El Heraldo del Henares
Desde el año 1926, la Iglesia católica celebra el penúltimo fin de semana de octubre el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). En esta celebración, todos los bautizados, además de renovar nuestro compromiso misionero, hemos de acompañar con nuestra oración y ayuda económica a quienes lo han dejado todo para anunciar el Evangelio y a dar testimonio de Jesucristo en otros continentes.
Por el sacramento del bautismo, los cristianos somos constituidos hijos de Dios y discípulos misioneros del Señor en nuestra tierra y en todos los momentos de la vida, pues el mandato de salir por todo el mundo para ser sus testigos (Mt 28, 19) es para todos los bautizados. Pero tenemos que dar incesantes gracias a Dios porque algunos hermanos, impulsados por el Espíritu Santo y dejando su familia y su tierra, han salido y continúan saliendo para anunciar el Evangelio en otros países del mundo.
A pesar de la secularización de la sociedad, de la indiferencia religiosa y del descenso de vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, España es el país que más misioneros aporta a otros territorios de misión. En estos momentos, la Iglesia española aún tiene más de 11.000 misioneros distribuidos en los cinco continentes. El 54% de estos testigos alegres y luminosos del Evangelio son mujeres y el 46% son hombres.
En esta celebración del DOMUND no podemos dejar de agradecer la generosa colaboración económica de los españoles a las misiones. A pesar de las estrecheces experimentadas por muchas familias como consecuencia de la falta de trabajo o por otras razones, España es el país –después de EE.UU– que aporta más dinero para que los misioneros puedan llevar a cabo su ingente labor evangelizadora, educativa, sanitaria y de promoción social.
Estas aportaciones económicas, que están beneficiando a los más empobrecidos y excluidos de la tierra, se dedican fundamentalmente a la construcción y mantenimiento de hospitales, dispensarios, escuelas, hogares para ancianos, centros para discapacitados y salones para la formación y promoción de la mujer. Estas realizaciones son una prueba, entre otras muchas, de que la Iglesia es joven y está viva, de que existen corazones ardientes que impulsan a muchos hermanos a ponerse en camino.
Ante la contemplación del testimonio de fe y amor de tantos misioneros, algunos se preguntarán: ¿Cómo podemos colaborar a la promoción y al impulso de la evangelización, que tanto bien está haciendo a la humanidad? Además de la ayuda económica, según nuestras posibilidades, hemos de pedir cada día al Padre celestial por los misioneros, sacerdotes, consagrados y fieles laicos, para que permanezcan firmes en la fe recibida, para que no les falten las fuerzas en el cumplimiento de su misión y para que, en medio de las dificultades, sigan poniendo su fe y esperanza en Jesucristo.
Con mi bendición, feliz día del DOMUND.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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