miércoles , 18 diciembre 2024

De sede financiera a establecimiento hotelero: apuntes sobre los efectos arquitectónicos y urbanísticos del nuevo hotel ‘The Madrid Edition’

La antañona plaza de las Descalzas Reales, aparte del monasterio habsburgo del que recibe el nombre, acoge la sede social del Monte de Piedad desde 1724. Asimismo, también acogió desde 1839 la sede de la Caja de Ahorros de Madrid, año en que se fusionó con la mencionada institución pía. En esa primera mitad del siglo XIX se asentaron en la antigua casa solariega del tesorero del rey Carlos I, D. Alonso Gutiérrez. A lo largo de siglo y medio este edificio experimentó sucesivas reformas y remodelaciones, e incluso sustituciones edilicias completas, hasta  llegar a la configuración del edificio actualmente existente, parte del cual ha sido remodelado para acoger un moderno y lujoso establecimiento hotelero, recientemente inaugurado.

Texto y fotografías (estas últimas salvo indicación en otro sentido): Julio Real González

Cualquier viandante que hoy en día transite por el conjunto urbano integrado por las plazas de San Martín y de las Descalzas Reales, aún reconociendo la gran nobleza y entidad histórica de varios magníficos edificios que aún la ornan, no podría hacerse cabal cuenta de su relevancia en siglos pasados. Como escribía el gran cronista y escritor costumbrista D. Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882) en su obra de ineludible referencia madrileñista El Antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa, publicado en 1861, y en su página 101: La plazuela de las Descalzas, centro del antiguo arrabal de San Martín, era, aun en los primeros años de este siglo (el XIX), un reflejo fiel, una página intacta de la corte de la dinastía austríaca, del Madrid del siglo XVII. Es de perogrullo ratificar hoy en día que esta afirmación efectuada por el ilustre patricio madrileño hace más de 150 años no ha experimentado en el día en que vivimos contradicción alguna, ya que la situación arquitectónica y de configuración urbana de la plaza de las Descalzas, y la de San Martín –con la que forma conjunto unitario-, no ha experimentado mejora alguna que le haya permitido volver a aproximarse al aspecto que lucía en los lejanos tiempos del Siglo de Oro español. Su degradación actual es prueba más que evidente del menosprecio y desidia de los responsables municipales que rigen los destinos de la capital de España desde lo tiempos del reinado de Isabel II en relación a la preservación del patrimonio histórico-artístico madrileño, aún tratándose de un ámbito como el que describimos, de excepcional relevancia histórica y artística.

La mudanza estética y arquitectónica de una sede financiera eminentemente madrileña

Aunque desde el siglo XVI existían en España varios Montes de Piedad, siendo uno de los más antiguos el existente en la localidad de Dueñas, creado en torno a 1550, y lo que posteriormente se crean, como los de Toledo (en fecha indeterminada de la segunda mitad del siglo XVI), Málaga (1612), Cuéllar en 1636, etc., el capellán del  Monasterio de Nuestra Señora de la Visitación (más conocido como de las Descalzas Reales),  el valbonense padre Francisco Piquer (1666-1739), decide inspirarse no en estos precedentes de raigambre hispánica, sino en los Montes de Piedad de la Orden Franciscana que desde el siglo XVII, se prodigaban en distintos señoríos, principados y reinos de la actual Italia, y esta elección se debió a que tenían una estructura y objetivos sociales mejor definidos que los existentes en la Monarquía Hispánica.

Placa cerámica que muestra el pasadizo elevado que unía el Monasterio de las Descalzas Reales con la sede del Monte de Piedad

De esta manera, y  con el objeto de ofrecer una alternativa caritativa a los préstamos usurarios abusivos que se ofertaban a las clases sociales más humildes, decide crear la Congregación de Nuestra Señora del Santo Monte de Piedad de las Ánimas. La fundación oficial se efectúa el 3 de diciembre del año 1702 con el depósito simbólico, por parte del padre Piquer, de un real de plata en una alcancía, lo cual se realiza en su primera sede, que estuvo radicada en el Hospital de la Misericordia, del que se conserva el nombre en la breve calle (“de la Misericordia”) que une la plaza de las Descalzas con la calle del Maestro Victoria. Este antiguo hospital, que funcionaba como albergue para doce sacerdotes pobres y fue fundado en 1559 por la princesa Dª Juana, hermana del rey Felipe II, y también fundadora del monasterio de las Descalzas, permaneció en funcionamiento hasta 1850, año en que tras ser desamortizado, fue reformado, y a partir de entonces funcionó como afamado teatro de variedades, conocido como “de los Capellanes”. Demolido este teatro en 1968, se aprovechó para ensanchar la actual calle del Maestro Victoria, y en su solar, ampliado a costa de otras construcciones demolidas a sus espaldas y laterales, se levantó el gran almacén comercial de anglófilo nombre, cuya enorme mole avasalla el entorno urbano que le rodea.

