Es conocida mi facilidad al llanto.
No he establecido una valoración de mis lloriqueos.
Pero bien podía contar los kleenex mojados.
Con este melodrama humedecí seis pañuelitos, que terminaron empapados de mocos y lágrimas.
Todo un récord.
Comencé a llorar en el minuto uno y no paré hasta el final.
Estamos ante la peli más manipulativa que recuerde.
Pretende llegar a los sentimientos y lo consigue, por lo menos en mi caso.
Todo está pensado para emocionar.
Niño con malformación cráneo-facial, destinado a ser un marginado.
Madre que ha entregado su vida a su cuidado, dejando su vida profesional atrás.
Hermana que se siente no querida porque toda la atención va a su hermano.
Amigo del niño que intenta superar la presión del grupo para hacer lo que de verdad quiere.
Si hasta se muere el perro.
No por Dios, pero ¿esto qué es?
Todo va a mover los sentimientos del espectador, que no tiene más remedio que caer en la trampa, que dejarse arrastrar y llorar y llorar.
Ha tenido buenas críticas y va teniendo buena taquilla.
Es cine didáctico, sobre todo para niños en la segunda década de su vida.
Pero no se puede someter al espectador a ese nivel de manipulación emocional.
Hay que darle un espacio para que juzgue y analice y no mover sentimientos e impedir una crítica real de lo que se ve.
En la vida real ni las personas son tan buenas, ni la vida tan perfecta.
Lloré como una Magdalena, pero el llanto no me impidió ver por encima de mi pañuelo.
La peli más manipulativa de la historia del cine.
Mi puntuación: 3,63/10.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
En Vimeo: vimeo.com/holasoyramon