Como cada año, numerosos países se preparan para celebrar el día 8 de marzo, Día internacional de la Mujer, desde que en 1975 la Asamblea General e Naciones Unidas, decidiera institucionalizarlo, para apoyar la lucha de la mujer en plan de igualdad con el hombre, tanto en su desarrollo integro como persona, como en sus derechos económico-sociales.
No muchas personas recuerdan que en 1977 la ONU invitó a todos los Estados a que, conforme a sus tradiciones y costumbres, celebraran un «Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional«.
Es cierto que el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, el 25 de marzo de 1911, donde murieron 146 mujeres además de resultar heridas 71, hizo que la legislación laboral fuera modificada en Estados Unidos, y se adaptara en la mayoría de países. Por eso la celebración anual, tiene carácter laboral y reivindicativo.
Respetando todo eso, quisiera resaltar el aspecto no menos importante de esa celebración: «Día de la Mujer y la Paz Internacional«. Dando por supuesto que me uno a esa lucha de la mujer en su desarrollo integral, personal y laboral, con sus derechos y equiparación salarial, quiero hacer visible dos aspectos que suelen olvidarse en el día de la mujer: 1) la mujer madre y 2) La madre y la paz internacional.
1) La mujer madre.
Nadie ignora que las madres son el corazón de la familia y el sustento de la sociedad, pero… en la práctica, tanto el feminismo como la política, como la legislación y las empresas, ignoran a las madres o simplemente las discriminan.
Puede decirse con razón, que laboralmente son discriminadas, porque para los políticos son invisibles. Las instituciones y los medios si no las ignoran, no las hacen visibles. Muchas de ellas no son contratadas si están embarazadas y algunas han sido despedidas de sus trabajos cuando se ha conocido su embarazo. Por todo ello, ni son apoyadas para ser madres, ni sus derechos laborales y sociales son respetados.
En la dispersión legislativa y política de ayudas autonómicas…las madres están perdidas; no son tratadas de igual forma, en cuanto a prestaciones, en todas partes. Mientras algunas tienen prestaciones y derechos, con el solo informe médico de estar embarazadas, en otras ni existen o nadie les informa. Están más informadas, generalmente, las no nativas que las españolas.
Por eso, la Declaración Mundial de Madres afirma que «la sociedad necesita familias estables, que permitan a sus hijos crecer felices y seguros de sí mismos». «La maternidad y la dedicación a la familia es uno de los trabajos más importantes y gratificantes para la mujer y beneficioso para la sociedad».
Sin embargo, a pesar de que se sabe que ser madre no solo no supone ningún inconveniente sino que es un plus en el desarrollo profesional de una mujer y de estabilidad y responsabilidad en el trabajo, con demasiada frecuencia, son discriminadas en el mercado laboral por ser madres o querer serlo.
Por eso 16 ONG´s de diversos países, han creado una plataforma internacional: Women of the World Platform, que trabajan juntas en defensa de la identidad femenina y el valor humano, social y laboral de la maternidad. www.womenworldplatform.org
De momento han mandado una nota de prensa a los medios españoles contándoles que han sacado un documento sencillo y práctico: Soy Mujer, Soy Madre: 10 propuestas políticas.
Esas propuestas políticas permiten a la mujer desarrollarse en su doble dimensión, mujer y madre, respetando su identidad femenina así como el valor y dignidad de la maternidad que ha de considerarse, de una vez por todas, como un valor social.
Siguiendo la Resolución 29/22 sobre la Protección de la Familia, reivindicamos la importancia de la familia como “elemento natural y fundamental de la sociedad”. Abogamos por una verdadera y auténtica conciliación porque no son las madres, o padres, de familia los que deben adaptar la vida familiar al ritmo laboral sino que el mundo laboral debe asumir la maternidad como un beneficio indiscutible para el desarrollo y el progreso.
Y por eso las medidas que se proponemos incluyen:
- Apoyo estatal a las contrataciones a tiempo parcial.
- El tratamiento de la “Dedicación exclusiva a la familia” como categoría laboral.
- Ventajas fiscales para la contratación de mujeres que, debido a la dedicación a la familia, han estado mucho tiempo fuera del mercado laboral.
- Mejora sustancial de la pensión de viudedad para las mujeres con dedicación prioritaria o exclusiva a la familia.
http://www.womenworldplatform.com/files/20160528211737-10mpesp.pdf
Y para demostrar que van en serio, llevarán su propuesta la ONU el próximo mes de marzo y la harán llegar a políticos y personalidades que tienen influencia real en las políticas de sus países y en las instituciones internacionales.
2) La madre y la paz internacional.
La premisa fundamental es que la madre es básica en la sociedad y la familia. “La familia es la unidad básica de la sociedad» (Plataforma de Beijing 1995) y la maternidad es el corazón de la familia. Por tanto las madres deben ser respetadas tanto en la política como en la sociedad y en el propio hogar.
La segunda premisa, a veces se olvida, es que la madre es decisiva, frente al terrorismo. El nuevo terrorismo es un terrorismo total, universal, sin límites ni escrúpulos. Si hace siglos la Ruta de la Seda fue un vehículo de cultura y desarrollo entre Oriente y Occidente, el Estado Islámico (EI) lo ha transformado en una fuente incomprensible de inseguridad y de terror para los ciudadanos.
