Una columna de humo visible a decenas de kilómetros; explosiones continuadas de miles de bidones cargados de sustancias altamente inflamables; varias poblaciones en alerta por emisión de toxinas cancerígenas al aire; un río en riesgo de contaminación química… Se trata de un incendio, uno más, en una planta de reciclaje y tratamiento de residuos peligrosos.
Crónica de Roberto Mangas
Fotografía de portada de Fernando Henares
Ocurrió por quinta vez en un año en el polígono industrial de Albolleque, en Chiloeches (Guadalajara): toneladas de residuos con destino a su tratamiento o reciclaje comenzaron a arder de manera inesperada y, como siempre, en verano y en horas nocturnas.
En esta ocasión, el fuego afectó a la nave en la que la empresa Kuk Medioambiente SL recibía cada día en los últimos años miles de bidones cargados de disolventes y pinturas. Estos bidones, sin el tratamiento adecuado, se convierten en bombas de relojería.
Eran las 4.49 horas de la madrugada de este 26 de agosto de 2016, cuando llegaron los trabajadores de las naves colindantes a Kuk Mediaombiente y se encontraron con un espectacular recibimiento: una densa humareda negra, impenetrable, irrespirable, iluminada por el resplandor de cientos de explosiones.
Luego se puso de manifiesto la magnitud del desastre: la columna de humo tóxico cruzaba de este a oeste la autovía Madrid-Barcelona y ocultaba el sol en las localidades vecinas.
Con la salida del sol, a los efectivos de tierra que trataban de impedir que el fuego se extendiera a naves cercanas, se sumaron medios aéreos. Una labor muy difícil y peligrosa debido a los componentes de las sustancias almacenadas en la nave: disolventes orgánicos, pinturas y aceites industriales, que, según Ecologistas en Acción, «producen emisiones importantes de benzopireno y, muy probablemente, de dioxinas y furanos; es decir, algunas de las sustancias más tóxicas que se conocen, pues resultan cancerígenas con dosis ínfimas, del orden de la millonésima del gramo».
Por este motivo, la Junta de Castilla La Mancha decretó a primera hora de la mañana el estado de alerta del Plan Territorial de Emergencias y, unas horas más tarde, el nivel 2, a fin de poder requerir el auxilio de medios estatales, como la Unidad Militar de Emergencias del Ministerio de Defensa.
Buena parte de los efectivos de emergencias desplazados al lugar del siniestro, además de colaborar en las labores de extinción, que se prevé que durarán varios días, trabajaron contrarreloj para excavar una balsa en la que depositar los residuos tóxicos procedentes de la nave antes de que se depositaran en un cercano arroyo que vierte sus aguas al río Henares.
El alcalde de Chiloeches, Juan Andrés García, en la imange, señaló a EL HERALDO DEL HENARES que «es muy curioso que se den tantos incendios en plantas de este tipo», aunque no quiso aventurar la relación causa-efecto, «pues eso está en manos del Seprona y del juzgado».
De esta manera, mostraba su inquietud por lo sucedido en el último año en el polígono industrial de su municipio: cinco incendios y, de ellos, cuatro, en plantas de reciclaje los días 7 de julio de 2015, 6 de septiembre de 2015, 17 de junio de 2016 y 26 de agosto de 2016.
García señaló que esta empresa, que llevaba recibiendo productos tóxicos desde hace años para su tratamiento químico, «no tenía licencia para operar» porque se la retiró el ayuntamiento al no responder al Consistorio cuando se le ofreció legalizar su situación, por lo que, el pasado 17 de junio, se dictó una resolución que calificaba a Kuk Medioambiente de «actividad clandestina por incumplir las normativas medioambientales y de seguridad».
Este expediente se sumó al que abrió el propio Gobierno regional, también por motivos medioambientales, que remitió al Seprona, y este cuerpo policial a la Fiscalía, según confirmó el delegado de la Junta de Castilla-La Mancha, Alberto Rojo.
En la tramitación del expediente estaba el Ministerio Público cuando se produjo el fuego que redujo a cenizas las cerca de, según algunas fuentes, 8.000 toneladas de residuos amontonados sin ningún tipo de control y «con numerosas deficiencias en materia de seguridad, incendios y almacenamiento», según el primer edil.