Agentes del cuartel de la Guardia Civil de Cogolludo han incautado entre el martes y miércoles de esta semana un total de 475 kilos de níscalos recolectados de forma ilegal en los pinares de los municipios de Semillas y el propio Cogolludo.
Según han informado fuentes del Instituto Armado en un comunicado, por estos hechos han sido identificada cuatro personas.
Con esta incautación, se superan ya las cinco toneladas de níscalos recolectados de forma ilegal en los pinares de la provincia de Guadalajara en lo que llevamos de otoño.
Una de las incautaciones más cuantiosa tuvo lugar el pasado 16 de noviembre en Alcolea del Pinar, cuando la Guardia Civil de Torremocha del Campo interceptó a unos furtivos con más de una tonelada de este tipo de hongos.
¿Qué se hace con los cientos de kilos de níscalos incautados?
Hay que recordar que las leyes autonómicas solo permiten la recogida por persona y día de 5 kilos de níscalos en los bosques de nuestra provincia, por lo que todo el exceso se considera infracción, que puede calificarse de leve a muy grave, con multas que van desde los 100 al millón de euros.
Los níscalos incautados se ponen a disposición del titular del monte en el que fueron recogidos, normalmente la Junta de Castilla La Mancha o los propios ayuntamientos, que suelen declinar la oferta y autorizan a los agentes a destruir el producto incautado.
Esta destrucción se lleva a cabo en los vertederos de residuos orgánicos más próximos al lugar de la incautación y tiene lugar porque se desconoce el estado real de las setas. Según informó el Seprona de Guadalajara a este diario, algunos furtivos han llegado a confesar a los agentes que echaron productos tóxicos en algunos níscalos para evitar que nadie más los pueda aprovechar.
Uno de ellos, incluso, manifestó que «se había orinado en las cajas de setas» previamente a ser parado por la Guardia Civil.
A esa duda de contaminación humana se une el hecho también de que los furtivos recolectan los níscalos con azadones y rastrillos, algo prohibido porque arrasa con todo el mantillo del bosque. Y en ese mantillo, a la vez que hay níscalos, también puede que haya otro tipo de setas de estructura tóxica que haya estado en contacto durante la recolecta con los propios níscalos».