Diez años después de su cierre, el auditorio Pedro Díaz, en el barranco del Alamín, ha reabierto hoy sus puertas para su inauguración oficial, una vez que han finalizado las obras de rehabilitación de este espacio cultural.
No obstante, según han informado fuentes municipales en un comunicado, aunque este auditorio contará con una programación cultural regular, esta no dará comienzo hasta la próxima primavera, aunque hasta entonces vaya a acoger varias actividades.
El alcalde de la ciudad, Alberto Rojo, junto al responsable de la asociación Abeja Sonoro, Ismael Sánchez, encargada a partir de ahora de la gestión de este edificio, ha dicho que va a contar a partir de ahora “con una programación cultural estable, abierta a todos los públicos y a todo tipo de gustos, en un lugar privilegiado, un entorno verde agradable y un marco patrimonial importante como es el Alcázar”.
Después de descubrir la placa, Rojo se ha referido a las “dificultades” con las que se ha recuperado esta instalación en el marco de la pandemia y de las dificultades actuales. “Se trata de un espacio sometido al abandono absoluto, al vandalismo y al paso del tiempo, a pesar de haber supuesto en su día, junto a la construcción de la lámina, una inversión de 6 millones de euros”, ha explicado.
Por su parte, Ismael Sánchez, ha señalado que «nuestra idea es trabajar con todas las agencias, colectivos y asociaciones que quieran programar aquí sus actividades. Queremos que el auditorio sea un espacio vivo, que sea una referencia a nivel nacional para los grupos que giren y que vean aquí una oportunidad para poder actuar, y la ciudadanía pueda disfrutarlo”, ha asegurado.
Abeja Sonora gestionará la explotación del auditorio Pedro Díaz durante treinta años, en virtud de una concesión administrativa por la que la empresa invertirá más de 300.000 euros en la mejora del espacio e ingresará 40.200 euros a las arcas municipales en concepto de canon durante los diez últimos años de la concesión.
Durante la rehabilitación integral realizada por Abeja Sonora en una primera fase, fueron detectados daños estructurales en el graderío que han tenido que ser solventados por parte del Ayuntamiento de Guadalajara como propietario del edificio, junto a la instalación de la correspondiente acometida eléctrica, también inexistente. Estos trabajos han supuesto una inversión cercana a los 105.000 euros.