Como consecuencia de la pandemia provocada por la covid-19 , durante los dos últimos años hemos tenido que suspender la tradicional marcha al santuario de Nuestra Señora de la Salud de Barbatona. No obstante, a pesar de estas dificultades, un reducido grupo de sacerdotes y cristianos laicos, cumpliendo las normas sanitarias, hemos podido celebrar todos los años la santa misa en el santuario, pidiendo a la Santísima Virgen por la recuperación de la salud de los enfermos y por el eterno descanso de los difuntos.
Este año, si Dios quiere y si no cambian las normas sanitarias, parece que el próximo día 8 de mayo podremos realizar la marcha oracional desde Sigüenza a Barbatona, celebrando la eucaristía en la explanada del santuario. En la súplica al Padre celestial, por intercesión de la Santísima Virgen, además de orar por la implantación de la paz y la justicia en el mundo, pediremos también por la salud física y espiritual de todas las personas que experimentan la limitación física o el cansancio espiritual.
Como este mismo día, la Iglesia celebra también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, daremos gracias a Dios por quienes responden cada día con gozo a su llamada y le pediremos que suscite nuevas vocaciones de jóvenes, niños y adultos que no duden en entregar sus vidas al anuncio del Evangelio y al servicio de los hermanos. Los cristianos no debemos olvidar nunca que la vocación es, ante todo, un don de Dios a cada persona y que hemos de pedirla cada día confiadamente al Dueño de la mies.
Acogiendo y meditando en el “sí” incondicional de la Santísima Virgen a la invitación del ángel para ser la Madre de Jesús, todos los cristianos hemos de preguntarnos en el silencio de la oración qué quiere Dios de nosotros y cómo podemos hacer de nuestra existencia en este mundo un don para los demás. Para ello, hemos de superar los miedos, abrir de par en par las puertas del corazón a Cristo y ponernos a su servicio para que nuestra vida diaria tenga plenitud de sentido.
Ciertamente, son muchos los jóvenes, niños y adultos que, en estos momentos de desconcierto y apatía en la convivencia social, venciendo la indiferencia religiosa, responden cada día positivamente a la llamada del Señor y colaboran con él en la construcción de una sociedad más fraterna, porque desean que las virtudes cristianas sigan impregnando la convivencia social, familiar y política.
Además de dar gracias a Dios por el testimonio creyente de estos hermanos, las comunidades parroquiales y los movimientos apostólicos deben seguir acompañando con su consejo y oración a quienes tienen inquietudes vocacionales, para que puedan responder positivamente a las llamadas del Señor, para que sean valientes a la hora de tomar decisiones y para que, cuando surjan las dificultades, encuentren en el Señor descanso y fortaleza para continuar el camino. ¡Qué la Virgen de la Salud nos lo conceda!
Con mi sincero afecto y bendición, feliz día del Señor.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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