viernes , 5 julio 2024

Tribuna libre de Antonio de Miguel Antón, Miembro de “Alma Rural”, asociación para la defensa del mundo rural: ‘Atención, pueblo español’

“Entras bajo tu propio riesgo. Aquí tenemos campanas que suenan regularmente. Gallos cantando temprano. Rebaños que viven muy cerca. Algunos incluso tienen campanas en el cuello. Agricultores y artesanos que trabajan para que tú puedas comer. Si no puedes soportarlo…¡ estás en el lugar equivocado! De lo contrario, aquí encontrará una cálida bienvenida y mucha amabilidad”.

Letrero a la entrada del municipio de Jabaloyas (Teruel)

Me contaba el alcalde del pueblo, en el que me encontré a la entrada del pueblo un cartel  con este texto, que muchas de las personas que visitan su pueblo son consumidores idílicos del mundo rural y desconocen como es su día a día. Que este desconocimiento de la realidad y de su cotidianidad está generando ciertos conflictos. Uno de estas batallas en la que le toca mediar al alcalde es a causa de los animales. Me decía que algunas de las personas que les visitan no respetan ni al ganado ni a los perros pastores; que muchas veces meten a sus perros con los rebaños; los animales se espantan y esto genera el doble de trabajo para el ganadero y también malestar entre los animales. Los perros pastores también son foco de conflicto y generan conflictos prácticamente a diario. Según los ganaderos y vecinos del ámbito rural, los visitantes, se intentan acercar a ellos y al ganado para acariciarlos, hacerles fotos y darles comida, desconociendo que estos perros están educados desde pequeños a cuidar del ganado, a proteger las propiedades y que si se acostumbran a los desconocidos, ya no podrán hacer bien su trabajo.

Terminamos hablando del reto de atraer población a estos pueblos tan abandonados y los dos coincidíamos que para ello, no hay otra vía que cerrar la brecha en los servicios básicos y en las oportunidades laborales que ofrece el mundo rural. Que es necesario abordar la brecha entre lo rural y lo urbano no solo desde la óptica de la lógica económica y de la rentabilidad sino desde una lógica de la igualdad de derechos.

¿Cómo va a haber trabajo en estos pueblos como el mio si cerraron las escuelas, los centros médicos, las entidades bancarias, las farmacias, el bar, los cuarteles de la Guardia Civil, las líneas de tren y la mayoría de servicios? Me cuestionaba con mucha indignación. “Es evidente, antes la gente que atendía esos servicios se quedaba a vivir en los pueblos. Todo fue un verdadero proceso de desmantelamiento” me sentenciaba.

Es muy complicado vivir en estos pueblos con las escuelas de estos pueblos cerradas, en los que los pocos críos que quedan en el pueblo tienen que levantarse a las 7 de la mañana para desplazarse en las rutas escolares de 45 minutos de duración o más. Es muy complicado vivir en estos pueblos que es imposible teletrabajar en muchos casos, y es que tener una conexión decente a internet es un milagro en muchos casos, especialmente en algunas comarcas, en las que esas conexiones a internet o no existen o son de muy baja calidad.

Es muy complicado vivir en estos pueblos en los que no hay transporte público en condiciones. Es muy complicado vivir en estos pueblos en los que los servicios sanitarios son tan escasos, puesto que han sufrido un progresivo deterioro debido a la baja densidad y al aislamiento. Es muy complicado vivir en estos pueblos en los que no hay trabajo y o lo llevas tú el trabajo o no tendrás muchas más salidas que dedicarte al vapuleado sector primario. Es muy complicado vivir en estos pueblos si no dispones de una oferta suficiente de viviendas a precios asequibles. En muchos de estos pueblos hay una elevadísimo porcentaje de viviendas vacías que solo se emplean algún fin de semana, o en vacaciones, pero que no salen al mercado.

A pesar de todas estas complicaciones y algunas otras, sigue habiendo muchos motivos para irse a vivir a estos pueblos. Esa paz que a veces no llegamos a valorar y ese contacto directo con el medio natural te permite llevar unos hábitos de vida más saludables. Eso sí, en ocasiones vivir en un pueblo puede ser un gran inconveniente para muchas personas al no ser del todo compatible con sus inquietudes, con sus costumbres, con sus faenas o simplemente con su día a día.

Antonio de Miguel Antón. Miembro de “Alma Rural”, asociación para la defensa del mundo rural. Guadalajara

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