La democracia actual que vaticinaron el japonés Teitaro Suzuki y el francés Jean d’Ormesson invita a pensar.
En la historia, los pensadores tienen algo que decir, y lo han dicho. Es bueno saberlo en la etapa que vivimos a nivel mundial, europeo y nacional. Como dijo en su día A. Camus: “uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen
La vida va enseñando que utilizar cualquier medio con el fin de alcanzar un determinado objetivo, no es admisible. Conseguir un determinado resultado, especialmente cuando se está jugando con vidas y con el futuro de muchos, no exime de responsabilidad. Concierne a todos y cada uno todos los días.
El samurái convertido en monje, ensayista japonés, y principal divulgador del Budismozen Teitaro Suzuki, escribió: “Quienes están embriagados de poder son ineptos para percibir que el poder es enceguecedor y que su horizonte interior es cada vez más estrecho”. Pueden tener medios y tentación de comprar los medios que no tienen, e incluso “los poderes” que no tienen y, lo más sutil: las voluntades. Según el sabio nipón, “el poder” se sube a la cabeza porque “embriaga”.
En otro lugar dice: “vivir según el zen significa seguir siendo uno mismo, estar completo en uno mismo y, por tanto, trabajarse a sí mismo; significa dar lo que se tiene y, no intentar nunca ser lo que no se es”.
Pero al menos no se engañaría a nadie desde ningún plano personal o institucional. Exigirse a sí mismo es avanzar en el humanismo, porque no se trata de ser responsable un día sino siempre. Y por lo menos ¡No mentir!
En cualquier país sin ética personal y social, la excusa para imponer un sistema totalitario, sin separación de poderes, sin ningún tipo de control, y con capacidad infinita de aumentar laexpoliación fiscal y el endeudamiento, es volar los puentes de la democracia y abrazarse a la injusticia.
Afortunadamente, suelen surgir personas clarividentes capaces de llamar a las cosas por su nombre, aunque no hayan vivido ni conocido la convulsión social, la pandemia, la invasión de Ucrania, el intento de rearme de los bloques dominantes. Pese a que la amenaza nuclear no ha pasado y la OMS anuncia nuevas pandemias, el humanismo y los derechos fundamentales están siempre en campaña.
Jean d’Ormesson (1925-2017) fue un novelista francés, catedrático de Filosofía, miembro de la Academia Francesa y secretario general del Consejo de la Unesco, aunque no es muy conocido en España. Después de vivir la Segunda Guerra Mundial fue testigo de la gran crisis de valores en Europa, que se sustenta en los cataclismos financieros acaecidos en la misma. Confiesa ser un hombre de derechas, pero en muchas cosas piensa como un izquierdista.
Ya entrado en edad y poco antes de su muerte acaecida en 2017, d’Ormesson pensaba que estábamos asistiendo en Occidente a un deterioro sutil, a veces burdo de la democracia, en favor de esa ineptocracia. Por esodifundió su teoría de “l’ineptocracie” (la ineptocracia). El clarividente académico dijo que la ineptocracia es: «Un sistema de gobierno donde los menos capaces para gobernar son elegidos por los menos capaces de producir y donde los demás miembros de la sociedad menos capaces de mantenerse a sí mismos o tener éxito, son recompensados con bienes y servicios que han sido pagados por la confiscación de la riqueza y el trabajo de un número de productores en continuo descenso».
En los últimos días ha saltado a la prensa lo que estadísticamente sucedió con los votos por correo en las pasadas elecciones.
El voto por correo en el año 2000, según los datos, fue de 482.188. Pero en 2019 fue de 1.351.659, es decir, un 180% más. ¿A dónde fueron?
Ahora la sospecha de la manipulación del voto por correo ya ha pasado a las tertulias de la prensa y TVS. El supuesto fraude ha tomado fuerza, pero sigue sin ser necesaria la identificación del votante, ni siquiera su presencia física. Puede depositar el voto, cualquiera. ¿Control? Hay una carencia legal, o una puerta abierta al fraude y a la compraventa. Entonces se puede imaginar el resultado. ¡Estamos avisados!
El citado autor Jean D´Ormesson, además alertar sobre la “ineptocracia” en una sociedad libre, democrática y constitucional, escribió una novela con un título de cortesía: “Au revoir et merci” (1966). Decir “Adiós y gracias” a quien corresponda o cerrar los ojos a la ineptocracia y que “la vida siga igual”.
José Manuel Belmonte