Carta dirigida al delegado de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha en Guadalajara, al presidente de la Diputación de Guadalajara y al presidente de la Junta de Comunidades de Castila La Mancha:
Los alcaldes, o sus representantes, de los Ayuntamientos que constituyen la Asociación Pueblos del Montesino, relacionados en la parte inferior de este documento, que engloba a Anquela del Ducado, Aragoncillo, Cobeta, Olmeda de Cobeta, Selas, Torremocha del Pinar y Villar de Cobeta, además del de Villarejo de Medina que se ha sumado a la iniciativa, queremos hacerle llegar nuestra indignación por la falta de colaboración por parte de las diferentes administraciones en facilitar la solución a algunas de las deficiencias de nuestros municipios, soportadas estoicamente por sus vecinos, respecto a las comunicaciones existentes en canales como televisión, radio, telefonía móvil e internet.
Esta indignación acaba siendo reproche cuando nuestros convecinos se comparan con quienes habitan en áreas más pobladas, claro que quizá sea ahí donde radica la diferencia, a más población más votos. Sería lamentable que así fuera. No nos engañemos, aunque la provincia de Guadalajara no figure entre las áreas más despobladas de España, y por lo tanto de la Comunidad Económica Europea, debido a la influencia poblacional del “corredor del Henares”, nuestra comarca y sus zonas limítrofes están, están en esta cuestión, al menos a la par que Teruel, Soria o Cuenca, pero peor tratadas porque no obtienen los beneficios que la Organización Europea destina a aquellas provincias menos pobladas. Situación ya de por sí discriminatoria.
Respecto a la televisión, además del reducido número de canales que se reciben (básicamente 5 generalistas y el autonómico de Castilla La Mancha, número muy inferior a los que recibe la mayoría de ciudadanos a través de la actual televisión digital); la calidad de la señal es pésima con imágenes entrecortadas o pixeladas durante muchos y, en ocasiones, prolongados espacios de tiempo. Continuos cortes de señal, con calidades de emisión deficiente y una reducida oferta televisiva, son realidades nada aceptables en el siglo veintiuno para lo que se considera un servicio público, esencial para la comunidad y las sociedades democráticas.
De igual manera, en relación a la radio, llevamos asumiendo desde años que Radio Nacional de España es la única frecuencia que pueden escuchar nuestros vecinos y ciudadanos, lo cual es de agradecer a dicha emisora pública, pero resulta triste que mantengamos la misma situación en nuestros pueblos que se producía en los años 50, hace más de 70 años.
¿Para qué informar a la ciudadanía? ¿Para que conozcan las contraprestaciones que reciben quienes viven en núcleos más poblados, pero aportan por igual con sus impuestos? ¿Para que luego soliciten los mismos servicios? Parece que no cupiera otra explicación a este aislamiento informativo.
Un aspecto que nos parece especialmente grave si pretendemos revertir la situación del medio rural en el que vivimos y que, en lugar de ser un avance tecnológico que podría facilitar el asentamiento de nuevos pobladores, genera un rechazo a la integración en la vida rural en nuestra zona, es la indisponibilidad de conexión a internet de banda ancha o de una ficticia disponibilidad “estándar” que es absolutamente falsa por ineficaz e inadaptada a las características técnicas actuales. En este momento, la mayoría de nuestros pueblos no tienen posibilidad de contratar conexión ADSL con operadores domésticos habituales y, a los que las tienen, se les ofrecen conexiones ADSL a través de cable telefónico con velocidades insuficientes para las necesidades de comunicación actuales. Las posibilidades de conexiones no domésticas de banda ancha que se ofrecen a través de las administraciones (Wimax, Satélite) no están disponibles o son de calidad y velocidad insuficientes, a un elevado coste. Nuestros vecinos, las personas que han elegido o quisieran elegir el pueblo como opción de vida, deben de optar por contratar banda ancha a empresas especializadas en comunicación que, en el mejor de los casos conseguirán comunicaciones con prestaciones reducidas a muy elevados costes de instalación y contratación.
¿De qué sirve el teletrabajo, la informatización de la administración, de las gestiones bancarias, y otros tantos beneficios de la era informática? El nivel de prestaciones de que disponemos en estas tecnologías en las zonas rurales está sirviendo para que la vida en ellas se vea llena de imponderables en lugar de ponerla en valor, para que sus ciudadanos inviertan más tiempo, y el mayor coste que acarrea, en desplazamientos para resolver gestiones que se podrían hacer desde el propio domicilio, y para que los jóvenes de la era de la información prefieran quedarse en las ciudades, incluso en su tiempo de ocio. Si el enfermo ya estaba grave, dejémoslo a su suerte.
