Es la mañana del 7 de enero. Hace frío, mucho frío en el pequeño municipio de la campiña alcarreña de Alovera. Los contenedores de basura de la calle Rosa Chacón esquina con Dámaso Alonso están a rebosar, no cabe ni un alfiler. No hubo recogida de basuras la noche anterior y junto a los cubos se apilan decenas de bolsas de basura. Junto a éstas, numerosas cajas rotas y vacías, último vestigio de la algarabía de miles de niños al abrir sus regalos sólo 24 horas antes. Y entre estas, una bolsa de rafia reciclable de la que asoman varias bolsas de judías, garbanzos, arroz y latas de conserva.
En total, 35 kilos de comida en buen estado y sin caducar de marcas muy conocidas y etiquetada con una banda azul: ‘Programa de Ayuda Alimentaria a las personas más desfavorecidas -2015-‘. Debajo, el anagrama del ‘Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España’ y la bandera comunitaria de la Unión Europea.
Una vez abierta la bolsa, llega el recuento: 13 bolsas de 1 kg de arroz largo, marcaLa Cigala, que caducan en enero de 2018; cuatro botes de 410 gr. de tomate frito sin gluten marca Gallina Blanca, que caducan en diciembre de 2018; siete bolsas de 1 kg. de garbanzos, marca Penela, que caducan en julio de 2017; ocho botes de melocotón en almíbar de 850 gr., marca Celorrio, con fecha de caducidad en septiembre de 2019; seis bolsas de alubia blanca extra de 1 kg, marca La Asturiana, que caducan en julio de 2017.
Pero, ¿quién puede tirar 35 kilos de comida en buen estado y sin caducar a la basura, sobre todo si la ha recibido dentro de un programa de ayuda a personas desfavorecidas?
El respeto a los alimentos entregados es tan grande que entre las obligaciones impuestas a las organizaciones asociadas al reparto está la de «devolver a la organizaciones asociadas a la distribución que le corresponda los alimentos que no vayan a utilizar con una antelación suficiente a su caducidad, para que puedan ser redistribuidos a otras organizaciones». Es decir, se trata de aprovechar cada gramo de comida en un programa u otro.
Desde Cruz Roja Guadalajara no tienen datos que permitan afirmar que ninguna de las personas que reciben este tipo de ayuda haya tirado nunca nada a la basura. Esta ONG es, junto al Banco de Alimentos, una de las dos organizaciones asociadas de reparto y también de distribución de comida a los más necesitados, unos 7.000 en la provincia alcarreña. En total, entre las dos entidades repartirán este año más de 500.000 kilos de comida, unos 74 kilos por persona.
La sección alcarreña de Cruz Roja distribuye sus alimentos entre seis de sus propias asambleas locales, una iglesia evangélica, seis parroquias, un ayuntamiento… Luego, son estos puntos de distribución los que en sus sedes hacen entrega de la ayuda a los particulares, no la reparten casa por casa.
Según el ministerio de Agricultura, los beneficiarios son aquellos «individuos, familias, hogares o grupos que se encuentren en situación de pobreza económica, así como las personas sin hogar y otras personas en situación de especial vulnerabilidad social». En el total nacional, unos dos millones de personas que adquieren esta condición tras ser valorados por los servicios sociales de instituciones, asociaciones y ONGs, previa solicitud de los interesados.
«No se renuncia a la condición de persona desfavorecida», señalan desde Cruz Roja Guadalajara, «pues esta condición es voluntaria, con tal de no solicitarlo o no renovarlo se deja de percibir la ayuda».
20 millones de desfavorecidos en toda Europa
Este programa, puesto en marcha por la UE a través del Fondo de Ayuda Europea para los Más Desfavorecidos (FEAD), comenzó en 2014 y, si no se prorroga, finalizará en 2020. Tiene como finalidad «distribuir alimentos a las personas más desfavorecidas», alrededor de 20 millones en toda la UE. Está financiado al 85% por el FEAD y el 15% restante por cada estado adherido.
En España, el presupuesto total ronda los 100 millones de euros cada año. Con ese dinero, el ministerio saca a concurso la adjudicación del programa entre los productores y distribuidores de alimentos de España, que deben ofertar sus productos de buena calidad al mejor precio. En concreto, arroz blanco, garbanzos cocidos al natural, leche entera UHT, aceite de oliva, conservas de atún, pasta alimenticia tipo espagueti, tomate frito en conserva, crema de verduras deshidratada, galletas, judías verdes en conserva, fruta en conserva en almíbar ligero y sin azúcar, cacao soluble, tarritos y cereales infantiles y leche de continuación en polvo.
Pero 35 kilos de esos alimentos, sin embargo, fueron a parar a un contenedor de basura en Alovera el pasado 7 de enero, un día después de los Reyes Magos.