Las predicciones no se equivocaron con ‘Filomena’. Quizá se quedaron algo cortas. Lo cierto es que desde que comenzaron a caer los primeros copos de nieve a media mañana del viernes 8 de enero a las 9 de la mañana del sábado habían pasado más de 18 horas y el centro peninsular estaba completamente cubierto por un manto blanco de más de 20 cm. Y seguía nevando. Guadalajara amaneció completamente intransitable. A la intensidad de la nevada, se une la especial orografía de algunos de sus barrios y calles, con más de una cuesta imposible de atacar si no es con un vehículo especialmente preparado para la batalla en el barro.
Por eso, cuando poco después del amanecer del sábado 9 de enero, las integrantes del equipo médico de la Unidad de Reproducción Asistida FIV Laber de la Clínica La Antigua de la capital alcarreña, Irene Matarranz y Natalia Castilla, ginecólogas, y Clara Luna, Sara Gómez y Laura Herráiz, embriólogas, observaron a través de las ventanas de sus domicilios la masa de nieve que se amontonaba ya en las calles, comenzaron una frenética carrera contrarreloj de llamadas y mensajes que solo tenían un objetivo: hay que salvar los embriones.
No era para menos. En el laboratorio de FIV de la clínica, sita en la calle Constitución, una de las principales arterias de entrada y salida al centro urbano pero que cuenta con una grandísima pendiente al inicio de la misma, se encontraban fecundados varios embriones de tres pacientes diferentes. Los embriones estaban ya listos para ser transferidos a las tres mujeres que ese fin de semana, dos el sábado y una el domingo, tenían cita inaplazable a tal fin.
Si esos embriones no se transferían a las futuras madres había que congelarlos de forma inmediata. Si no se hacía una cosa o la otra, habría que desecharlos. Es decir, el trabajo con las tres parejas deseosas de conseguir un hijo, algunas con dos años de espera, se iría al traste.
Beatriz Martínez Gismero, directora de Gestión de clínica La Antigua, no soltaba el teléfono. Eran las 9 de la mañana del sábado y no había forma de comunicar con Protección Civil, cuyo número no dejaba de comunicar: lógico, decenas de vecinos estarían marcando ese mismo número en ese instante, pensó.
En sus domicilios, otros miembros del equipo de Reproducción de FIV Laber, Natalia Castilla y Clara Luna, tampoco dejaban sus teléfonos. Había que buscar una solución: la transferencia de dos de los embriones del laboratorio al útero materno estaban previstas para las 10,00 de la mañana de ese sábado y un tercero para el domingo, y solo se podía permitir un pequeño retraso horario para completar el proceso o para congelarlos. La tercera opción no se quería ni plantear.
En un momento dado, Beatriz decide llamar a los bomberos. Quiere preguntarles a quién puede recurrir en estas circunstancias para hacer el traslado a una de las biólogas del equipo, Clara, desde su domicilio en la otra punta de Guadalajara hasta la clínica. Clara no tiene medios ni posibilidades de llegar con la nevada que en ese momento cae sobre la ciudad y, ni mucho menos, debido al estado de las aceras y la pronunciada cuesta de la calle de la Constitución. Los bomberos no se lo piensan y le confirman que ellos tienen un vehículo, una pick up, que está preparada para circular en esas condiciones. Solo tienen que darles la dirección de la bióloga. Dicho y hecho.
Clara recibe la llamada de Beatriz: prepárate que te van a llamar para que les des la dirección. Te van a recoger y llevar al laboratorio. El proceso es tan rápido que Clara no tiene casi ni tiempo para terminar de cambiarse de ropa cuando la pick up de los bomberos de Guadalajara está ya en la puerta de su casa.
Desde el parque de Bomberos del Ayuntamiento de Guadalajara confirman a este diario este traslado: «Fue un placer para nosotros poder colaborar para evitar que se perdieran esos embriones. Cuando nos llamó la directora y nos comentó el problema, no nos lo pensamos ni un segundo», aseguran.
“Fuimos volados”, recuerda esta bióloga en declaraciones a EL HERALDO DEL HENARES. “En unos minutos ya estábamos en el aparcamiento de la clínica y Miguel, el bombero, haciendo maniobras para colocar el coche en la puerta del laboratorio. La verdad es que esa maniobra le costó casi más que el trayecto, porque el suelo estaba completamente intransitable ya incluso para esos vehículos”.
Miguel le recuerda que en cuanto acabe todo el proceso vuelva a llamar para ir a recogerla. Clara da las gracias y entra lo más rápido que puede en el laboratorio. Ante ella, los embriones listos para ser transferidos a tres mujeres que quieren ser madres y necesitan este empujón de la ciencia para ello. Algunas llevan hasta dos años intentándolo de forma natural y un largo proceso de reproducción asistida. Ahora ya no se perderán.
Clara recoge con cuidado los embriones del incubador Time Lapse en el que se encuentran y los deposita en el tanque de nitrógeno líquido. Allí, a una temperatura de 196 grados bajo cero, se producirá un proceso de vitrificación por el que los embriones podrán ser conservados durante años y años hasta que puedan ser transferidos al útero materno. Tras unas horas de angustia, el proceso ha terminado satisfactoriamente: los embriones se han salvado. Clara llama por teléfono al equipo y da la buena noticia. También llama inmediatamente a las tres parejas de la provincia que este fin de semana iban a comenzar la gran aventura de la maternidad para tranquilizarlas: los embriones están sanos y salvos y, en breve, cuando el temporal lo permita, serán citadas para continuar con su proyecto de ser padres.
