La política recoge los casos más sangrantes y curiosos de héroes convertidos en villanos de la noche a la mañana. Es muy común en estas organizaciones políticas construir héroes y padres de la patria otorgándoles exageradas virtudes y capacidades; y de la misma manera también es propio convertirlos en villanos y traidores, y aquellas virtudes y cualidades en defectos y deficiencias inasumibles. Esto ha ocurrido con Juan García-Gallardo y su inesperada dimisión de todos sus cargos orgánicos en Castilla y León y en el partido de Santiago Abascal. Los héroes del presente en Vox tienen fecha de caducidad demasiado efímera y están pendiendo de un hilo si te conviertes en alguien mediático con cierto protagonismo y no acatas sumisa y estrictamente las directrices y decisiones de los que mandan allí. Entonces, como les resultan incómodos estos perfiles tan poco dóciles, les hacen perder el brillo de héroe en su mirada y en un abrir y cerrar de ojos te convierten en villano a través de sus crueles campañas, en las que intentan hundir reputaciones y difamar a través de sicarios que forman esos batallones de bots de haters y de odiadores que desprecian y critican destructivamente en redes sociales y que están coordinadas desde la sede de Bambú. Esta salida fulminante del que fue vicepresidente de la Junta de Castilla y León deja al desnudo la falta de libertad de expresión y el funcionamiento interno de este partido y por extensión el de todos los que componen el arco parlamentario de este país. Son partidos que han evolucionado muy poco desde su aparición en el siglo XIX y cuyo funcionamiento resulta cada vez más obsoleto y alejado de los nuevos tiempos y de la representación real de los españoles.
A día de hoy me sigue costando entender cómo los afiliados y simpatizantes de Vox pueden tragarse la milonga de Abascal y de sus socios a la hora de convertir a sus héroes en villanos en tan sólo un par de días, aunque sé muy bien por qué, para qué y cómo lo hacen desde dentro de Vox. Existe un denominador común en todos los que nos enfrentamos a la falta de democracia interna, al chantaje y amenazas en este partido tan oligárquico, tan de ordeno y mando donde no llevan bien que pienses diferente, que tengas pensamiento propio y sobre todo que tengas planteamientos discordantes con lo que defienden Abascal, Buxadé, Kiko Méndez Monasterio o los Ariza. Solo ellos deciden todo, cuando alguien se opone es considerado enemigo y se le reduce al destierro y al aislamiento. Lealtad no es servilismo, ni sumisión; y por supuesto ante el chantaje y las amenaza nunca puedes agachar la cabeza ni tolerarlas una sola vez. Esta huida hacia adelante que ha mostrado Abascal este fin de semana pasado es un claro síntoma de la dificultad que tiene para dirigir su partido debido a la oposición interna que vive Vox por la ausencia de democracia interna y libertad de expresión; y porque no se pueda decir allí lo que uno piensa. Ha debido olvidar que eso es la base de la democracia.
Estos acontecimientos recientes constatan lo que algunos veníamos denunciando: que la falta de ética, de principios, de valores, hacen de la vida política un ambiente irrespirable e inasumible dentro de este partido. Vox nació y vino a regenerar la vida democrática, no lo olviden que su diagnóstico era que España necesitaba una transformación democrática, liberar al pueblo español del yugo socialista, regenerar el sistema, reconstruir el Estado, terminar con la partitocracia y el derroche político. La solución era crear un partido que no fuese como los otros; pero Santiago Abascal cayó en la tentación en la que suelen caer las cúpulas políticas, ansia por el poder y amor ciego al dinero; y para ello se hace dueño y señor de Vox y persona imprescindible dentro de él; a pesar de que cacaree a los medios que en Vox nadie es imprescindible él si lo es, él y sus socios del tinglao empresarial y de la oficina de trabajo temporal en la que han convertido a Vox y en la que han ofrecido un exquisito sueldo a muchas de sus amistades e incluso esposas.
