La Plataforma Khetane, movimiento asociativo gitano del Estado español, dentro del Rromani Pativ ha celebrado en Madrid una jornada de trabajo por la Dignidad gitana en la red y en los medios de comunicación.
Crónica de Julia San Miguel
Una jornada de formación y sensibilización dirigida al colectivo profesional de los medios de comunicación para fomentar un tratamiento justo, digno, real, igualitario e intercultural de la comunidad gitana.
Organizada por la Plataforma Khetane, la intención es alertar de la mala praxis periodística y ofrecer alternativas factibles para el tratamiento del pueblo gitano en los medios de comunicación y en las redes sociales.
“El proyecto Rromani Pativ trabaja, desde hace varios años, para dar respuesta directa a aquellas muestras de antigitanismo mediático que inundan los medios de comunicación y las redes sociales”, según han informado desde la organización.
A través de un trabajo efectivo en la red, presentan críticas pertinentes y denuncias públicas efectivas que reviertan el daño causado y ofrezcan una realidad alternativa a la proyectada. En este tiempo, han tenido la oportunidad de abordar un debate continuo sobre el concepto de libertad de expresión, mostrando los límites del mismo cuando este es utilizado para atentar contra la dignidad de las personas, en este caso de las personas gitanas. La iniciativa que da nombre al proyecto se articula a través de intenciones constructivas.
“Que una noticia pública cuyos protagonistas resultan ser de origen gitano aparezca presentada a través de palabras-marca como “clan” cuando lo que realmente hay es una familia; “reyerta” cuando quizá existe un conflicto con sus orígenes y causas; “patriarca” cuando ante lo que nos encontramos es ante una persona mayor de respeto en la comunidad, o “ley gitana” cuando lo que percibimos es mera violencia social, no es más que un reflejo fiel de la idea dominante en torno a los gitanos y gitanas”, en palabras de Helios Fernández, contextualizando el antigitanismo en la función periodística.
“Una intención se sobrepone a todas las demás –continuó–: mostrar al Pueblo Gitano como una sociedad exótica, folclórica, fundamentalista y retrógrada. De esta manera se refuerza el poder del nuevo racismo de corte diferencialista, el cual consiste en insinuar y asegurar la imposibilidad de la convivencia y el pluralismo entre culturas en el seno de la sociedad europea”.
“A pesar de los numerosos esfuerzos destinados a formar a los profesionales de la información en materia de discriminación étnica, la utilización de la palabra «gitano» o «gitana» sigue siendo un marcador recurrente en la elaboración de noticias negativas relacionadas con la delincuencia o la marginalidad. Tal realidad contribuye activamente a la proliferación del odio antigitano”, ha añadido.
“Lamentablemente, estas ideas racistas llegan a cotas inalcanzables en las redes sociales, funcionando como altavoces y amplificadores del antigitanismo”, han señalado estas fuentes.
“Observamos que cuando las noticias guardan alguna relación con personas gitanas, la necesidad de contrastar la información parece carecer de sentido. Se da por sentada cualquier información arbitraria y se buscan de forma obsesiva relatos que no hagan sino confirmar las ideas dominantes sobre los gitanos y gitanas. Los gitanos y gitanas no necesitamos la condescendencia de una mirada estereotipada sobre nuestra realidad, sino respeto y justicia, como todos los pueblos de la humanidad”, ha señalado Helios Fernández.
Con la presencia de diferentes asociaciones gitanas y ciberactivistas, la jornada contó, entre otros ponentes, con los periodistas Manuel Moraga y Joaquín López Bustamante, codirectores del programa Gitanos: arte y cultura romaní, de Radio Exterior de España; Joan Oleaque, colaborador de El País y responsable de la exposición Vidas Gitanas, que ha viajado por Europa hasta Estados Unidos; Sara Cabrera, periodista local en Ràdio Sant Vicenç y gestante del programa Desfem; June Fernández, directora de la revista Pikara Magazine, y Mariola Cobo Cuenca, directora de la revista Amarí (publicada en Andalucía, con artículos escritos por un gran número de personas de etnia gitana).
En su presentación, Joan Oleaque habló de la precarización en los medios, que va en detrimento de las noticias: “El racismo cotidiano tiene como característica la no intencionalidad, pero no es excusa. El racismo se aprende y se transmite desde la comunicación. Si se aplicara el código deontológico no estaríamos haciendo estas jornadas”. Y se lamenta de la realidad que impera en la sociedad: “Nos gusta «lo» gitano, pero no «los» gitanos”.
Manuel Moraga y Joaquín López también son de la misma opinión: “Hay un racismo cotidiano que se plasma en las rutinas”. “La noticia es muchas ocasiones no interesa, no es noticia, y hay que añadir un plus para que sea más atractiva. De ahí el uso de términos como «clan», «patriarca»…, para adornarla, para espectacularizarla”.
“Los gitanos estamos muy cansados de ser objeto de estudio –comenta Joaquín–. Es hora de que seamos también fuente de conocimiento”.
Como colofón, Carmen Santiago Reyes de la Federación de Mujeres Gitanas “Kamira” presentó el documento Recomendaciones para el tratamiento de la comunidad gitana en los medios de comunicación, editado por esa organización que contó con la financiación del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Su objetivo, servir de documento de referencia para las personas preocupadas por la reproducción de estereotipos y prejuicios respecto de la comunidad gitana transmitidos a través de los medios de comunicación, que dificultan la lucha contra la discriminación y la plena integración de las personas de etnia gitana. Recomendaciones dirigidas a tanto a profesionales y a empresas de la comunicación como a las autoridades, con una guía de lenguaje inclusivo.