La noche del 26 de agosto del 2018 será una noche señalada para todos los atanzoneros y amantes de las tradiciones musicales de nuestra provincia. Fue la noche que se recuperó después de casi 70 años la seguidilla, melodía que escucharon por calles y plazas nuestros antepasados, pues se cree que dejó de ser interpretada en torno a 1952. Esta recuperación se ha conseguido con el apoyo y dedicación de todos los rondadores de esta pequeña villa de la Alcarria Alta, tanto por el Ayuntamiento como por la Asocación Cultural Carravilla. Músicos, cantores y gentes venidas de otros lugares han puesto lo mejor de sí mismos para que esta reconstrucción musical resultara todo un éxito. Decir, que esta recuperación ha sido posible a través de una antigua grabación a un rondador de Atanzón, ya ausente entre nosotros. En concreto a Fidel Cañas. Gracias a él y a otros antiguos rondadores se ha podido matizar y reconstruir esta melodía olvidada por todos.
Hoy en día decir Ronda para los atanzoneros y atanzoneras es decir noche mágica. Esta tradición músico-festiva ha cambiado con el paso de los años. Antiguamente se hacían dos rondas. La del veintiséis de agosto (de solteros) y la del veintisiete de agosto (de casados). Siempre de madrugada. La ronda de antaño y según los que la vivieron y la sintieron, era de un calado y de una profundidad no vista en los pueblos de alrededor, pues Atanzón, siempre ha tenido buenos músicos y cantores. Fueron y serán personas que no tenían estudios musicales, pero que dedicaban tiempo y tiempo a la ejecución y al buen trato sobre el instrumento. Cuando sonaban los primeros acordes de la seguidilla, allí no respiraba nadie… se podían sentir los alza-púa de las bandurrias o el arrastre de dedos de la guitarra e incluso la “cogida” de aire del cantante. La costumbre era interpretar la seguidilla seguida de la jota. Con frase musical entre copla y copla. Y jota, que seguramente a los atanzoneros y atanzoneras no la recordarán…pues la jota que se hace hoy en día, no es la jota originaria de Atanzón. La melodía que suena en la madrugada del veintiséis de agosto es una jota con marcado ritmo y sonido aragonés, extraída a mediados del siglo pasado a algún médico, músico o cura. La jota que en antaño se escuchaba en Atanzón era más sencilla, sin cambio de frase musical. Muy parecida a la de Torija o Pastrana. Era una jota puramente castellana…Del cante, no hay nada que decir, pues cada cuál marcaba su estilo y su “deje”.
Valentín Pérez Pezuela, Atanzón
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