Cuando programas la prueba de un deportivo roadster que viene con el apellido Abarth, los nervios y la ilusión es fácil que florezcan en cualquier momento. Se ha escrito y hablado mucho del 124 Spider y todo lo que se dice es bueno, pero la emoción aparece por momentos a la hora de confirmar la fecha de la cesión.
Prueba de conducción, crónica y fotografías de José Andrés Merino
Dejando de lado las emociones y acercándonos a la realidad, escribir sobre cualquier coche que este “infectado” por el escorpión de Abarth, son palabras mayores. La consecuencia final es que estamos ante un auténtico deportivo, con una carrocería y diseño a prueba de bombas y la inyección extra que supone el “veneno” Abarth: el resultado positivo está asegurado.
La verdad es que las cifras de potencia que rinde el pequeño 124 Abarth te hacen pensar que, ante todo, vamos a estar ante un coche divertido de conducir, ágil y sobre todo contundente: poco más de 1.000 kg, 1.4 turbo y 170 cv… ¡Uff! los dientes se ponen largos.
Como información general, debemos recordar que este modelo se ensambla en Japón, en la isla de Hirosima, en la misma planta que su primo el MX5. Se diferencia de este en la carrocería, algo más clásica en el 124 y 14 cm más larga y en la elección del propulsor, que como ya he comentado es el 1.4 Multiair ya montado en otros modelos de los italianos.
Antes de salir a la calle, de Hirosima pasa a Mirafiori (Italia), donde recibe la mordedura del escorpión en forma de suspensiones Bilstein con puesta a punto específica; diferencial autoblocante con tarado específico; escape deportivo Record Monza; frenos delanteros Brembo de 4 pistones; elementos decorativos interiores y exteriores específicos… Una perlita…
Amor a primera vista
Lo había visto en fotos, en videos, había leído mucho sobre él… pero cuando lo ves en vivo y en directo… algo te invade y hace que lo tengas que mirar dos veces. Síiiii, es real y voy a poder usarlo. Miras el reloj y piensas, …tengo algo más de tres horas antes de mi próxima cita… Hay que disfrutarlo.
Abres la puerta y te fijas en los asientos, de cuero bicolor que te están esperando con los brazos abiertos para que te acomodes en el habitáculo. Menos mas que no somos muy altos, ya que la altura del techo y la altura a la que estamos del suelo dificulta ligeramente el acceso… pero claro, estamos ante un deportivo. Si no superas los 1.80 metros no tendrás muchos problemas…
Después del primer impacto visual, toca disfrutar. En primer lugar, intentar envenenarme con el ambiente que proporciona el escorpión en el habitáculo del 124: volante de cuero, palanca de cambios, baquets, tacto de los pedales, cuadro de relojes… No exagero, fueron varios minutos disfrutando del embriagador ambiente que se respira dentro del Fiat 124 Spyder Abarth.
Sin duda estamos ante un coche que va a acaparar muchas miradas en parado, tantas casi como cuando lo arranquemos. La acertada carrocería bicolor en rojo y negro, unas bonitas llantas que dejan ver las enormes pinzas de freno Brembo en rojo serian detalles más que suficientes para ser los reyes del parking.
Pero si además, en menos de 5 segundos le quitamos la capota, desde luego el triunfo está asegurado. Quiero comentar que lejos de complicados artilugios electrónicos de apertura de la capota, los de Fiat han optado por una capota manual simple y sencilla de usar, que permite quitar y poner en un abrir y cerrar de ojos en tiempo récord.
Sin necesidad que quitarnos el cinturón y esperando a que el semáforo se ponga en verde, antes de que dé tiempo a pensar si lo hacemos o no, ya estaría hecho y preparados para emprender la marcha de nuevo.
Un interior que rezuma deportividad y calidad por los cuatro costados que es una clara declaración de intenciones del biplaza. La posición de conducción baja con las piernas estiradas y un tacto duro y preciso de los mandos dotan del toque definitivo para que nos planteemos si estamos ante el coche de nuestra vida.
Por fin llega la hora de la verdad y hay que darle al botón para que arranque el pequeño motor 1.4 turbo de 170 caballos. Madre mía… ya me tiene loquito. Qué sonido… y eso que estamos al ralentí. Las preciosas colas de escape metálicas son las culpables del bronco sonido que, no sabemos si es realmente efectivo con el 1.4 o son simplemente un detalle más que aumenta la personalidad de deportivo del Abarth. A mí, personalmente, aumente o no las prestaciones, me encanta.
La realidad es que las cifras y los datos invitan a pensar que la deportividad está asegurada. Los poco más de 1.000 kilos para 170 caballos, tracción trasera y diferencial autoblocante seguro que se transforman en emoción a la hora de conducirlo.
Disfrutando del paseo
Los primeros kilómetros de contacto con el 124 son por autovía y pronto las sensaciones que transmite son claras. Por encima del alto confort de marcha está la efectividad y, si superas los 140 km/hora (no olvidemos que el límite legal es 120 km/hora) el sonido del escape y de la capota es considerable. La suspensión es dura y efectiva, pero tampoco los ocupantes sienten en exceso las sacudidas de la misma.
Dejando de lado las largas rectas de las autovías, las curvas de las carreteras nacionales van llegando al mismo tiempo que lo hace también la diversión. Es un auténtico placer acercarnos a la zona alta de las rpm para sentir como empujan los 170 caballos a los 1.000 kilos. Es en este punto donde más agradecemos una suspensión firme y unos frenos efectivos…
Lo bueno que tiene este coche es que, gracias a su configuración de deportivo con tracción trasera, es que en los trazados regados de curvas, gracias a su excelente relación peso/potencia, el escalonado de su caja de cambios y el funcionamiento brutal de sus frenos permite disfrutar de una manera increíble sin superar en ningún momento las velocidades legales.
Buena aceleración, frenada increíble, funcionamiento del diferencial autoblocante, aderezado con un precioso sonido que inunda el ambiente, ¿necesitamos más? No, ni más caballos ni más velocidad, simplemente disfrutando de la conducción.
Resumiendo
¿Cumple para lo que fue diseñado? Si el objetivo del Fiat 124 Spider Abarth es dejar con la boca abierta a quien lo ve estacionado, o a quien lo escucha a tope de vueltas por una carretera de montaña, o si lo que quieres es quitar la capota en una tarde de primavera y disfrutar del aire en tu cara, o simplemente verlo cada día en la puerta de casa y tener la sensación de que es el coche de tu vida, el objetivo está superado con creces.