Las ilusionantes declaraciones de la nueva ministra quedaron en agua de borrajas ante la cruda realidad. La Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía se muestra terriblemente decepcionada, esperaba un gesto cuando todos los dedos señalaban a la sobreexplotación de recursos de la agroindustria como fuente del problema. El infausto Memorándum dejaba poco margen de actuación, pero habrá que modificarlo si de verdad se quiere cambiar de modelo respecto al Medio Ambiente como parece indicar la ministra.
En el Segura se desembalsa más agua al río de la que recibe el Tajo desde la cabecera. Los números están ahí y los ofrecen las respectivas confederaciones hidrográficas. La necesidad está claro que no existía, pero la codicia no tiene límites y era previsible que los regantes del SCRATS iban a reclamar como propia un agua que pertenece al río Tajo y, por tanto, a todos los españoles. El infausto Memorándum firmado por Cospedal obligaba en la práctica a trasvasar, haciendo trampas al solitario con la Directiva Marco del Agua.
“La ministra Ribera tenía una oportunidad histórica de dar el primer paso para la finalización de esta terrible injusticia, que sacrifica un río, el Tajo, y sentencia de muerte una región, la nuestra, para beneficiar a unos pocos empresarios que ponen por delante el dinero a corto plazo frente a la conservación del Medio Ambiente; con el reciente informe del ministerio, el de los ecologistas o las lluvias recogidas en Murcia, no era necesario este nuevo trasvase y se lo advertimos”, lamenta Francisco Pérez Torrecilla, el presidente de la Asociación.
Hasta ahora, casi el ochenta por ciento del agua que se trasvasaba era dedicada a uso agrícola, no a consumo humano. Un consumo desmedido que venía creciendo sin mesura con la connivencia del Gobierno de Murcia desde que se aprobó el Trasvase. Desde mediados de los años 80 la superficie de regadío se ha ido multiplicando ilegalmente hasta convertirse en una plaga que ha acabado con el Tajo y con el Mar Menor. No tienen medida porque nadie se la impone, pero no es una cuestión de necesidad: es la agroindustria la que roba el agua de la boca de los murcianos.
“Acogemos con satisfacción que esta vez la agricultura industrial del regadío solo reciba el cincuenta por ciento de ese agua que nos quitan, porque parece ser que el cuarenta por ciento será para consumo humano, que nos parece estupendo, y el otro diez por ciento para compensar pérdidas en el viaje; pero hay que seguir luchando para que la sobreexplotación de regadíos se reduzca y la cuenca del Segura no necesite agua del Tajo por sistema”, afirma Pérez Torrecilla, que entiende por otro lado que “el Memorándum firmado en tiempos de Cospedal complica mucho la labor de la nueva ministra; confiamos por tanto que los pasos del Ministerio vayan destinados a modificarlo y dejar de primar los intereses de unos pocos frente a los de toda una nación, que se enfrenta a un futuro de desertificación y pobreza si no empezamos a pensar en verde”.
“Podemos entender que la premura de la reunión, recién llegados al Gobierno y sin haber renovado todavía a todos los cargos del Ministerio, haya influido a la hora de tomar esta equivocada decisión de seguir alimentando el regadío; pero eso no puede volver a ocurrir en el futuro y pedimos a la ministra que, para la reunión del próximo mes de agosto, recuerde que, efectivamente, los trasvases deben ser algo extraordinario, sobre todo los destinados a la insostenible agroindustria del SCRATS”.
“Antes de seguir pidiendo agua sin mesura hay que analizar y reducir la demanda, eliminando todas esas miles de hectáreas que se han ido añadiendo al amor del agua del Tajo”, concluye.
Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía
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