La historia real está repleta de líderes que, seducidos por el poder total y por el dinero acabaron dejando a un lado sus principios morales, su sentido del honor e hicieron de la política su modus vivendis y un negocio que no entiende de lealtades, ni de patriotismo, ni de ideales, ni de sueños, ni tan siquiera de amigos. A Vox lo terminará aniquilando Abascal con su rodillo dictatorial con el que ha tomado el control absoluto y secuestrado este partido; haciendo de él una organización sin democracia interna, sin debate de ideas, sin espacios de diálogos y en los que la oscuridad y la sombra del entramado empresarial de Julio Ariza, Abascal y su círculo de poder mueven los hilos dentro de esta organización política. Circulo formado por personas que ni tan siquiera son afiliados al partido y tampoco ostentan cargo orgánico dentro de Vox; respondiendo unicamente a intereses comerciales a través de un entramado opaco de empresas como la empresa Tizona Comunicación S.L, una de las que han sido las grandes beneficiadas del auge de Vox. O como la Fundación Disenso, presidida por Abascal de forma vitalicia manejando más de 10 millones de euros sin control alguno por parte de las bases de afiliados; fundación responsable de tomar las decisiones de la política internacional de Vox. Decisiones muy vinculadas a intereses extranjeros y subordinadas a agentes externos supeditadas a las financiaciones recibidas y lideradas por Orbán y los intereses de China y Rusia y de su financiación a la “nueva derecha”; con préstamos al partido de Abascal de 9.2 millones de un banco húngaro para su campaña de 2023. Por esa razón Vox deja de lado el grupo ECR en Europa y da un giro a toda su política internacional. La prueba de todo esto la hemos visto este fin de semana pasado en el que una decena de líderes europeos de la llamada nueva derecha se ha reunido en Madrid en torno a la primera cumbre de Patriots, el otro partido que preside Abascal y al que pertenecen también el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, la francesa Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini.
No es de extrañar por tanto que con todo este clima tóxico y con este malestar existente y miedo a represalias dentro de Vox, donde se anula el derecho a opinar, esté surgiendo un movimiento interno con espíritu de regeneración y de exigir la refundación del partido cansados de estas prácticas opacas y de una élite en torno a Abascal que instrumentaliza el partido poniéndolo al servicio de sus intereses personales y de sus conveniencias económicas. El Vox de Abascal es irreconocible para muchos de los que hicimos nacer este proyecto y que le posicionamos con mucho esfuerzo, ilusión, esperanza y trabajo como tercer partido de España. Hoy es un negocio “patriótico” controlado por intereses económicos y dirigido por una pequeña élite que no rinde cuentas a nadie y en la que solo persiguen sus conveniencias espurias. El grado de desprestigio, de disfuncionalidad organizativa y de dependencia del gran líder Abascal esta por encima de los niveles adecuados para que Vox puede ser un partido que pueda cogobernar España con cierta fiabilidad. Vox es un partido más del sistema que se pervirtió cuando era tan solo un adolescente y en el que sus afiliados y simpatizantes tienen una absoluta ceguera y fe ciega que les incapacita para poder pensar que las cosas puedan ser distintas en el Vox de Abascal. Él ya se encargo hace unos años, a través de la reforma de los estatutos del partido, de bunkerizar la cúpula de Vox para ser dueño y señor del cortijo mientras le interese serlo; esto por un lado hace imposible su regeneración y por otro no puede hacer más que arrastrar a sus futuros y posibles socios de gobierno a la inestabilidad.
Así solo podremos ver en Vox portazo tras portazo, vergonzosas expulsiones, purgas, cribas y un montón de goteo de bajas dejando un Vox cada vez más mediocre y más sumiso a los intereses de Abascal y de su clan empresarial. Cualquiera que sea libre, que no tenga conveniencias, que no sea un fanático con venda en los ojos o un hooligan radical podrá ver en lo que ha convertido Abascal a Vox. El resto sumisión al caudillo.
Antonio de Miguel Antón, exconcejal de Vox en el Ayuntamiento de Guadalajara (2019-2023) y ya fuera del partido
NOTA DE LA REDACCIÓN: EL HERALDO DEL HENARES acepta el envío de cartas y artículos de opinión para ser publicados en el diario, sin que comparta necesariamente el contenido de las opiniones ajenas, que son responsabilidad única de su autor, por lo que las mismas no son corregidas ni apostilladas.
EL HERALDO DEL HENARES se reserva la posibilidad de rechazar dichos textos cuando no cumplan unos requisitos mínimos de respeto a los demás lectores o contravengan las leyes vigentes.
Ozu.