El Gobierno pretende excluir el Trasvase Tajo-Segura del Plan de Sequía y del Pacto Nacional por el Agua, da por hecho que los embalses de cabecera son coto privado de los regantes del SCRATS y no forman parte del Tajo; de hecho, ni siquiera convoca a los ribereños a las reuniones con los colectivos en defensa del Tajo.
El Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que dirige Isabel García Tejerina, ha dejado fuera de sus análisis el impacto generado por la injusta cesión de agua al Levante, tanto en situaciones de sequía como en la sobreexplotación por incremento de las demandas en la cuenca del río.
Para el Gobierno de Mariano Rajoy, el Tajo no nace en la Sierra de Albarracín, la cabecera pertenece al Segura. «¿Dónde estaban Rajoy, Cospedal y Tejerina mientras en las aulas de los colegios se explicaba geografía española?”, se pregunta el presidente de los ribereños, Francisco Pérez Torrecilla. “¿Qué hay de la unidad nacional que tanto defienden?, ¿dónde quedan Entrepeñas, Buendía y el río Tajo? Tal vez haya que aplicarles a ellos un 155 para que no independicen la cabecera del Tajo del resto de su cuenca y de España”.
“Los Ribereños exigimos a Tejerina que devuelva Entrepeñas y Buendía al Tajo, porque ni son embalses del Segura, ni despensa a libre disposición del SCRATS”, clama Pérez Torrecilla.
“Ahora que está tan de moda la nostalgia, le recomendamos que vuelva a leer los libros de geografía de EGB, donde a todos nos enseñaron que el Tajo es un río principal de la península ibérica que nace en la Sierra de Albarracín y desemboca en Lisboa; tiene multitud de afluentes, pero no es a su vez afluente de otro río. Nunca lo ha sido”.
El Gobierno dejaría con esta decisión fuera de la ecuación una cuarta parte de las demandas totales de la cuenca y más del 80 por ciento de las de cabecera, cuyas aguas llevan sustrayéndose desde hace 38 años. Así, el Plan de Sequía quedaría supeditado en cabecera a las disposiciones del trasvase, no a las necesidades de la cuenca del Tajo, cuyo panorama y futuro es desolador.
“Qué podemos esperar si no respetan ni una de las joyas medioambientales y turísticas de su propia comunidad, convirtiendo el Mar Menor en vertedero de todos sus regadíos ilegales”, lamenta Pérez Torrecilla. “Si no respetan su propia comarca y el Gobierno les deja a sus anchas vampirizar recursos, cómo va a importarles el futuro del Tajo; están cegados por el dinero y son tan obtusos que no alcanzan a entender las consecuencias medioambientales de su propia avaricia. Están mercadeando con un recurso básico, como es el agua, y destruyendo el patrimonio de todos los españoles”.
Asociación de municipios ribereños de los embalses de Entrepeñas y Buendía
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