Pierre Victurnien Vergniaud fue un abogado y político girondino que, como presidente de la Asamblea Legislativa y de la Convención Nacional, tuvo un destacado papel durante el movimiento revolucionario francés, del que también fue luego una víctima más, como tantos otros que alimentaron a la bestia. Vergniaud pronunció el 3 de julio de 1792 el histórico discurso de ‘La patrie en danger’ (La patria en peligro), en el que se dirigía al entonces rey Luis XVI con unas palabras que no han perdido vigencia ni un solo día a pesar de los más de dos siglos transcurridos: «Oh, rey, que sin duda habéis creído, como el tirano Lysandro, que la verdad no vale más que la mentira, y que es necesario divertir a los hombres con juramentos como se divierte a los niños con juguetes; que solo fingisteis amar las leyes para conservar el poder que os servía para infringirlas…».
El valor de la verdad frente a la mentira es un principio tanto ético como moral, si nos atenemos a la distinción de los cuatro órdenes de otro francés, André Comte Sponville, según los cuales, la política no lo es todo: «Hay cosas que la ley permite y que nosotros debemos, sin embargo, prohibirnos; y otras que la ley no impone y que nosotros debemos, sin embargo, imponernos. La moral, desde el punto de vista de los individuos se añade a la ley. Es como un límite positivo: la conciencia de un hombre honrado es más exigente que el legislador; el individuo tiene más deberes que el ciudadano».
Es decir, la ley no prohíbe mentir, no es delito mentir. Pero, no se debe mentir. Mucho menos un político, alguien que ha de dar ejemplo a esos mismos ciudadanos para evitar que el relativismo de sus actos induzca a los ciudadanos a romper el resto de reglas de la convivencia pacífica democrática.
Bárbara García Torijano, exalcaldesa de Torrejón del Rey, exdiputada provincial de Guadalajara y actualmente consejera de Bienestar Social de la Junta de Castilla La Mancha mintió de forma clara, intencionada y deliberada cuando presentó su currículum al Portal de Transparencia de la Diputación de Guadalajara en el momento de tomar posesión del cargo de diputada provincial. Mintió. Según desveló en exclusiva este diario, presentó un currículum vitae que contenía falsedades supuestamente no atribuibles a un error o un despiste, como hacer constar que tenía una profesión para la que no estaba habilitada legalmente por no tener los estudios universitarios requeridos para ejercerla.
Si nos atenemos al literal de la nota de prensa de la Junta de Castilla La Mancha del lunes 5 de abril, García Torijano «hasta el momento ha ejercido como maestra en diversos centros públicos«. Habría que preguntarse en qué centros públicos ha ejercido como maestra, una profesión que requiere un título universitario que no tiene, para analizar posibles responsabilidades penales. No solo por el delito de intrusismo, ejercer una profesión sin tener título para ello, sino también por el de usurpación de funciones públicas.
Como la Junta rectificó en tan solo 24 horas la información que un día antes había ofrecido de la nueva consejera, seguramente porque algún redactor más avispado que el que redactó la primera nota descubrió que eran incompatibles los estudios alegados con la profesión pretendida, entendemos que García Torijano no llegó a desplegar actividad alguna profesional como ‘maestra’, sino que se limitó a ejercer sus funciones como Técnico Superior de Educación Infantil, TEI, y que no cometió delito alguno.
Mención aparte hemos de hacer sobre los TEI, unos profesionales dignos, abnegados e insustituibles en sus parcelas laborales que no se merecen la humillación y el ninguneo a que los ha sometido la nueva consejera al pretender mostrar en su currículum una profesión para la que se requería estudios superiores a los que tenía, menospreciando así a sus propios compañeros de estudios al considerar dichos estudios indignos e insuficientes para alcanzar las metas políticas que ella estaba consiguiendo.
De haberse descubierto antes el engaño, García Torijano se habría visto inhabilitada ética y moralmente para desempeñar los cargos de alcaldesa de Torrejón del Rey y de diputada provincial, cuanto más ahora, que ha ascendido de golpe varios escalones en la Administración. Cada día que permanezca desempeñando el cargo, una losa de indignidad taponará cualquier exhortación de Emiliano García Page al comportamiento cívico y responsable de los ciudadanos. También, será un baldón que la propia consejera arrastrará durante toda su gestión y que le será recordado cada vez que intervenga en las Cortes de Castilla La Mancha y se le pregunte si lo que está anunciando es tan veraz como el currículum que presentó en la Diputación.
No tiene, no obstante, García Torijano, buenos ejemplos de dignidad en los que reflejarse. Sin ir más lejos, su mentor, el secretario provincial de los socialistas alcarreños, Pablo Bellido, en una entrevista en la Cadena Ser Guadalajara el día 10 de marzo de 2017 mintió cuando dio su palabra públicamente de que si Pedro Sánchez ganaba las Primarias en su partido él no se presentaría a la reelección como máximo responsable del partido en Guadalajara y se mantendría apartado de los cargos de dirección. Sánchez ganó y Bellido, de lo prometido, nada de nada. Se volvió a presentar a la reelección como secretario provincial.
No obstante, a tiempo está, pues, ella dimitiendo o el propio García Page cesándola, de evitar que el ejemplo que reciben los ciudadanos es que todo vale en política con tal de ascender y trepar por las escaleras de oropel del Poder. Porque, volviendo a Comte Sponville, ‘la moral, desde el punto de vista de los individuos se añade a la ley‘… y un día esa falta de moralidad se volverá en su contra. Ni siquiera los votantes socialistas deben aceptar como normal estas actitudes y deben exigir a sus dirigentes que elijan a quienes, entre los suyos, muestren algo más que una fidelidad fanática a sus líderes. En definitiva, que elijan a los mejores, a los mejor preparados y a los más honestos.