Los bancos de semillas se crean para dar respuesta a la destrucción de los hábitats naturales de las plantas tanto por la incidencia del sector humano como por los cambios medioambientales que genera el cambio climático.
Atendiendo a uno de sus principios básicos, la conservación, el banco de semillas del Botánico la UAH dispone de un depósito de unos 15.000 registros de 5.000 especies, 900 de ellas de la flora silvestre y muchas de estas en peligro de extinción.
Destacan también las semillas de cactus, en la imagen, y otras plantas suculentas, que rondan el 20% de la colección.
“Hay un poco de todo, tenemos plantas de huerto, plantas del propio jardín y, sobre todo, ponemos especial interés en la conservación de flora de las provincias de Madrid y Guadalajara, que son el ámbito geográfico donde la Universidad de Alcalá está más implicada”, señala la subdirectora del Jardín Botánico y coordinadora de Banco de Semillas y Red Española de Bancos de Germoplasma de Plantas Silvestres y Fitorrecursos Autóctonos, Redbag, Inmaculada Porras.
Algunas semillas llegan procedentes de otros jardines botánicos con los que el de Alcalá mantiene intercambios, otras son donadas por particulares o instituciones científicas y, principalmente, provienen de recolecciones en el campo y de colectas en el recinto del propio jardín botánico.
“Nuestra prioridad es tratar de conseguir especies silvestres que estén amenazadas, como es el caso del ‘geranium paularense’, Geranium paularense de la zona del Paular, en la Comunidad de Madrid, o del ‘limonium erectum’, Limonium erectum de Pastrana, en la provincia de Guadalajara. Ambos entornos, como ya he indicado, son nuestro principal foco de interés”, ha añadido.
Disponer de un banco de semillas genera una labor de conservación y mantenimiento que supone un proceso muy medido: “lo fundamental en el banco de semillas es el registro y la documentación de cada semilla, para lo que disponemos de una base de datos. Las semillas tienen que estar en un ambiente seco. Se consigue con gel de sílice. Y a temperaturas bajas, entre 5 grados y 18 grados bajo cero, dependiendo de si se van a plantar o intercambiar con otras instituciones o se van a guardar para su conservación”, ha señalado Porras.
La conservación de las semillas no es solo proteccionista en el sentido de prever posibles extinciones futuras y disponer de un recurso para volver a reintroducir la planta en la naturaleza; en la mayoría de los casos, cuando se observa que puede ser posible, los especialistas del Botánico de la UAH las plantan, de tal modo que pasan a formar parte de la colección de planta viva del Jardín’.
En ocasiones, con las plantas amenazadas, el Jardín Botánico se convierte en un verdadero laboratorio para convertir semillas en planta viva. “Algunas veces el proyecto prospera y otras no, pero el objetivo es que estas plantas se integren en la colección de flora silvestre del Jardín Botánico y garanticemos su continuidad”, ha finalizado.