El Heraldo del Henares
Apostar en línea se ha vuelto hoy en día una de las actividades preferidas de los internautas. La posibilidad de acceder a miles de casas de apuestas desde la comodidad del hogar, e incluso desde la oficina, es un atractivo que difícilmente se puede esquivar. Al mismo tiempo y para completar, las plataformas especializadas en juegos de casino son cada vez más veloces, dinámicas, realistas (como si estuvieses en un casino de verdad) y específicas, ya que algunas ofrecen un catálogo variado, pero solo en el área de deportes.
Cada uno de estos puntos garantiza al jugador una experiencia completa con ganancias efectivas y seguridad en las transacciones. En definitiva, operadores en línea, plataformas modernas, casinos virtuales con licencias certificadas… todas son opciones viables y exitosas que han llevado a las apuestas deportivas online a ocupar uno de los puestos más altos en el mundo del entretenimiento.
Pero para que todo lo anteriormente enumerado coseche sus beneficios, es necesario aprender ciertas estrategias, importantes para mejorar la performance de juego, y una de ellas es el cálculo de probabilidades.
¿Por qué es importante aprender a calcular probabilidades en las apuestas deportivas?
Se trata de un punto clave para determinar cuándo una apuesta vale la pena y cuándo no. Como las probabilidades se pueden presentar en diferentes formatos, es importante pensarlas como la oportunidad de un equipo o jugador de ganar su partida, sea cual sea el deporte.
Muchas agencias usan como variable de cálculo, el histórico de dicho atleta o equipo, efectuando una predicción sobre las probabilidades de estos, de ganar o de perder. Aunque, para otros apostadores, esta estrategia no es de las primeras en las que piensan para especular sobre sus ganancias.
Existe una pequeña clasificación para las probabilidades de acuerdo con su formato, aunque todas comparten el mismo propósito: indicar sus ganancias potenciales.
Probabilidades americanas
Se trata de las probabilidades de apuestas estadounidenses y se pueden leer con un sigo más (+) o menos (-) delante de un número de tres dígitos, ejemplos: -150 o +120.
- El número positivo nos orienta a entender cuál es desfavorecido en cuestión e indica al mismo tiempo qué cantidad de dinero se gana al apostar $100.
- El número negativo indica el favorito y cuánto se necesita apostar para ganar la suma de $100.
Probabilidades decimales
En este caso se dice que es uno de los formatos más sencillos de trabajar para el cálculo de los beneficios. Se trata de una opción muy popular y que casi todas las casas de apuestas ofrecen, en zonas geográficas como Europa y en países como Canadá o Australia. Para calcular solo hay que multiplicar la apuesta por las probabilidades asociadas con el jugador o equipo por el que se quiere apostar.
Lo importante es recordar que la esencia de este tipo de probabilidad es calcular las ganancias en función de una unidad de apuesta y se representan en formato decimal. Un ejemplo sencillo de entender sería diciendo que: con una probabilidad decimal de 4.0, por cada dólar que se pone en juego, el apostador puede obtener un beneficio de $4.
Probabilidades fraccionarias
Este formato es usado sobre todo en el Reino Unido y con más frecuencia aún, si de carreras de caballos hablamos. Para leerlas hay que tener en cuenta que como se presentan al estilo de una fracción (con un numerador y un denominador), ejemplo: “10/6”. La forma correcta sería “diez a seis”, siendo el 10 el número que nos indica la probabilidad de falla o el beneficio posible y el 6 el número que nos indica el resultado que esperamos exitoso o la apuesta.
Si tuviésemos la oportunidad de asistir al Derby de Kentucky si nuestra apuesta es de 5/2, por cada $2 apostados, posiblemente obtengamos una ganancia de $5.
Finalmente, eso sí, hay que recordar que hay que jugar siempre con la misma responsabilidad ya sea en un casino físico, uno virtual o en un hipódromo; que este tipo de juegos de azar están expresamente prohibidos a menores y que la práctica abusiva de juegos puede producir adicción o ludopatía.
