La comparecencia en el Tribunal Supremo de Jessica, la mujer con la que José Luis Ábalos mantuvo una relación hace años, ha dado mucho que hablar y dará. Lo que más me sorprende de todo esto es que nadie en las empresas públicas Ineco y Tragsatec, en las que fue enchufada, denunciase que esta persona cobraba un sueldo por no trabajar ni un solo día a pesar de que la empresa vigilaba de forma intensa la asistencia y exigía con firmeza el cumplimiento presencial de la jornada laboral a sus cerca de 4.000 empleados, sin posibilidad de teletrabajo. Sin embargo, según declaró ante ante el Tribunal Supremo, no fichaba su jornada diariamente, sino que lo hacía semanalmente. ¿Quién debería haber vigilado qué esas normas laborales de asistencia se cumplían? ¿Se hizo pública la vacante de ese puesto de trabajo?
Otra de las cosas que también me llama la atención y que este caso ha puesto en el disparadero de la calle es la hipocresía que hay hacia en el asunto de la prostitución y de las trabajadoras sexuales, especialmente escandaloso en la clase política; pareciese que responde a la mala conciencia del pecador que pretende expiar sus pecados señalando las faltas de los demás; sobre todo en las filas socialistas que por el día fingen luchar por los derechos de la mujer para abolir la prostitución y por la noche la fomentan en compañía de los conseguidores de su partido. La hipocresía en nuestros políticos es un problema muy serio, que tiene consecuencias negativas para la sociedad civil. Este cinismo daña la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes y provoca que no creamos en ellos ni en la Política, porque vemos en algunos de ellos que por el día fingen luchar para abolir la prostitución y por la noche la fomentan.
Tengo una amiga que lleva luchando desde hace muchos años por sacar a los trabajadores sexuales de la marginalidad impuesta por la abolición de la prostitución y se ha enfrentado a la enorme dificultad de comunicarse con políticos y prensa subvencionada. Por ello, escribió un libro titulado: “Falsa prostitución. Destapando la puta realidad. Un viaje por Europa”; en el que nos cuenta los diferentes enfoques legales y abolidos en Europa, para que la sociedad sepa y entienda que la abolición no será la solución de la prostitución. La prostitución es un fenómeno muy controvertido que durante siglos ha formado parte del debate social, político y judicial de la historia. Actualmente, algunos Estados de la Unión Europea han implantado políticas que han permitido su regularización, por lo que en países como Holanda la prostitución está considerada un oficio legal, mientras que Suecia apuesta por su ilegalización. Sin embargo, el debate sobre la legalización de la prostitución continua en países como España, donde permanece la duda de si considerar este fenómeno como fuente de ingresos, otorgando derechos laborales a las trabajadoras sexuales es posible.
Nuestro políticos deberían coger este toro por los cuernos y dejar a un lado sus complejos y su cinismo fariseo para empezar con voluntad política a conocer y debatir con todas las partes involucradas, para de esa forma poder dar una solución a la actual situación que vivimos en España con este asunto en la que no existe normativa sobre la legalidad de la prostitución voluntaria. Es necesario aclarar el termino prostitución y definir lo que es voluntaria e involuntaria. Es importante definir que el tipo de prostitución y debatir sobre su legalización y regularización y también conocer y estudiar la realidad que se vive en torno a la prostitución.
Urge una normativa sobre prostitución adulta, voluntaria y libre para que se regule este oficio laboralmente y se les ofrezca el pleno reconocimiento de los derechos laborales y los beneficios que ello conlleva, además de permitir obtener una fuente legitima y legal de ingresos. Esa regulación, sin ninguna duda, podría traer consigo una mayor seguridad, bienestar y una mejora de las condiciones de trabajo porque se ejercería de una forma más libre e independiente y por supuesto en mejores condiciones sanitarias. Otra de las mejoras sería en lo relativo a impuestos y seguridad jurídica y laboral al ser trabajos sujetos a cotizar y pagar IRPF e IVA. Por supuesto esta regularización también supondría un impacto positivo en la reducción de la trata de personas y la explotación sexual.
Antonio de Miguel Antón, miembro de la asociación por la Democracia y la Convivencia, ADC. Guadalajara
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