En 1724 el rey Felipe V cede al Monte de Piedad el antiguo palacio del tesorero del rey Carlos I, el madrileño D. Alonso Gutiérrez (1466-1539), del cual fue también la casa principal de su mayorazgo y que, debidamente reformado, acoge desde 1559 el Monasterio de las Descalzas Reales. El palacio cedido para sede del Monte, se encontraba en aquel momento unido por un pasadizo volado al conjunto del monasterio, el cual posiblemente sería demolido para impedir la comunicación entre dos edificios que, hasta aquel momento, eran de patronato real. El antiguo palacio de D. Alonso Gutiérrez, construido en el primer tercio del siglo XVI, tenía una hermosa portada renacentista, que sería complementada con una gran portada barroca, construida en 1733 bajo diseños del afamado arquitecto madrileño Pedro de Ribera, y que daba acceso a la capilla u oratorio donde se veneraba a la Virgen titular del Monte de Piedad.

En 1838, y a iniciativa del coruñense D. José Vizcaíno y Martínez Molés (1790-1840), marqués viudo de Casa Pontejos, que había sido corregidor de Madrid entre 1834 y 1836, y que en ese momento era el presidente de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País,  promueve con el respaldo e impulso decidido de esta institución madrileña, la creación dentro de la institución del Monte de Piedad de una Caja de Ahorros, con objeto de cobrar un interés en los préstamos que se efectuaban al objeto de cubrir los gastos de administración de la institución y asegurar su futuro desarrollo y expansión. Se funda oficialmente por Real Orden de 25 de octubre de 1838, aprobándose su Reglamento un año más tarde, mediante Real Orden de 17 de julio de 1839, momento en que se abrió la oficina central en la secular sede del Monte de Piedad, ya que se fusionaban ambas instituciones, y presidiendo D. José Vizcaíno su primera Junta Directiva.

A partir de este momento, se comienzan una serie de reformas en el antañón palacio de D. Alonso Gutiérrez.

Imagen de 1875 en que aparece la fachada del Monte de Piedad con la portada renacentista del siglo XVI,  y la portada riberesca del oratorio del siglo XVIII. Fuente: Madrid I.P.H.E. Archivo Ruiz Vernacci

Así, los primeros trabajos se efectúan entre los años 1869 y 1875, reformándose el edificio histórico de D. Alonso Gutiérrez, que aún conservó sus portadas históricas, al tiempo que se levantaba una nueva fachada a la calle del Arenal. Paralelamente,  sobre el solar del demolido convento de San Martín, se edifica entre 1870 y 1875 el felizmente subsistente edificio conocido como casa de las Alhajas, obra del arquitecto romano D. Fernando Arbós y Tremanti (1844-1916).

Entre 1880 y 1884 se efectúan amplias obras de reforma y de ampliación. Para ello se adquieren el antiguo palacio existente en el sector meridional de la plaza de las Descalzas, y que había pertenecido al marcillés D. Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, marqués de Villena (1650-1725),  fundador y primer director de la Real Academia Española, en 1713. En este palacio se celebraron las reuniones de tan letrada institución entre el referido año y 1754. Una placa recuerda hoy día este hecho, aunque olvida que, previamente a la existencia de este palacio, existieron dos antiguas casas solariegas, pertenecientes en el siglo XVII al bilbaíno D. Pedro Fernández del Campo y Angulo, I marqués del Mejorada del Campo (1616-1680), y al duque de Lerma, respectivamente. En estas reformas, efectuadas durante el reinado de Alfonso XII desaparecieron las dos puertas monumentales, tanto la renacentista como la barroca.

En el año 1922 se efectuó una nueva fachada a la plazuela de Celenque, en la que se abrió su acceso principal.

Fachada de la sede central de la Caja de Ahorros y Monte de PIedad de Madrid entre 1968 y 1973 con la inclusión de la portada barroca del siglo XVIII

La reforma que finiquitó cualquier resto que pudiera existir de las antiguas edificaciones  del tesorero D. Alonso Gutiérrez, y del palacio del marqués de Villena, ambas integrantes de la sede corporativa de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, se efectuó entre 1967 y 1973, previa demolición completa de la manzana que ocupaba, con excepción de los edificios decimonónicos con fachada a la calle del Arenal. El edificio siguió las trazas del arquitecto madrileño de origen catalán, Manuel de Cabaynes Mata (1902-1972). El resultado de las obras deparó un edificio de estilo unitario, y de líneas racionalistas con el empleo de materiales nobles. Se consiguió, felizmente, recuperar la antigua portada riberesca del siglo XVIII, aunque no se colocó en su emplazamiento original, correspondiente a la fachada occidental del edificio, sino, haciendo escuadra, en su fachada norte, y próxima a la esquina de unión de ambos cuerpos del edificio.

