Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.
El 24 de diciembre, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa de la basílica de San Pedro. Así se inaugurará el Año jubilar que, como leemos en la Bula “Spes non confundit”, “será para toda la Iglesia una intensa experiencia de gracia y de esperanza” (nº 6). La Puerta Santa se abrirá una vez más para “ofrecer la experiencia viva del amor de Dios que suscita en el corazón la esperanza cierta de la salvación en Cristo” (ibíd.).
El Papa nos invita a redescubrir los signos de los tiempos, y afirma: “es necesario poner atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia. En este sentido, los signos de los tiempos, que contienen en sí el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza” (nº 7).
Añade: “Que el primer signo de esperanza se traduzca en la paz para el mundo” (nº 8). Se necesita una “alianza social para la esperanza” (nº 9) que supere la “pérdida del deseo de transmitir la vida” (ibíd.) y la “preocupante disminución de la natalidad” (ibíd.).
Escribe: “estamos llamados a ser signos de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (nº 10), entre los que menciona a los presos y propone “la abolición de la pena de muerte” (ibíd.).
Dice: “Que se ofrezcan signos de esperanza a los enfermos” (nº 11), y también a los jóvenes (nº 12), los migrantes, exiliados, desplazados y refugiados (nº 13), los ancianos (nº 14) y los pobres (nº 15).
El Jubileo nos recuerda “que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos” (nº 16). El Papa propone “condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas” (nº 16), conmemorar los “1.700 años de la celebración del primer Concilio ecuménico de Nicea” (nº 17) y “realizar un paso decisivo hacia la unidad en torno a la fecha común para la Pascua” (ibíd.).
En nuestra Diócesis, la apertura solemne del Año jubilar se realizará el domingo 29, a las 12 h. en la Catedral de Sigüenza y a las 19 h. en la Concatedral de Guadalajara.
Estamos todos invitados a vivir con pasión el “Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina, la esperanza en Dios” (nº 25).
“La esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto. En ella vemos que la esperanza no es un fútil optimismo, sino un don de gracia en el realismo de la vida” (nº 24).
Recibid mi cordial saludo y mi bendición .
Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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