Insultos, amenazas, agresiones, robos con inusitada violencia, daños en mobiliario urbano y vehículos, suciedad… Este ha sido el día a día de los cientos de vecinos del barrio de la plaza de Castilla, en Azuqueca de Henares, durante los últimos tres meses, los mismos que llevaban dos familias ocupando ilegalmente tres locales vacíos en los bajos de un edificio de la plaza.
Según han confirmado a EL HERALDO DEL HENARES dos portavoces de los vecinos del barrio, la situación llegó a ser tan insostenible que decidieron convocar una manifestación de protesta delante de los locales ocupados ayer lunes 5 de septiembre, a las 19,00 horas.
«Llevábamos tres meses aguantando todo tipo de problemas de convivencia con estas personas, sobre todo con los menores del clan, unos cinco chavales de entre 12 y 15 años, que se dedicaban a pegar a nuestros hijos y a personas mayores en la calle a fin de robarles. A veces, incluso solo pegarles por pegarles, para tenerlos amedrentados», ha señalado uno de estos portavoces.
Tal era el miedo a salir a la calle de muchos chicos y ancianos, que requerían la compañía de adultos jóvenes o de mediana edad para poder bajar incluso a comprar pan o al parque o a donde quisieran ir.
Espejos retrovisores y cristales de vehículos reventados con palos, amenazas de muerte dirigidas a cualquier vecino con el que se cruzaran que los mirara, robos con violencia de dinero, móviles, joyas, etc a chicos y ancianos… Este era el día a día del barrio desde que llegaron estas dos familias al barrio.
«Yo particularmente no estoy en contra de todo tipo de ocupaciones, ya que entiendo que a veces es un estado de necesidad de una familia con niños que se ve de la noche a la mañana en la calle, lo que estoy en contra es de que esas personas luego no se integren en el barrio y utilicen la violencia para generar miedo a sus vecinos», ha añadido este vecino, uno de los convocantes del acto de protesta de este lunes.
«Durante este tiempo investigamos un poco a ver quién era esta gente tan violenta que se nos había metido primero en un local, de ahí a través de un butrón en el segundo y, finalmente, en el tercero, en el de una famosa agencia de viajes», ha apuntado este portavoz.
Según este convocante, se trata de dos familias de etnia gitana de un conocido clan que fueron expulsadas por sus propios vecinos del barrio del ‘Lianchi‘, en Alcalá de Henares, por su carácter violento, y que también fueron expulsadas de otros municipios en el que se instalaron en viviendas ocupadas, como Horche.
Tras recalara en Azuqueca de Henares, lejos de integrarse en el barrio e intentar pasar página a los problemas que habían generado en anteriores municipios, «mantuvieron su actitud violenta y de desprecio absoluto a la convivencia pacífica con el resto de ciudadanos, por lo que llegó un momento en que se colmó el vaso de nuestra paciencia», ha añadido la otra portavoz de los vecinos. Ese momento fue cuando una pareja de ancianos abandonó su vivienda tras ser asaltados: ya no podían aguantar más las amenazas y la violencia que generaban los okupas.
De esta forma, un par de cientos de vecinos del barrio y del resto de barrios de Azuqueca, «porque esto es un problema que nos afecta a todos», han señalado, se concentraron este lunes a las puertas de uno de los tres locales ocupados para mostrar a fuerza de pitos y consignar que rechazaban la forma de comportarse de estas dos familias.
Allí, se encontraron a una joven del clan de los Mendoza que les aseguró que estaba preparando sus cosas para irse, sin embargo, según este portavoz, luego llegó una chica rubia que no era de etnia gitana y empezó a calentar los ánimos y a llamar al resto de miembros del clan.
En breves minutos, llegaron hasta las puertas del local el resto de las dos familias, armados con palos y lanzando todo tipo de objetos, como platos, botellas o piedras a los manifestantes.
Según estos dos portavoces, la falta de previsión tanto del Ayuntamiento como de la subdelegación del Gobierno, que tan solo habían asignado una pareja de Policía Local y otra de Guardia Civil para controlar la concentración, hizo que se vivieran momentos muy tensos, en los que los propios agentes eran incapaces de contener a los okupas cuando lanzaban todo tipo de objetos y vidrios a los manifestantes y a ellos mismos. Estos últimos, no obstante, seguían comportándose de manera pacífica a pesar de las amenazas, tal como se observa en las decenas de vídeos grabados por los congregados y colgados en las redes sociales.
Por ese motivo, la Guardia Civil pidió refuerzos y en pocos minutos llegaron desde Guadalajara varias decenas de agentes de intervención rápida, que realizaron un cordón de seguridad para evitar que los okupas siguieran agrediendo a los manifestantes.
«Fue algo vergonzoso», han manifestado estos portavoces. «Los agentes permitieron que nos lanzaran todo tipo de objetos, como botellas o platos, con riesgo para nuestra integridad física, y creemos que tan solo realizaron un par de detenciones al final de la noche: más parecían preocupados de protegerlos a ellos, que eran los violentos, que a nosotros, que en todo momento nos comportamos de forma pacífica».
Tras varias horas de tensión, alrededor de la media noche, y tras unas largas conversaciones entre la Guardia Civil y los okupas, estos decidieron abandonar, protegidos por un cordón policial, los tres locales con destino desconocido, entre grandes muestras de alegría y de alivio de los vecinos del barrio.
«No sabemos qué habrán negociado con ellos ni a qué pueblo se irán ahora, lo que sí sabemos es que vayan donde vayan van a seguir generando muchísima delincuencia y muchísimos problemas», ha finalizado este portavoz.