La bióloga aprovecha la mañana para realizar otras tareas pendientes, ya no hay prisa, los embriones están salvados, pero siempre hay algo que hacer en el centro. “Trabajamos 365 días al año, ya que los embriones los transferimos en el quinto día tras la fecundación, y las fechas no las elegimos nosotros, sino la naturaleza en cada madre, por lo que es fácil encontrarnos aquí cualquier día del año. Estas Navidades, por ejemplo, en Nochebuena y Año Nuevo estuvimos transfiriendo embriones a futuras madres”, resume Clara.
Son las 13,30 horas y la bióloga termina lo que está haciendo. Recuerda las palabras del bombero Miguel con quien habló durante el trayecto. Pero es consciente de que la urgencia para la que solicitó la ayuda de este Cuerpo de Emergencias ya ha terminado y los embriones están a salvo. Considera que volver a casa puede hacerlo ella sola, cueste lo que cueste. Quizá, los bomberos de Guadalajara estén prestando algún servicio vital mucho más relevante que llevarla a ella de punta a punta de la ciudad, ahora que los embriones se han salvado.
Por eso, se abriga bien, sale a la calle e inicia a pie la vuelta a casa. Le llevará más de una hora y media, pero se siente satisfecha. El trabajo de todo el equipo y el futuro de tres parejas y sus tres bebés no lo va a estropear ‘Filomena’. El Cuerpo de Bomberos de Guadalajara se encargó de ello.
Un largo proceso que acaba en un seguro embarazo a término
Son muchas las parejas que desean tener un hijo y no lo consiguen de forma natural, a pesar de que tras numerosas pruebas, en muchos casos se comprueba que tanto el padre como la madre no tienen problemas biológicos que lo impidan. En ese momento entran en escena las Unidades de Reproducción Asistida. En Guadalajara se encuentra FIV Laber, en clínica La Antigua.
El proceso comienza con una serie de pruebas médicas a las parejas, especialmente a las futuras madres, que tienen una duración aproximada de entre uno y dos meses. Con el resultado de las mismas, se inicia el tratamiento de reproducción asistida, en muchos casos una fecundación in vitro: tras la regla se procede a la estimulación hormonal para que crezca más de un folículo en los ovarios. Una vez conseguido, pasados alrededor de 8 a 10 días, se procede a realizar una punción a la mujer en quirófano para extraerle los óvulos.
Ya en el laboratorio, los óvulos se inseminan con el semen de la pareja, si es viable, o se recurre a un banco de semen para ello. En este último caso, el proceso es completamente anónimo, según la legislación española.
Una vez inseminados los óvulos, se introducen en el incubador Time Lapse, que día a día va realizando numerosas fotografías del embrión, imágenes que son transferidas automáticamente al ordenador del laboratorio. Esto permite, por un lado, no estar sacando al embrión continuamente del incubador para ver al microscopio su desarrollo, lo que podría perjudicar el proceso; y, por otro lado, permite al equipo médico analizar el crecimiento y las cualidades del embrión en fotografías de gran resolución.
Finalmente, al quinto día de la fecundación, se procede a la transferencia del embrión en el útero de la madre.
Según Clara Luna, la ley española permite inseminar todos los óvulos maduros obtenidos tras la captación ovocitaria, pero luego no se puede transferir más de tres embriones al útero materno. No obstante, en FIV Laber de la Clinica La Antigua se tomó la decisión de tan solo transferir a la madre un embrión, dos a lo sumo, ya que con las nuevas técnicas es muy difícil que el embrión seleccionado no concluya felizmente en el alumbramiento de un bebé sano.
El resto de embriones generados se suelen congelar, siempre que sean viables, y quedan a disposición de los padres para posteriores embarazos en el futuro.
Otra opción, en caso de que los padres no deseen tener más hijos y siempre que los dos estén de acuerdo, es donar, de forma altruista, esos embriones para terceras parejas. Estas tampoco sabrán nunca la procedencia del mismo para garantizar la confidencialidad y el anonimato del proceso.
Magnífico artículo que unifica información y una historia de interés humano, resaltando el valor de la colaboración entre profesionales.
¡Qué gran noticia de vida, en un día tan complicado! Los profesionales sanitarios, el personal auxiliar de la clínica, los bomberos y los responsables del mantenimiento de los equipos que tenían todo dispuesto, para salvar los embriones, coordinados y a la carrera…¡Lo han conseguido!
Gracias a ti Roberto y al Heraldo, por esa noticia que nos alegra a todos y nos devuelve la esperanza en el futuro de la Humanidad, gracias a la profesionalidad y la ayuda altruista. ¡Ojalá todo vaya bien cuando puedan producirse las transferencias del embrión al útero de las mamás receptoras! ¡Enhorabuena para las familias receptoras, desde ahora mismo, porque su espera no habrá sido en vano!