El próximo día 30 de septiembre, Dios mediante, celebraremos en las instalaciones del Colegio Diocesano “Cardenal Cisneros” el Encuentro del Pueblo de Dios. La oración y las reflexiones de este encuentro estarán centradas en la celebración del Sínodo Diocesano y en la vivencia de la sinodalidad como camino que la Iglesia ha de recorrer en estos momentos para ser fiel a su identidad y a su misión evangelizadora.
En el desarrollo del encuentro se entregará el último cuadernillo sinodal. En el mismo se presentan los temas sobre la actividad caritativa de la Iglesia y su presencia en la vida pública. Estos temas, sobre los que trabajarán los grupos sinodales hasta el próximo mes de diciembre, son fundamentales para el anuncio del Evangelio pues, como hemos escuchado tantas veces a lo largo de estos años, los hombres y mujeres de hoy creerán en Dios y en su infinito amor, si descubren que los cristianos somos auténticos testigos del mismo en la convivencia diaria y, especialmente, en la cercanía a los más pobres.
Por medio de estas líneas, además de agradecer muy sinceramente las reflexiones y las propuestas de los grupos sinodales, quiero invitar a todos los diocesanos a unirse a la reflexión sobre este cuadernillo. En la Iglesia siempre es momento oportuno para expresar la comunión, para incorporarse a su misión y, para hacerlo desde la corresponsabilidad, caminando juntos como hijos de un mismo Padre.
Además, durante la celebración de este encuentro pediremos confiadamente al Espíritu Santo que ilumine y acompañe las reflexiones de quienes van a participar en la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en la Ciudad del Vaticano durante el próximo mes de octubre. Concretamente, el día 4 de octubre, el Santo Padre procederá a la apertura de esta magna asamblea, en la que participarán obispos, consagrados y fieles laicos de todos los continentes.
La celebración de este importante encuentro eclesial, además de recordarnos que estamos en el buen camino, en el camino trazado por el Santo Padre para la Iglesia universal, tiene que animarnos y estimularnos a proseguir los trabajos sinodales con renovada ilusión y confiada esperanza. El Señor, que nos ha convocado a la celebración del Sínodo Diocesano, sigue acompañando nuestros pasos para que, iluminados por el Espíritu Santo, encontremos los caminos más adecuados para anunciar el Evangelio y dar testimonio de Jesucristo durante los próximos años.
Si no podemos hacernos presentes en el Encuentro del Pueblo de Dios, todos podemos participar en el mismo con nuestra súplica confiada al Señor. Sin oración, no hay vida cristiana ni misión evangelizadora ni sínodo. Dios es siempre quien nos llama a la misión y nos acompaña con su gracia durante la realización de la misma.
Con mi sincero afecto y bendición, feliz día del Señor.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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