Los magníficos créditos iniciales de esta nueva película de Gerardo Olivares nos anuncian una promesa y, en cierto sentido, un fracaso. Prometen una aventura fresca y sin pretensiones, y nos regalan un producto fríamente eficaz, sin alma.
Acogiéndose al clásico subgénero de la road-movie (o película de carretera) nos ofrece la historia de un viaje a un pasado que tiene como destino, ni más ni menos, que el reencuentro con un viejo amigo enfermo y, en definitiva, metafóricamente, la siempre fracasada y melancólica recuperación de la juventud.
El relato de este viaje lo protagonizan tres personajes que, pudiendo ser entrañables, y a pesar de estar interpretados con gran talento, carecen del atractivo y de la profundidad necesaria para que el abajofirmante sienta algo más que la admiración por el trabajo bien hecho.
Lo mismo ocurre con los sucesos dramáticos que tienen lugar a lo largo de este trayecto vital: entre el tópico y el chiste chusco; entre lo ya esperado y la solución narrativa de cliché. La causa de esta “desactivación” emocional, cada vez más árida, como el paisaje transitado durante este viaje representado en 4 Latas, reside precisamente en la constante demostración de las habilidades técnicas de la realización y de la puesta en escena: una música fiestera, repetitiva y sobrepuesta a una fotografía meramente publicitaria de hermosas dunas y paisajes desérticos de ensueño, acompañados de unos diálogos que de tan naturales e intensos, terminan por configurar un relato pretencioso, frío, sentimentalmente distante y construido con los aparejos del diseño y la creatividad publicitaria, más que con los que nos permitirían vivir una verdadera experiencia y aventura cinematográfica: la del sentido de la aventura y la recuperación de los viejos sueños, aunque sólo sea durante unos momentos, de unos personajes desengañados y azotados por los aires que arañan sus vidas, nuestras vidas.
No podemos negar la simpatía que nos despierta esta propuesta de Olivares, ni algunos de sus buenos momentos, ni el recuerdo de unas interpretaciones memorables (sobre todo la de ese artista rotundo, delicado y exacto que es Jean Reno), pero el final de la película, el momento culminante del encuentro de los viejos amigos y la promesa de una emoción que no llega, no dejan lugar a dudas de su presencia manifiesta en ese plano “triste, solitario y final” (como el título de esa inolvidable novela del escritor argentino Osvaldo Soriano): los pecios, los restos de un naufragio, quizás, el final de esa aventura a la que llamamos vida.
Ficha técnica:
Título original: 4 latas
Año: 2018
Duración: 104 min.
País: España
Estreno: 1 de marzo de 2019
Dirección: Gerardo Olivares
Guión: Gerardo Olivares, María J. Petrement, Chema Rodríguez
Música: Yuri Méndez
Fotografía: Gonzaga Manso
Reparto: Jean Reno, Hovik Keuchkerian, Susana Abaitua, Enrique San Francisco, Francesc Garrido, Arturo Valls, Juan Dos Santos
Productora: Televisión Española (TVE) / Es.docu / Cruzando el desierto A.I.E. / Wanda Films
Sinopsis
Al saber que su amigo Joseba (Quique San Francisco) está enfermo, Tocho (Keuchkerian) y Jean Pierre (Reno) deciden ir a visitarle a Mali. Recordando los viajes que hicieron los tres juntos en los años 80 del siglo pasado, cruzando África en coches que luego vendían en Mali y Níger, se aventuran a atravesar el Sáhara con un Renault 4L que aún conserva su hija, Ely (Susana Abaitua). Será una aventura repleta de emociones y de divertidos encuentros, que cambiará la vida de todos ellos para siempre.