Algunos aspectos arquitectónicos y urbanos tras la reforma del edificio

La entidad financiera BANKIA fue fundada en 2011, como marca corporativa, y surge como resultado de la fusión de siete cajas de ahorros, entre ellas la Caja de Ahorros de Madrid, como consecuencia de complejas medidas económicas derivadas del estallido de la crisis inmobiliaria desencadenada en 2008. En junio de 2021 se produjo la fusión de BANKIA por CAIXABANK.

La sede corporativa de la Caja de Ahorros de Madrid fue puesta en venta en el año 2018 por un importe de 220.000.000 de euros, y una vez adquirida la propiedad por la corporación Archer Hotel Capital, por la misma se encargaron los trabajos de reforma y adaptación del edificio de oficinas bancarias en establecimiento hotelero al estudio madrileño de arquitectura Ruiz-Larrea, asociados, y los trabajos de interiorismo a la ‘Office of Architecture in Barcelona’.

El Monte de Piedad de Madrid, en busca de mantener sus raíces históricas solariegas, ha conservado la propiedad de la planta baja de parte del conjunto edificio, correspondiente a la fachada oriental de la plaza de las Descalzas, la fachada de la calle de la Misericordia, y la fachada de la calle del Maestro Victoria.

Foto 6: Fachada a la calle del Maestro Victoria de la sede del Monte de Piedad

Los trabajos de adaptación a hotel han consistido, primordialmente en una total reestructuración interior, con escasa repercusión en sus fachadas exteriores, en las cuales ha habido algunas modificaciones en la fachada de la calle de las Hileras, y en la fachada de la plazuela de Celenque. Las otras modificaciones, estas sí auténticamente relevantes, se han producido en su azotea, con la inclusión, entre otras instalaciones, de una piscina. Asimismo, se han sustituido las carpinterías de sus vanos. Se ha construido un hotel de gran lujo, integrado por 200 habitaciones y suites, cinco comedores, dos restaurantes, varios bares, gimnasio y spa.

Inaugurado recientemente, nos gustaría resaltar algunos aspectos de su arquitectura exterior, responsabilidad de la cadena hotelera propietaria, así como algún otro de competencia estrictamente municipal.

Entre los aspectos reseñables, hay que destacar el acceso principal al hotel por la calle del Maestro Victoria. Se caracteriza por constituirse en un gran vano rectangular, a modo de pórtico, que cubre el intradós del mismo con plantas trepadoras, suavizando la agudeza de su geometría, y que permite el acceso al vestíbulo. Se cubren las tres cuartas partes de su desarrollo vertical con una marquesina horizontal que le dota de una mejor proporción de escala y es aprovechada para sustentar el nombre del establecimiento.

Nos situamos en la fachada del flamante hotel, que da a la calle de San Martín, cuya solución nos parece más desacertada que la anteriormente descrita. Se trata del nuevo acceso de vehículos automóviles al estacionamiento subterráneo del hotel. Salta a la vista que la estética no se ha cuidado excesivamente en este caso. Nos encontramos ante otro gran vano rectangular de aristas vivas, y sin concesión alguna a la ornamentación, abierto en la parte inferior de un gran lienzo placado en granito.

Asimismo, no entendemos la razón de la supresión de la moldurada portada de piedra caliza que permitía el acceso a la antigua capilla de Nuestra Señora de las Ánimas del Monte de Piedad, con su hermosa puerta de doble hoja de madera de cuarterones y herrajes claveteados.

Portada de acceso a la capilla de la Virgen del Monte de Piedad, actualmente desaparecida.

Terminada de construir la capilla en 1973, la misma ha sido completamente desmantelada en su estructura original para redistribuir su ámbito entre las nuevas dependencias hoteleras, y su contenido mueble religioso dispersado, desconociéndose actualmente su paradero. Podríamos pensar que la desaparición de la portada era inevitable al tener que realizar un amplio acceso para el estacionamiento subterráneo de vehículos. Sin embargo, no es así; la ubicación de la puerta, situada más al sur de la fachada en la que se ubica el enorme vano rectangular, hubiera permitido su subsistencia. Visto lo cual, no podemos dejar de lamentar que, en aras del progreso, en este caso económico, se ha producido otra pérdida patrimonial para Madrid, que seguramente se podría haber evitado si hubiera habido voluntad para ello. Como despedida, seguramente definitiva, de esta moderna pero interesante capilla, y de su artística portada mostramos un detalle de la misma, con la Virgen María titular de una institución más que tricentenaria, como es el Monte de Piedad de Madrid.

