El Heraldo del Henares
El grafitero acusado de agredir a un vigilante de seguridad en un depósito de trenes de Metro de Madrid ha declarado en el juicio que no hizo ninguna pintada ni causó daños a la víctima, por lo que ha asegurado que las lesiones del denunciante pudo habérselas producido al «rajarse con la valla».
El juzgado de lo Penal número 5 de Madrid ha celebrado este martes el juicio al grafitero que está imputado por agredir presuntamente a un vigilante de seguridad de Metro de Madrid el 3 de septiembre de 2019.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 15:00 horas, cuando el acusado, Miguel G.O., que contaba con antecedentes penales, se encontraba en el recinto del Metro de Cuatro Vientos, en Madrid, en compañía de otras dos personas en la zona de los trenes, realizando grafitis en los vagones.
Al ser descubiertos por dos vigilantes del Metro, los tres grafiteros salieron huyendo, dos no pudieron ser localizados, pero uno de los vigilantes, José Antonio C. S., interceptó a Miguel junto a una valla por lo que se produjo un forcejeo entre ambos, tras lo cual, el grafitero consiguió huir.
“En el transcurso de ese forcejeo, el acusado, con el ánimo de menoscabar la integridad física del vigilante, hirió al mismo, utilizando un objeto punzante y peligroso, lo que le provocó una herida inciso contusa en el dorso de la mano derecha que le dejó cicatrices”, ha señalado en el juicio el letrado del vigilante y del sindicato Alternativa Sindical, Roberto Mangas Moreno, personados en cualidad de acusación particular contra el grafitero.
El grafitero pudo huir del lugar de los hechos, pero fue reconocido por los vigilantes en los archivos policiales, por lo que pudo ser detenido y presentado ante el juez, donde reconoció que se encontraba en el Metro el día de los hechos pero que no había realizado grafitis ni tampoco lesiones al vigilante.
Por ello, este letrado ha solicitado seis años de prisión para el grafitero, tres de ellos por agresión a agente de la autoridad y otros tres por lesiones, así como una indemnización a su representado de 2.345 euros.
Se trata de una petición, la de agresión a agente de la autoridad, que viene recogida en el Código Penal también para los vigilantes de seguridad en acto de servicio y cuando están bajo el mando de las fuerzas y cuerpos de seguridad, lo que, para el letrado de la acusación, se da en este caso al tratarse las instalaciones de Metro de un servicio estratégico de la Administración.
Este letrado ha manifestado que de atender el tribunal su petición, sería la primera condena en este país por este motivo.
Por su parte, en el acto de la vista oral, la Fiscalía ha mantenido su petición provisional de cuatro años y medio de cárcel para el acusado -dos por un delito de daños en los trenes y dos años y medio por lesiones-, de una multa de 12.000 euros, que el procesado no se acerque a las instalaciones del suceso durante cuatro años y que indemnice al vigilante herido con 1.500 euros y a Metro Madrid con 3.418 euros por los daños.
En cuanto al letrado de Metro de Madrid, este ha asegurado que los trenes afectados por las pintadas eran «aptos y útiles para prestar servicio» y por ello ha solicitado quince meses de prisión por daños, multa de 2.700 euros y una indemnización de 3.623 euros.
Durante la vista oral, el acusado ha reconocido que se encontraba en el recinto el día de los hechos pero ha manifestado que no realizó pintadas ni tampoco causó lesiones al vigilante.
«El de seguridad me agarró del brazo, lo único que hice fue intentar apartarme y salir del recinto, yo me rajé con el hueco de la valla e igualmente se pudo rajar él», ha relatado.
El joven ha expresado que estaba «nervioso porque había entrado a un recinto que era privado, en el que sabía que no podía entrar», y ha añadido que como «fan del arte urbano» fue al depósito a documentarse y «a tirar algunas fotos».
Otra vigilante de seguridad, que se encontraba con el agredido ese día de servicio, ha comparecido como testigo y ha relatado que recibieron el aviso de Metro diciendo que «tres jóvenes estaban pintando trenes».
La testigo ha asegurado que vio cómo el acusado «sostenía un objeto punzante brillante» en el momento en el que forcejeaba con su compañero.
El vigilante agredido ha detallado en sus declaraciones que no alcanzó a ver dicho «objeto punzante» porque tenía al grafitero «agarrado desde atrás para evitar que escapase».
La víctima ha relatado que sintió un fuerte dolor en el brazo y que le dijo al joven que le «estaba haciendo daño».
Según un policía nacional, que ha declarado como perito, los vigilantes de seguridad reconocieron al acusado en los archivos policiales después de los hechos.
El mismo agente ha afirmado que tenían identificado al grafitero con el nombre SOUL, que aparece en las pintadas de los trenes del interior del depósito.
Por último, la defensa del acusado ha pedido su absolución y ha insistido en que «no queda demostrado que realizara ninguna pintada el día de los hechos y tampoco está acreditado que utilice la firma SOUL».
Además, la letrada del acusado, ha sostenido que «las versiones de los vigilantes de seguridad han sido contradictorias».
