Este 11 de marzo, 21 aniversario de los atentados terroristas que dejaron 193 muertos en los trenes de Cercanías de Madrid-Guadalajara y en la estación de Atocha, tengo que escribir sobre otro tipo de tragedia, una tragedia que mata a cientos de hombres y mujeres cada año, una tragedia que lleva miles de muertos en la ultima década, una tragedia a la que tenemos sumar mutilados, parapléjicos, tetrapléjicos, y miles de viudas, viudos y huérfanos.
Una tragedia callada indolente, que pasa por nuestra sociedad como si nada ocurriera, suma una lista individual y los de aquí no sabemos lo de allí, los de allí tampoco lo de aquí, los unos por los otros seguimos ciegos mientras caemos como moscas. Ayer, 11 de marzo de 2025, han caído siete trabajadores, siete en un día…
Hoy un minero de 81 años al pie del cañón, un portero de un puticlub acribillado a balazos, un camionero, un empleado ahogado en una balsa del golf. No sabia nadar. Otro, cayó desde 20 metros de altura mientras pintaba; otro aplastado por una maquina; una educadora asesinada que había denunciado varias veces que esos niños eran muy peligrosos; a otro le cayó un portón encima y le mato; a otro le aplastó el encofrado de la obra y le enterró vivo…
Este es el día de después y no pasa nada, pero la semana pasada el día 6 también murieron siete trabajadores, los siete trabajadores de la carretera, los siete camioneros y ¿qué? Nada.
Todas son muertes horribles, que pasan como un suspiro. Hay quien aún hoy se atreven a llamarlas accidentes, cuando sabemos que la inmensa mayoría son perfectamente prevenibles y por tanto evitables. Decenas de muertes por caídas en altura se evitarían con el uso de un simple arnés. La edad en según qué trabajo es un factor determinante, no pueden morir obreros de 66, 69, 70 ó 80 años al pie de obra o en la carretera o con su tractor.
Los políticos se afanan en pedir estudios, comisiones, donde gobiernan unos, a los otros donde gobiernan otros, a los unos, mientras los muertos siguen su cuenta. Hay una Ley de Prevención de las mas adelantadas del mundo, más que nada por que fue una de las ultimas en confeccionarse y recogió lo mejor de cada país. Basta con ceñirse a ella y hacerla cumplir tanto por el empresario como por el trabajador y las muertes se reducirían en un 80 % seguro.
Pero lo mas preocupante son los inexistentes, los muertos que no son noticia ni en sus pueblos, esos que cada trimestre nos hacen sumar 10, 20 ó 30 muertos más a nuestro diario, muertos que no sabemos de dónde salen, pero que estaban ahí sumando en las estadísticas, esa estadística que afirma sin ruborizarse lo mas mínimo que tres de cada cuatro trabajadores muertos son por derrames o paros cardiacos… sin reírse ni nada, muertos que ejemplarizan la versión oficial de dos muertos diarios en esta España del siglo XXI.
Si a la palabra accidente le sumamos infarto o derrame parece como mas llevadero ¿verdad?
Eduardo Sánchez Baranda, militante de UGT, gestor del blog https://wureba13.blogspot.com
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