El terrorismo es una amenaza real y compleja que occidente ha intentado solucionar con las armas. Por eso, no se puede parar el fuego alimentando el fuego. Según el autor del libro «Daesh. El porvenir de la amenaza yihadista«, Jesús A. Nuñez, dice: «tenemos claro a estas alturas, que no hay solución militar para el terrorismo yihadista».
La tercera premisa: en el mundo, «hay individuos que se radicalizan en clave violenta y que se apuntan y se van a Daesh». Pero… pertenecen a una familia. Hasta ser reclutados y marchar, tienen una familia y una madre, que cuenta con preparación y ayuda, puede ser decisiva.
http://www.abc.es/internacional/abci-terrorismo-yihadista-amenaza-real-pero-no-existencial-para-occidente-201802080306_noticia.html
La juventud, en general, y la islamista en particular está desconcertada y carente de valores. En occidente, no hay un liderazgo claro ni se apuesta por la cultura en valores éticos y religiosos. Tampoco se fomenta un «islam occidental abierto» para facilitar la integración de los inmigrantes musulmanes en la sociedad. Según Mónica Carrión «las redes extremistas de captación se ceban en el desconocimiento de estos chavales».
Tradicionalmente, en el islam la mujer ha sido ninguneada o relegada a un segundo plano. Al llegar a occidente nada cambia automáticamente. En muchos países el gueto musulmán no se rompe y algunos maridos no les permiten salir más que para llevar sus hijos a la escuela. Algunas madres están alarmadas por el abandono escolar y la captación en mezquitas donde se les enseña una interpretación extremista del islam. Aunque intentaran cuidar a sus hijos, su papel secundario en el hogar, hace difícil hablar con sus hijos. Habría que ir mucho más allá de que reciban unas simples clases del idioma del país en que se encuentren. La integración es otra cosa.
Por eso algunas mujeres con visión de futuro, como Edit Schlaffer, entienden que el amor materno, y el papel de la madre es clave, para terminar con el extremismo si son capaces de situarse en la primera línea de fuego contra la violencia y el terror. Para ello hay que reforzar su cultura, su autoestima, y cambiar la actitud de la sociedad hacia ellas y de ellas en la familia y en su rol social.
La austriaca Edit Schlaffer, es una valiente pionera, científica, escritora y fundadora, reconocida mundialmente. Ha recorriendo el mundo, impartiendo experiencia en charlas y cursos en las aulas más prestigiosas en instituciones de los países y en organismos de Naciones Unidas. También dirige un programa de formación en Alemania.
En 2001 fundó Women Without Borders, para animar a las mujeres a tomar la iniciativa personal y pública como agentes del cambio para hacer un mundo más seguro. Hoy ayuda a mujeres de todo el mundo a identificar los signos de radicalización de sus hijos y tomar iniciativas para intervenir en favor de la paz.
Pero, Mujeres sin Fronteras,(WwB) con sede en Viena, aunque sigue siendo muy importante, le permitió evolucionar. Hizo tomar conciencia de que «tenemos que levantarnos por nosotras mismas y por los demás». Y en 2008 lanzó Sisters Agaimst Violent Extremism (SAVE). Hermanas Contra el Extremismo Violento es la primera plataforma femenina contra el extremismo violento y el terrorismo.
En 2010 fue nombrada como una de las «21 Líderes del siglo XXI» y desde entonces hasta hoy ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales, tanto por su liderazgo, como por su lucha por la Igualdad e por fomentar una Investigación sobresaliente.
Fue en 2012, en reuniones con mujeres valientes y decididas, alguna reconocía sus carencias y le dijo: «las madres deberíamos volver a la escuela», comprendió que para ser eficaces, comprender a sus hijos y poder hablar con ellos, las madres necesitaban herramientas y técnicas para su empoderamiento y poder interactuar con ellos y con otras madres. Ahí nació MothersSchools, Escuela de Madres. Ofrece preparación y titulación.
De hecho ofrecen a las madres interesadas, capacitación en habilidades personales, de comunicación y de crianza para que puedan reconocer y reaccionar a los primeros signos de posible radicalización en sus hijos. Y también ideas alternativas para desafiar el pensamiento extremista de quienes pueden estar influyendo en sus hijos.
En 2017, en Luton, Gran Breña, se graduaron las últimas alumnas de la Escuela de Madres. Han reforzado sus conocimientos y estrategias, pero sobre todo han conseguido sentirse valoradas como mujeres y como madres además de crecer en autoestima como personas y en capacidad para afrontar situaciones o circunstancias traumáticas. Algunas habían perdido a algún hijo luchando en Siria o Irak. Otras, habían sido demasiado marginadas por sus marido y los varones de su casa y fueron capaces de poner orden. Según su testimonio sus hijos pasaban demasiadas horas aislados en su habitación ante el ordenador, ahora ya tienen el ordenador en el salón, y la familia come junta, sin disputas y sin que ella tenga que permanecer aislada en la cocina.
Además, les ha permitido conocer a otras madres y hoy tiene amigas. Alguna fue capaz de expresar bellamente su alegría: «me siento como una madre pájaro que ha aprendido a volar en busca de un mundo más amplio».
Las madres sin fronteras, están en la primera línea del nuevo paradigma de seguridad. Desde su familia, pueden hacer frente y derribar el terrorismo internacional.
Edit Schlaffer acaba de ser galardonada en 2018, con el premio «Europea del año».
José Manuel Belmonte.