Al igual que muchas más personas de Guadalajara capital, Azuqueca de Henares o diferentes pueblos limítrofes con ambos municipios, soy un castellano-manchego, alcarreño, que a diario debe trasladarse a Madrid para sus quehaceres diarios, ya sean estudios, trabajo, o diferentes citas personales. A mis treinta y cuatro años de edad llevo a mis espaldas diecisiete años y cinco meses viajando a Madrid en transporte público, al principio para estudiar la carrera y posteriormente, hasta la actualidad, para acudir a mi puesto de trabajo, utilizando principalmente por las mañanas la red de transporte público de Cercanías Renfe.
Por todo el mundo es sabido, y si no es así será porque no está atento a las redes sociales o medios de información como este periódico, que el servicio público de Cercanías está ofreciendo un servicio de lo más lamentable, sobre todo nuestra línea la C2, #MadC2 en Redes Sociales. A título personal, mi indignación crece por semanas, desde hace unos meses, ya que la anulación de trenes, y el retraso de los mismos de llegada a Atocha, o posteriores paradas de Madrid, es sistemática. En tan solo una semana, por ejemplo, he acumulado más de una hora y media de retrasos por culpa de los citados problemas, que son más acusados en la franja horaria más importante para la ciudadanía de Guadalajara que debe desplazarse a Madrid, entre las siete y las ocho de la mañana, por desgracia, para muchas personas, llegar tarde a tus obligaciones en Madrid se ha convertido en una rutina diaria.
Pero la odisea del transporte público a Madrid ya no sólo recae en empresas como ADIF o Cercanías, sino que se incrementa con el propio sistema de autobuses urbanos de nuestra ciudad. Acercarse a la estación de autobuses es una aventura, los horarios de salida, frecuencias y rutas de nuestros autobuses no ayudan en nada para coger los trenes de Cercanías, sobre todo dependiendo del barrio en el que residas en la ciudad, en mi caso, Hispanoamérica. En dicho barrio en la hora punta, de siete a ocho, tienes dos opciones, la primera es coger la Línea 4 y correr desde el momento que te deja el autobús cerca de la estación, con sólo dos minutos de margen, con el riesgo de esperar a la intemperie en meses como invierno para coger el siguiente tren a los diez o quince minutos, y como segunda opción coger la Línea Circular, que debes hacerlo con tanta antelación que no entiendes los beneficios del transporte público. Así, o corres de manera desquiciada, oportunidad que no tienen las personas con movilidad reducida, o coges el autobús con media hora de margen, para hacerte el tour por la ciudad y llegar a tu tren de manera cómoda.
Pero el colmo de los colmos e incremento de mi indignación se debe a las respuestas del Gobierno Central a determinados políticos, como Pablo Bellido y Riansares Serrano, diputado y senadora, respectivamente, de los grupos parlamentarios socialistas de ambas cámaras, que han presentado sendas iniciativas en Congreso y Senado, incluso Riansares como usuaria, llevando la voz de las quejas de miles de personas, y siendo apoyada por todos los partidos de la oposición, recibiendo como respuesta del ministro, u otras senadoras, excusas o falacias. No comprendo qué pasa por la cabeza del ministro Iñigo de la Serna, y demás compañeros y compañeras suyos del Partido Popular que defienden el sistema de Cercanías o reclaman que les “apoyen” en sus propuestas, no pidan, ¡actúen! si de verdad tienen como solucionar el problema, al fin y al cabo es suya la competencia.
A veces llegas a plantearte si tu arraigo a la capital Guadalajareña y por extensión a Castilla-La Mancha, compensa la problemática añadida a las horas de problemas acumulados que se suman al tiempo de transporte ideal que deberían cumplir los servicios públicos. A título personal sí, porque soy de esta tierra, he nacido aquí y llevo el nombre de Guadalajara y mi comunidad autónoma a cualquier parte de la geografía española o del mundo a las que acudo por motivos personales o laborales, y prefiero sacrificarme por ello.
En definitiva, muchas personas, sobre todo de la Alcarria y la Campiña, sufrimos de estos problemas, Cercanías y ADIF, son compañías que constantemente nos hacen llegar tarde a nuestros trabajos y compromisos, nos hacen ir con prisas y corriendo, en definitiva, nos roban nuestro tiempo.
Ignacio de la Iglesia Caballero
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