jueves , 21 noviembre 2024

Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘Sembrar la palabra a manos llenas’

Las parábolas evangélicas nos invitan a mantener viva la esperanza. A pesar de la indiferencia y de los comportamientos incongruentes de quienes reciben la Palabra, ésta, siempre “viva y eficaz”, nunca “vuelve a Dios vacía”, pues tiene en sí misma una fuerza imparable. Aunque los resultados de la siembra de la Palabra no sean iguales en todas las personas, la siembra produce siempre una cosecha fecunda y abundante.

En nuestros días hay personas que se cierran a la Palabra de Dios porque temen que pueda cambiarles su estilo de vida o quitarles algo de lo que consideran suyo. Otros hermanos piensan que la Palabra de Dios no tiene futuro, pues sus enseñanzas no se ajustan a los criterios superficiales y consumistas de la cultura actual. El Evangelio, sin embargo, seguirá siendo la fuerza salvadora de Dios, sembrada por Jesús en los corazones de los hombres y mujeres de todos los tiempos.

En ocasiones, al constatar los comportamientos inconsecuentes de tantos hermanos con sus enseñanzas, podemos llegar a pensar que la fuerza vital del Evangelio no tiene futuro ni actúa eficazmente. Algunos medios de comunicación, con sus informaciones ideologizadas y sensacionalistas, pueden incluso sembrar la sospecha en la convivencia social de que solo disfrutamos y nos regodeamos con el mal ajeno.

Estas sospechas pierden fuerza cuando nos paramos a contemplar la bondad, la entrega, los sacrificios, la solidaridad y el amor, que cada día podemos ver y tocar en los comportamientos diarios de millones de hermanos. Estos comportamientos nos demuestran no solo que la Palabra de Dios es eficaz y está viva, sino que produce frutos abundantes en el mundo cuando es acogida y vivida con un corazón bien dispuesto.

Ciertamente, existen las guerras, las divisiones, la violencia y la falta de respeto a la dignidad y a los derechos de la persona en los comportamientos de bastantes hermanos, sin embargo, también existen esfuerzos sinceros y decididos por la construcción de la paz y la concordia. Es más, en medio del consumismo egoísta y la indiferencia religiosa, es posible descubrir que muchas personas tienen nostalgia de Dios y necesitan ponerse en comunicación con Él por medio de la oración.

Atilano Rodríguez

Esto nos recuerda que, a pesar de las situaciones adversas y de la falta de respuesta aparente, hemos de sembrar la Palabra sin desfallecer. Ahora bien, para poder hacerlo, antes hemos de acogerla, guardarla y meditarla en nuestro corazón, como hacía la Santísima Virgen. Si nos miramos a nosotros mismos, podemos descubrir esa fuerza interior que no proviene de nosotros y que nos invita a ser más humanos, a crecer en la conversión, a establecer relaciones de amistad con nuestros semejantes, a abrir la mente y el corazón a Dios con esperanza y sin miedo.

Con mi bendición, feliz día del Señor

Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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