Miles de ciudadanos salieron en la noche de ayer viernes a las calles de Guadalajara para contemplar la llegada de sus majestades los Reyes Magos que desfilaron en cabalgata por el centro de la ciudad por el recorrido tradicional, desde la calle Madrid, por calle Mayor y Fernández Iparraguirre, hasta Santo Domingo.
La ilusión de los más pequeños puso toda la calidez a una fría tarde en la que la llegada de los Magos se convirtió en vistoso espectáculo de color y fantasía a través de 17 comparsas y cerca de 300 figurantes, según han informado fuentes municipales en un comunicado.
Encabezaba la comitiva la estrella de Belén seguida de batucada, flores luminosas, ballet de fantasía, faquires y otros grupos de animación como los carboneros, cada uno con su propia iluminación y sonido y hasta coreografías muy profesionales.
El homenaje a los cien años de Disney trajo a Mickey y Minnie; Pluto y Goofy y al Pato Donald y Daisy montados en tres clásicos descapotables, seguidos por otros personajes de la compañía representados por hinchables de hasta cuatro metros de altura.
La banda de música de la Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz de Guadalajara, vestida con sus uniformes de gala, también quiso acompañar a los Reyes Mayos en Guadalajara, que abrían sus séquitos con seis dóciles caballos que incluso se dejaban acariciar por los niños.
Tras las Insignias reales, los pajes y luego las grandes y luminosas carrozas de cada Rey Mago, que en esta ocasión pudieron avanzar con mayor seguridad gracias a la disposición de vallas antivuelco en la práctica totalidad del recorrido, a excepción del tramo de salida.
Y tras dos horas atravesando el centro de la ciudad, la cabalgata llegaba a la plaza de Santo Domingo, donde los Reyes Magos eran recibidos por la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos y varios concejales de la Corporación.
Ya sobre el escenario dispuesto junto a San Ginés realizaron la adoración al Niño, donde Melchor, Gaspar y Baltasar entregaron sus presentes, oro, incienso y mirra, mientras que la alcaldesa les entregaba la “llave de la ciudad que con vuestra magia es capaz de abrir todas las casas”.
Guarinos les recordaba a los Magos que tenían mucho trabajo por delante, “pues ya somos 90.000 vecinos” y pedía a los Reyes que no se olvidaran de pasar por las residencias, el hospital y otros centros especiales, y que tampoco se olvidaran de quienes esa noche, como ellos, también tenían que trabajar, como policía bomberos o sanitarios.
Tras la lectura emocionada de un niño y una niña de su particular carta a los Reyes Magos, era el Rey Melchor quien se dirigía a los presentes para agradecer el recibimiento y recordar a todos que nunca se es mayor para abrir el corazón a la ilusión y la esperanza.
“Por muchos regalos que podamos traer el mejor regalo es el tiempo que os dais para estar juntos”, concluía Melchor, e invitaba a todos a irse a dormir pronto para que comenzara la noche más mágica del año.