Detalle de la desaparecida portada, con la imagen de la Virgen María coronada por dos ángeles. Fotografía de Julio Real. Gatera de la Villa

De la calle de San Martín, retornamos a la plaza de las Descalzas Reales, para situarnos frente a la remozada fachada norte del nuevo hotel. No dejamos de valorar positivamente el que se haya aprovechado para limpiar la magnífica portada de granito de Pedro de Ribera. Mantiene su función de acceso, originalmente a la antigua capilla barroca desaparecida en 1880 y reubicada posteriormente en su posición actual, a la sede de la Caja de Ahorros de Madrid. Actualmente permite acceder a un destacado restaurante de gastronomía peruana, integrado en el hotel.

La magnífica portada churrigueresca de Pedro de Ribera,
con la discutible iluminación nocturna interior. Fotografía de Julio Real. Gatera de la Villa

Si embargo, al llegar la penumbra de las horas nocturnas, nos asalta la duda de si su interior ha sido adecuadamente tratado, sobre todo en cuanto a su iluminación interior, que no deja, cuando menos, de resultar chocante y de negativo contraste con la dignidad de la portada berroqueña de casi 3 siglos de antigüedad.

La imprescindible dignificación de dos monumentos

En este mismo ámbito, y casi frente a la portada barroca del hotel, encontramos los monumentos que rememoran a los fundadores del Monte de Piedad y de la Caja de Ahorros.

La escultura del fundador de la Caja de Ahorros, D. Joaquín Vizcaíno, obra del escultor barcelonés Medardo Sanmartí Aguiló (1855-1891), se encuentra frente a la fachada meridional del Monte de Piedad. Sobre una breve peana en forma de paralelepípedo de cemento. Basa más humilde para tan notable escultura decimonónica es difícil de encontrar, y habla muy a las claras de la desidia municipal para enaltecer dignamente a los más ilustres próceres históricos de nuestra ciudad.

Asimismo, inmediata a la escultura del fundador de la Caja de Ahorros, unos metros más al norte y frente a la misma fachada del Monte de Piedad, encontramos la que representa al padre Francisco Piquer, obra del escultor natural de Tivenys, José Alcoverro Amorós (1835-1908) y fundida en 1889. Podemos constatar que el escasamente airoso basamento que “realza” el soberbio icono del padre Piquer, facilita el que sea utilizado como guardarropa improvisado en plena vía pública. Es evidente la degradación expositiva de estos monumentos conmemorativos, a los que se ha despojado de cualquier dignidad conmemorativa, de la que sí estaban dotados cuando fueron concebidos a finales del siglo XIX. A las miserables peanas de cemento se les ha arrebatado incluso las placas metálicas frontales que identificaban a los ilustres próceres a cualquier viandante curioso.

Imagen de la plaza de las Descalzas hacia 1920 con la ubicación original de las
esculturas de Joaquín Vizcaíno y el padre Francisco Piquer, sobre sus peanas originales. Fuente: Pinterest

No obstante, es de esperar que, a la vista del actual y caótico aspecto que muestra el conjunto de las plazas de las Descalzas y de San Martín, con un irracional  trazado viario para el tránsito rodado, que hace extremadamente incómodo el trasiego y estancia peatonal por las mismas, se proceda por parte del Ayuntamiento, sobre todo una vez inaugurado uno de los más lujosos hoteles de la capital en su ámbito, a una drástica y total reforma urbanística de ambas plazas. Para ello, sería requisito imprescindible la supresión del estacionamiento subterráneo con la consiguiente desaparición de sus rampas de salida –de forma espiral- y de entrada, en rampa recta desde la travesía de los Trujillos, así como del muy antiestético ascensor existente frente a la noble fachada de la iglesia conventual de las Descalzas Reales. Una vez suprimido el estacionamiento subterráneo, habría que proceder a una prácticamente completa peatonalización de ambas plazas, que incluiría asimismo, a las calles de San Martín (ésta antes de su embocadura en la plaza de las Descalzas), la de Hileras, la de la Flora, de la Misericordia, y la antedicha travesía de los Trujillos.

Demasiado daño se ha hecho al centro histórico de Madrid desde los años 60 para acá en el afán de priorizar el tránsito particular automovilístico. Las plazas históricas de Madrid han de ser devueltas a los ciudadanos, al tránsito apacible peatonal, y para ello habría que proceder a “rellenar” y condenar los muchos aparcamientos subterráneos que actualmente las horadan e inhumanizan.

Acerca de La Gatera de la Villa

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