Voy a escudriñar en tu puta conciencia de tal manera que apenas quede resquicio para que puedas recomponerla.
¿A qué te refieres?
A la Justicia.
Qué pasa ¿No crees en ella?
Sí, pero no en su interpretación consensuada con veredictos injustos haciendo que crimen y castigo no concuerden y sean desproporcionados.
¿De qué hablas?
Del Ojo por Ojo.
¿No era Gandhi el que advertía de la ceguera en el planeta mediante ese método?
Sí, pero aún habiendo menos ojos, el mundo tendría mejor vista.
Entiendo.
¿Recuerdas el crimen de las niñas de Alcácer, o el de Anabel Segura, Marta del Castillo o el de la pequeña Mariluz?
Por supuesto.
Pues alguno de los coautores está en la calle vivito y coleando.
Entonces ¿qué sugieres para coautores?
Perpetua.
Dirás Permanente Revisable ¿no?
En absoluto, pues el término revisable es un atentado a la propia justicia.
No se puede defender lo que no se ama, ni amar lo que no se conoce.
Para que me entiendas mejor; tendría que estar prohibido defender lo indefendible.
Tal vez tengas razón, pero desaparecería uno de los pilares de la abogacía: la presunción de inocencia.
¡Oh, vamos! no me vengas con chorradas burocráticas!
Los casos anteriores que te he mencionado hablaban por sí solos.
Las pruebas forenses no mienten, y algunos recientes como el de Diana Quer o la pobre niña Naiara, torturada durante horas antes de morir.
¿Adónde quieres ir a parar?
A la pena de muerte, cuando es obvia la premeditación con alevosia e intención.
Entonces ¿no bastaría con la perpetua?
No.
Verás, aproximadamente un 10% de los presupuestos del estado se destina a instituciones penitenciarias.
La conclusión es que toda esta ayuda y manutención es necesaria, pero deja de serla y convertirse en despilfarro y falta de respeto y consideración hacia víctimas y colaterales (familiares) cuando le doy desayuno, comida, cena y lavo la ropa a un hijo de la gran puta que ha arrebatado una vida despiadadamente.
Hay dos cosas que sobran en este país:
Políticos y presos sanguinarios.
Quizás con los primeros deberíamos actuar como en Italia, y los segundos, recapacitar con aquellos que su atroz crímen les denegaría el acceso a un hotel con rejas.
Te contaré una historia y al final me entregarás esa razón que ahora tanto te cuesta otorgar y despojarte de ella.
No hace mucho tiempo, un abogado de poca monta buscaba con ahínco y aceptación sin desagrado todo tipo de casos mediáticos.
-¡Estos darán el empujón definitivo a mi carrera!-
Le decía a su mujer con la que tenía una hija de 16 años.
Y lo encontró, presentándose como defensor de un malnacido que con dos puñetazos dejó semiinconsciente a una jovencita de 18 años para meterla en el maletero de su coche y llevarla hasta una fábrica abandonada y en ruinas, para violarla, torturarla y después apuñalarla 47 veces.
¡Dios Santo! ¿47 puñaladas?
Sí, 47.
Nuestro intercesor rogó al jurado que no tuviese en cuenta 46 pues solo la primera fue de carácter mortal.
Je, je increíble ¿verdad?
Sí, es escalofriante.
Pues 5 semanas después de un juicio plagado de interpelaciones nuestro magistrado consiguió una pena máxima de 15 años saliendo victorioso.
¡Joder, qué triste e injusto que acabe así!
Aún no ha acabado.
¿Ah no?
No.
Pasaron 2 años desde el fatídico fallo y nunca mejor dicho del jurado, que nuestro Jurisperito defensor y amante de lo mediático, obtuvo grandísimos resultados en beneficio de psicópatas.
La vida mostraba una gran sonrisa a marido, mujer e hija que ya gozaba de la mayoría de edad.
-¡Papá, Mamá, me voy!-
-¿Quieres que te lleve cielo?-
-No Papá, cogeré el bus, Xaoo!-
Iba a la fiesta de cumpleaños de una amiga y tan solo a una manzana de la parada del transporte, un hombre la esperaba con un trapo mojado en sustancia adormecedora y parapetándola en un plis plas la bloqueó y metió en su coche en la parte de atrás.
Jamás llegaba más tarde de la 1 de la madrugada y justo a esa hora, el papá en pijama recibe un WhatsApp:
¿Puedes venir a recogerme?, estoy en tal sitio y bla, bla, bla…
-Voy a por la niña- Dijo el esposo a la esposa.
Ya en la ubicación señalada por la joven, el inocente padre baja del auto y observa que allí no hay nadie.
Solo siente un golpe fuerte en la cabeza y redondo al suelo cae.
Despierta aturdido en un amplio y cochambroso habitáculo, sentado y atado de pies y manos y cabeza sujeta a lo garrote Vil.
Los ojos sostenidos con ganchos cual escena de “La naranja mecánica”, denotaron enseguida la presencia de su niña desnuda y encadenada, marcando una pose perfecta del “Vitruvio” de Da Vinci.
-¡¡Papá, papá!!- chillaba la hija empapada de lágrimas.
-¡¡Hija mía…!-Sollozó nuestro abogadito.
Seguidamente un hombre al que ipso facto el picapleitos reconoció, entró con 4 mandingos desnudos y encapuchados, portadores de miembros viriles que no erectos ya eran descomunales.
¡Dios santo! ¿Quién era el hombre?
Pues ya te puedes imaginar, el mismo que con cara de incrédulo y bobo quedó sentado en la audiencia 2 años antes escuchando ridícula sentencia para el malparido que secuestró, violó y asestó 47 puñaladas a su hija.
¡Dios santo!¿Y qué sucedió?
-Cuando queráis- Dijo el padre huérfilo y mancillado.
Los gritos del padre e hija atados quedan cortos al describirlos como aterradores.
¿Imaginas la escena?
¡Dios santo, debió ser espeluznante y espantoso!
Ya te digo, uno a uno los 4 mandingos violaron vaginal y analmente a la jovencita que agonizaba por los desgarros de acometidas y arremetidas impepinables de abominables pepinos.
Los labios y uñas moradas y la sudoración profusa de la chica indicaban el contundente estado de shock al que había sido sometida durante 4 interminables horas.
-Ya es suficiente, podéis marcharos-, ordenó el secuestrador empuñando un machete digno de lastimar a un cocodrilo.
Acto seguido y en ausencia de los 4 encapuchados de color, apuñaló a la chica en la zona occipital hundiendo la empuñadura hasta la nuca y descubriendo la hoja por la boca.
Propinó después 46 más en diferentes partes del cuerpo ya cadáver.
¡Dios Santo! ¿Y el abogado?
Su balbucir rezumado en gimoteo era ininteligible.
¡Por el amor de dios, acaba ya la historia!
El hombre soltó el puñal y sacó una pistola, desatando al abogado y postrándose de rodillas ante él, dejó el arma de fuego a sus pies.
El abogado cogió la pistola y vació el cargador en la cabeza del arrodillado mientras vociferaba:
!!Hijo de puta, hijo de puta!!
Y fin de la historia.
¡Virgen Santa, es horrible!
¿Por qué me has contado esto sabiendo que tengo una hija de la misma edad?
Bueno, te advertí que escarbaría en tu conciencia…
¡Pues si querías que me sintiese mal lo has conseguido!
¡Me voy a mi casa, adiós!
¡Espera, fumaremos un cigarrillo y te cuento otra…!
¡No gracias, adiós!
Bueno, ya fumo yo solo.
Óscar Lorca Márquez, Guadalajara
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