El informe PISA siempre causa estragos y sus datos vuelven a caer como vendavales fuertes en los territorios en los que no salen bien parados debido a la magnitud de los daños y a la intensidad que este evento educativo y sus efectos tiene entre los políticos; al que sin ningún género de duda se enfrentan como si fuese una línea de inestabilidad muy fuerte en la ya de por si atmósfera educativa muy inestable desde hace unos cuantos años.
La comunidad de Madrid ayer mismo anunciaba que limitará de cara al próximo curso el modelo bilingüe que lleva casi 20 años en funcionamiento en sus aulas. Y lo ha hecho después de observar que con dicha formación se produce un descenso en los conocimientos que obtienen los alumnos tanto en la materia base que se imparte en inglés como en la propia lengua extranjera. El año que viene impartirán la asignatura de Geografía e Historia en español porque de esa forma reforzarán el estudio de la Historia y evitarán que sus contenidos se rebajen por impartirlos en inglés. El Gobierno de Cataluña también ha iniciado medidas para paliar los efectos del huracán PISA creando con urgencia una comisión de profesores y expertos para mejorar la educación tras el fracaso en PISA.
Fuera de nuestro país también se han anunciado una serie de medidas de choque en respuesta al bajón de las calificaciones de PISA en matemáticas y en comprensión lectora. En Francia, la principal medida será la creación de grupos de nivel para los alumnos de secundaria para intentar luchar contra el fracaso escolar. Justifican la separación de los estudiantes en función de su nivel en francés y matemáticas y empezará a aplicarse en el curso 24-25.
En las pruebas PISA 2022 España ha quedado en el lugar 28 y tan solo ha obtenido 477 puntos, su peor resultado desde 2006 en el que obtuvo 476 puntos. Las pruebas PISA son las pruebas internacionales más importantes del mundo por el número de participantes, casi 700.000 alumnos de 81 países, y porque al ser internacionales, los resultados no pueden ser retocados por los respectivos gobiernos. Se realizan a alumnos de 15 años cada tres años y sus resultados se publican a finales del año siguiente. Esta última edición que tocaba hacerla en 2021 se retrasó a 2022 para aminorar el efecto del confinamiento debido a la pandemia del Covid.
España ocupó el lugar 14 en el año 2022, es decir 15 lugares más arriba que el obtenido por sus alumnos en las PISA 2022. España ha bajado 3 puntos de media (ha bajado 8 en matemáticas, 3 en comprensión lectora y ha subido 2 en ciencias), quedando con 477 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE que es de 478 puntos.
Si hacemos un análisis por comunidades, Castilla y León, Asturias y Cantabria son las tres Comunidades Autónomas con la mejor puntuación en las tres pruebas en el informe PISA 2022. Cataluña es la Comunidad Autónoma que más ha bajado, con 18 puntos menos de media, debido a un descenso de 22 puntos en comprensión lectora, de 21 en matemáticas y de 12 en ciencias. La sigue el País vasco y Castilla – La Mancha que pierden 11 puntos cada una de ellas de media. La educación de nuestra comunidad se sitúa en el furgón de cola de la calidad de enseñanza, los terceros por la cola. Solo estamos por delante de Canarias y de Andalucía.
Las comunidades que más han mejorado son la de Madrid que ha mejorado 12 puntos de media respecto a 2018 y la de La Rioja que ha mejorado 10 puntos de media, ambas sobre todo debido a que han mejorado en comprensión lectora 22 y 20 puntos respectivamente.
No sorprende ver que comunidades en las que se ha prohibido o dificultado la enseñanza en lengua castellana durante más años, es decir en Cataluña y en el País Vasco obtengan las peores notas. Esto demuestra que su modelo lingüístico no funciona. El efecto de la inmersión nacionalista provoca que estas comunidades autónomas obtengan los peores resultados.
El mayor problema de nuestro sistema educativo está relacionado con el nivel de exigencia y con el esfuerzo. No se puede promocionar de curso y de etapa sin haber aprendido lo establecido. Al no haber exigencia, el alumno no se esfuerza y al no esforzarse no aprende lo que le corresponde. Los centros no se atreven a ser más exigentes por miedo a que sus alumnos se vayan a otros centros más permisivos y por miedo a la presión que el sistema hace a través de sus terminales de poder en forma de directores de centros y de sus altos comisarios políticos en las figura de esos inspectores que presionan constantemente para que haya menos repetidores de curso y para que las leyes y normas establecidas sean aplicadas a rajatabla, para que se puede dar por superada la Primaria, la ESO y el Bachillerato aunque se tengan materias suspendidas.
Este modelo es un fraude al considerar que todos los alumnos han de aprobar la ESO, tengan el nivel que tengan, sepan lo que sepan todos, o casi todos han de titular. No se puede regalar el aprobado, no se pueden rebajar tanto los contenidos. No se puede dar aprobado general. Ese es le cáncer de nuestro sistema educativo.
Antonio de Miguel Antón, portavoz nacional de Educación en la Asociación Democrática Ciudadana, ADC
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