mi pregunta es ¿Quién tiene derecho a decir y decidir qué vida humana no merece ser vivida o adelantarle el fin de su existencia aquí? A veces se olvida que con el derecho a decidir, cada año a 42 millones de personas inocentes, se les causa sufrimiento y se les priva del derecho a estar aquí, solo por la «Ley de salud sexual y reproductiva». Eduardo, ¿serán capaces de contabilizar los que se han ido solo por adminístrales amablemente lo que tu llamas «dos» dosis seguidas»?
    Un saludo.

  3. Don José Manuel, todas las personas que conozco son humanas, bien, dicho esto. Habla usted desde una posición muy religiosa cosa por otro lado totalmente respetable, habla de cuidados paliativos que ayuden física, psicológicamente y espiritualmente, con el de dejar morir a alguien sin ayudarle y afirma que se ha dejado morir por edad «cierta edad» textualmente trata de eufemismo a tener una muerte «digna» y afirma que esa muerte digan es contrario al derecho humano, luego dice de «existencia aquí», supongo que desde el convencimiento de que hay un allí, que presupongo también que ese allí es para los que piensan como usted, por ejemplo la costumbre esquimal ( por suerte ya dejada) de dejar la vida cuando se convierten en una carga demasiado grande para su familia o grupo, de esos ni uno en su respetable allí, Yo veo mucho mas humano acabar cuando los cuidados paliativos son inservibles , los espirituales innecesarios por inconsciencia del enfermo terminal o el psicológico para quien no entiende ni puede prácticamente razonar.
    «A veces se olvida que con el derecho a decidir, cada año a 42 millones de personas inocentes, se les causa sufrimiento y se les priva del derecho a estar aquí, solo por la «Ley de salud sexual y reproductiva». Indudablemente si no fuera por el uso del condón también agriamente criticado por la Iglesia católica esos 42 millones (estimados supongo) serian 200 millones. Y volvemos a olvidar que esa ley de salud sexual, primero no obliga a nadie y segundo precisamente es la que mas terreno a ganado para luchar contra el aborto educando, enseñando, modificando conductas, advirtiendo de las problemas y dando soluciones.
    Aun así y desde la perspectiva egoísta de la religión , si yo prohíbo a los míos tal derecho, los míos crecerán exponencialmente con el tiempo mientras los «otros» irán menguando, problema aunque esa solución esta ampliamente extendida en todos los ámbitos sociales, es precisamente en los mas pobres y muchos de ellos se declaran católicos practicantes que llegado el momento libre y voluntariamente deciden abortar en los tiempos legales, es su derecho.
    ¿Dónde se niegan los cuidados paliativos? y se deja morir a alguien sin ayudarle, eso es un tópico, la eutanasia tiene muchas vertientes pero creo que las mas comunes son.
    Cuando los cuidados paliativos solo procuran la falta de dolor del paciente pero se sabe que no tiene cura y que su irremediable fin depende precisamente de mantenerle en comas inducidos, o drogado las 24 horas inerme y vegetal.
    Personas que sufren un mal degenerativo imparable que destroza poco a poco y cruelmente su calidad de vida y que aún así conscientemente deciden que ante lo inevitable no quieren seguir viendo su paulatino y inexorable destrucción como ser humano y deciden acabar con su PROPIA VIDA pero no son capaces por estar impedidos para hacerlo por si mismos.
    La eutanasia no se permite en enfermos mentales , , la eutanasia no es un suicidio por mucho que nos empeñemos en hacerlo parecer.
    Eutanasia.
    1.
    Acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra.
    2.
    Muerte sin dolores, molestias ni sufrimientos físicos.

    Suicidarse
    Quitarse voluntariamente la vida.

  4. Eduardo, tal vez, no me expliqué bien, en mi comentario al que tú hiciste hace unos días. Vuelves a hablarme de «usted» y encasillas lo que digo como si escribiera «para los que piensan como usted». Así que quiero puntualizar lo siguiente, tanto para tí cuanto para quienes puedan leer:
    1.- Siempre parto al escribir y decir lo que pienso desde el mayor respeto y desde la mayor libertad. No intento convencer a nadie de lo que pienso (idéas) y creo sinceramente que: «todo ser humano tiene derecho a estar aquí, tener las creencias que quiera, ser política e ideológicamente de derechas, del centro de la izquierda o de nada, ser ateo, agnóstico, creyente de cualquier, etc.».
    2.- Mi respeto llega también, en libertad, al terreno práctico: respeto que cada uno haga con «su» vida lo que quiera. Por lo mismo la discrepancia, es posible, para otros como para mí. Yo la considero enriquecedora, desde el respeto. Sino intento imponer nada a nadie, me gusta también que me respeten, aunque no se llegue a ninguna coincidencia. Por ello, intento no «encasillar» a nadie y no me parece bien que se encasille o se descalifique a quien piense lo que quiera y lo diga, sea creyente de la religión que sea, ateo o indiferente a todo.
    3.- El único límite que yo me impongo a mí mismo, y de él hablo, es «el otro, la otra persona». Cuando hablo de «derecho o de derechos», el «otro, o la otra persona» son absolutos. Mi libertad y mis derechos llegan justo hasta donde comienzan los de esa persona, desde el inicio hasta el fin de su vida». Por eso, discrepo en cuanto al hecho de que según tú «la ley de salud sexual, primero no obliga a nadie». Sí que obliga: a una persona inocente, a la que no se la tiene en cuenta y se la elimina de la vida; a los médicos, a quienes se les impone que la eliminen (sin respetar su libertad personal, su ética y sus creencias; se fomenta un negocio clandestino con la muerte que ni la sociedad admitiría si conociera.
    4.- Por último, mi idea de la vida (ahora y después) es coherente con lo que somos. Nadie vamos a estar aquí para siempre. Tenemos una envoltura física, mental y emocional, que tiene fecha de caducidad. Pero esa envoltura (que llamamos cuerpo) no es lo que somos, no es YO. La vida no es el cuerpo. La vida no tiene fecha de caducidad. Lo que llamamos muerte, es un tránsito, un paso a otra dimensión. Las ECM, (hay millones) lo ponen de manifiesto. Así, que se acepte o no, se crea o no, la vida continúa más allá de nuestra estancia física aquí. Por eso, no hay que temer a la muerte. Por eso la persona que está «en trance de muerte, por edad, enfermedad, accidente etc. debe ser ayudada en cuanto sea posible (física, psicológica y espiritualmente), porque esas dimensiones nos ayudan como humanos.
    Un abrazo sincero, Eduardo.

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