Cuanto más nos acercamos a las obras de Shakespeare, sobre todo a sus grandes tragedias, más se acrecienta en nosotros la deprimente sensación de que son inabarcables. El foso que separa la hondura humana y la complejidad psicológica de los personajes de sus obras de la materialización escénica de tal complejidad en montajes concretos se agranda cada día, por eso es de agradecer que alguien consiga tender un puente que una esas dos orillas, que comunique esas dos realidades. En este caso el mérito hay que atribuírselo a partes iguales a una inspiradísima Beatriz Argüello, en plena madurez artística, y la veterana actriz y directora teatral rusa Irina Kouberskaya, afincada en España desde 1973 que, a través del personaje de Lady Macbeth se atreve con la obra quizá más sombría, más tenebrosa del dramaturgo inglés.
Para poner en contexto al lector hay que recordar, ya sea brevemente, el argumento de la obra en la que se inspira el montaje que comentamos. Macbeth, general del ejército escocés, tiene un encuentro fortuito con tres brujas que le pronostican que será conde de Cawdor y después rey. Espoleado por su ambición de poder e instigado por su mujer, aprovecha la estancia del rey Duncan en su castillo para asesinarlo mientras duerme. Ambos marido y mujer se conjuran en un plan diabólico para cargar la culpa sobre los hijos del rey, Malcolm y Dunalbain que duermen en una estancia contigua y así poder usurpar el trono. Poseído por una suerte de impulso asesino e incitado por la insidiosa Lady Macbeth se ve arrastrado en una vorágine de crímenes, una verdadera orgía de sangre que se inicia con su más inmediato competidor, el también general Banquo y que alcanza a la mujer e hijos pequeños del noble MacDuff. Este último en compañía de Malcolm, hijo mayor del rey asesinado, se levanta en armas contra el tirano y acaba dándole muerte. Para entonces Lady Macbeth, tras recapacitar sobre los horrores cometidos ha perdido la razón y acaba suicidándose.
A semejanza de los “Dos delirios” de Sanchis Sinisterra sobre sendos personajes shakespearianos, Prospero y Julieta, (que pudimos ver aquí mismo en el Corral en junio de 2009) Irina Kouberskaya ha urdido una ingeniosa trama en la que incardina los pasajes más intensos y significativos de la pieza, partiendo, según ella misma explica, de una indagación sobre el trasfondo histórico de los personajes, en particular sobre las circunstancias de la vida de Lady Gruoch, nieta del rey Kenneth III, adoptada de niña por el enemigo acérrimo de su familia, el rey Duncan, después de que éste acabara con todos los miembros de su linaje.
Mediante una estética tenebrista, como de novela gótica, Irina Kouberskaya invita al espectador a sumergirse en un universo de imágenes que transmiten la misma viva impresión de las terribles pesadillas que a menudo nos atenazan en las noches de insomnio y que no son sino la traslación subconsciente de nuestros más ocultos temores. Y es que, como dice Próspero, estamos hechos de la misma materia que los sueños. Desde la escena inicial, sobrecogedora, de la reina intentando lavarse las manos ensangrentadas, ya se atisba en la protagonista un punto de locura, un ser atormentado, insatisfecho cuyo maltrecho equilibrio emocional le hace bascular desde las espesas brumas del delirio a los dolorosos momentos de lucidez en los que constata la imposibilidad de encontrar una justificación razonable para su aciago destino.
Texto y plástica, vestuario e iconografía incluidos, exhiben una rara coherencia -pese a la aparente estridencia de una carretilla y unos atriles vacíos que sustituyen a los caracteres principales del drama y que van cayendo uno a uno segados por la Parca-, configurando un espacio escénico casi surrealista, onírico, marca de la casa. Una magnífica “banda sonora” trufada de entrechocar de armas, tambores, trompetas y fanfarrias, solemnes coros de ópera o música tradicional escocesa que evoca los paisajes brumosos de las tierras altas, completan el entorno en el que se desenvuelve, en un trabajo realmente portentoso, Beatriz Argüello. Alternativamente en primera persona, prestando voz y ademán al propio Macbeth y, ocasionalmente, a otros personajes, transita la actriz por las escenas más destacadas de la obra derrochando talento y energía. Largas pausas y violentas transiciones jalonan su actuación, de la obstinada determinación con la que invoca a los espíritus para que nada en la naturaleza “tuerza mi cruel propósito”, a la pasión con que exhorta a su marido para que venza su cobardía; de la altanería con la que cuestiona su hombría a la mansedumbre y obsequiosidad fingidas con la que recibe a sus huéspedes en el castillo. Expeditiva, ladina, malévola, -“demoníaca reina”, en palabras de Malcolm-, aparece exultante y poseída por la ambición cuando conoce por su marido la profecía de las brujas que espolea sus sueños de grandeza, pero despierta nuestra conmiseración cuando aparece presa de la locura. Y es, asimismo un Macbeth dubitativo, presa del miedo, del desconcierto y de la confusión, sometido a cambios bruscos de humor, trastornado tras mancharse las manos de sangre, atenazado por los remordimientos y por las visiones del horror de las acciones criminales que ha cometido.
En fin, un espléndido, estimulante, bellísimo trabajo de conjunto, dirigido con mano sabia por Irina Kouberskaya que mantuvo absortos a los espectadores y mereció un largo y clamoroso aplauso a la caída del telón. Mientras quedan flotando en el aire las palabras de Macbeth en su más celebrado discurso: “la vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor /que se pavonea y se agita una hora en un escenario, / y después no vuelve a saberse más de él: es un cuento / contado por un idiota lleno de ruido y de furia, / que no significa nada.”
Gordon Craig, 27-X-2023.
Ficha técnico artística:
Versión de Irina Kouberskaya
Con: Beatriz Argüello
Diseño del espacio ecénico: Irina Kouberskaya
Diseño de iluminación: Miguel Pérez-Muñoz
Teatro Tribueñe. Madrid
Dirección: Irina Kouberskaya
Alcalá de Henares. Corral de Comedias. 27 de octubre de 2023
Dentro del ciclo “Delirios de Shakespeare”, que incluye Aka Hamlet (día 28-X) y La violación de Lucrecia (día 29-X)