El pueblo de Cogolludo se ha acercado en la tarde de hoy domingo al sencillo, pero sentido monumento que la villa serrana tiene dedicado a los once fallecidos del Retén de Cogolludo mientras realizaban labores de extinción del incendio de la Riba de Saelices, al verse sorprendidos por el fuego en el Valle de los Milagros.
Al acto de ayer acudían vecinos de la localidad y ediles, pero no pudieron hacerlo los actuales integrantes del retén, puesto que se encontraban de servicio en Matarrubia, trabajando, según han informado fuentes municipales en un comunicado.
El alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, dedicó unas sentidas palabras a todos los integrantes del retén de 2005, que hizo extensivas, en agradecimiento a su labor, a sus actuales miembros, máxime cuando ayer se hallaban trabajando en labores de extinción de un incendio.
Fraguas le puso voz al sentimiento cogolludense, insistiendo en que extremen la prudencia en cada servicio y deseando que todos vuelvan siempre a casa después de cada intervención.
Los miembros fallecidos del retén de Cogolludo el 17 de julio de 2005 fueron Mercedes Vives, José Ródenas, Alberto Cemillán, Pedro Almasilla, Sergio Casado, Jesús Ángel Juberías, Manuel Manteca, Marcos Martínez, Jorge César Martínez, Julio Ramos y Luis Solano. Y de nuevo ayer, el pueblo de Cogolludo recitó sus nombres con cariño infinito.
La tragedia ocurrió tal día como ayer, 17 de julio de 2005, hace ahora 17 años, aunque las llamas se originaron un día antes en la barbacoa que un excursionista había encendido en un merendero habilitado para ello, pero que debido al fuerte viento se propagaron a un rastrojo cercano y de ahí a los pinares.
Su virulencia hizo que los servicios de extinción de incendios tardaran más de una semana en extinguirlo. Fue el incendio más devastador de la historia de Castilla-La Mancha y, además de la tragedia en vidas humanas, el fuego arrasó 13.000 hectáreas de monte de gran valor medioambiental.