Cualquier conversación sobre la telefonía móvil en nuestra zona, siempre concluye con un “pero si sigue sin haber cobertura”. Es deplorable que un canal de comunicación imprescindible en la época actual para la totalidad de los ciudadanos y, cuya disponibilidad en la mayoría de nuestros pueblos se convierte en una odisea, en la búsqueda de lugares elevados y apartados para intentar disponer de una señal de telefonía, rara vez aceptable. La situación de una deficiente conexión de voz, se agrava cuando se trata de intentar conexión de datos a través de los terminales móviles, la cual es, en la mayoría de los casos, imposible. Bien por su inexistencia o bien por su velocidad reducida, tanto por el tipo de red móvil que se recibe, como por su escasa intensidad. La tecnología 4G es inexistente y la 3G se circunscribe a las zonas limítrofes a las carreteras nacionales. Todo esto sin entrar en el número de operadores de telefonía cuya señal está disponible en las indicadas condiciones y que suele reducirse a uno.
Esta limitación en las comunicaciones en nuestros municipios es especialmente grave, ya que muchas de las situaciones que precisan una intervención inmediata, se ponen en marcha mediante una simple llamada telefónica. Intervenciones sanitarias urgentes, coordinación en el tratamiento y traslado de enfermos, comunicación de situaciones de emergencia donde se precisa la intervención de bomberos, protección civil o, en la actual situación de inseguridad ciudadana de nuestra zona, llamada a la Guardia Civil para alertar o denunciar cualquier hecho que pudiera ayudar a prevenir actos delictivos o detener a sus causantes.
Situaciones como no poder contactar telefónicamente el personal sanitario, desplazado para atender una urgencia, con el Hospital de referencia para coordinar el traslado de un paciente y preparar su atención hospitalaria, ya las hemos vivido en nuestros pueblos. ¿Qué ocurrirá cuando se detecte un incendio incipiente, se esté presenciando un robo o un enfermo empeore gravemente y no pueda ponerse en conocimiento inmediatamente? ¿Acabará siendo un incendio incontrolable cuando podría haberse atajado en los primeros momentos? ¿Veremos cómo se llevan lo nuestro, sin ni siquiera dar una pista que conduzca a la detención de los delincuentes? ¿Tendrá que fallecer alguien por imposibilidad de atención adecuada y temprana?
Queremos llamar la atención sobre el hecho de que los vecinos de nuestros pueblos son ciudadanos y contribuyentes, que tienen derecho a servicios similares al de cualquier otro ciudadano del territorio, independientemente del lugar en el que resida y que, en la actualidad, estos servicios son sensiblemente inferiores en muchos aspectos. Este de las comunicaciones es uno más de ellos, pero muy crítico. Esta falta de servicios, o de la calidad en los mismos, es una de las razones de la falta de iniciativas para generar empleo, de la dificultad para asentar nuevos pobladores y de que la gente de nuestros pueblos acabe por abandonarlos.
La recuperación del medio rural y el grave problema de despoblación que sufre nuestra comarca y nuestros pueblos, necesita del compromiso de las administraciones públicas para dotarles de los servicios mínimos necesarios que permitan asentar población. No basta con querer o decir, es necesario actuar y hacerlo con la altitud de miras que requieren las grandes decisiones que miran a futuro. Las nuevas formas de teletrabajo, las iniciativas empresariales en cualquier ámbito (turístico, agrícola y ganadero, forestal …), la posibilidad de elegir el medio rural como opción de vida, llevan inexorablemente aparejados unos servicios acordes a los mínimos de las sociedades del siglo en el que nos encontramos. En la actualidad, las comunicaciones son una parte fundamental de esos mínimos que deben de asentar la base de la recuperación del medio rural y, en este sentido, le solicitamos que con carácter urgente se tomen las acciones y decisiones necesarias para solucionar la problemática planteada en este escrito, definiendo un programa específico, con actuaciones concretas y fechadas.
Quedamos a su disposición y le damos las gracias por su tiempo.
Atentamente
David Roche Benedit, Anquela del Ducado; Jun Francisco Silgado, Aragoncillo; Belén Pontero Pastor, Cobeta; Juan Antonio Calvo Padin, Olmeda de Cobeta; Félix Martínez Sanz, Selas; Juan Daniel Muñoz Martínez, Torremocha del Pinar; David Inés Herránz, Villar de Cobeta; y Pedro Martínez Martínez, Villarejo de Medina
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