Nunca antes pagar los sueldos a los concejales ‘liberados‘ y a los ‘asesores‘ del equipo de Gobierno municipal le había costado tanto dinero a los contribuyentes de Guadalajara, dos millones de euros al año, incluida Seguridad Social (datos oficiales del Pleno municipal). Nunca antes, un equipo de Gobierno municipal había tenido en nómina a tantos propagandistas; ni había invertido tanto en publicidad institucional para intentar ahormar titulares, alrededor de 500.000 euros al año; ni había pagado tanto por la puesta a su servicio de las dos principales agencias de información, otrora rigurosas e independientes, ahora prestas a la venta de sus noticias al mejor postor. Y, sin embargo, nunca antes, en tan solo dos años y medio tras las elecciones, la imagen del equipo de Gobierno municipal del Ayuntamiento de Guadalajara había estado en cotas tan ínfimas de credibilidad y desprestigio. Parafraseando al recordado Juan Marsé, se encuentra en niveles subterráneos.
Por un lado, para los contribuyentes, el problema es el desmesurado gasto propagandístico que, con sus impuestos, hace el equipo de Gobierno de PSOE-Ciudadanos que no repercute en mejorar la ciudad.
Para el propio equipo de Gobierno, el problema es otro: su gestión no respalda ese despilfarro, al contrario. Y los ciudadanos se dan cuenta de ello. Perciben que el Ayuntamiento es una oficina de colocación, onerosísima, de gente mediocre e incapaz que en su vida privada difícilmente había asumido nunca antes tantas responsabilidades y, por ende, sus antiguos salarios no se le acercaban, ni de lejos, a su nómina municipal.
Los vecinos de Guadalajara llevan dos años y medio soportando un equipo de Gobierno carísimo, pero a la vez incapaz, falaz, mediocre, radical, sectario e incompetente, que ha hecho de la ideología su herramienta de gobierno. Ha olvidado la gestión para centrarse en la polarización de los ciudadanos en dos bandos, como si con ello pudiera repetir victoria electoral haciéndoles creer a sus votantes que, hagan lo que hagan, aunque no hagan nada y lo poco que hagan sea frentista, superfluo e intranscendente, el caso es que gobiernen ellos y no la malvada derecha franquista. Y para ello, no dudan en despojarse del carácter institucional que inviste sus cargos para comportarse como verdaderos ‘hooligans‘ en las redes sociales, como simples demagogos asamblearios de instituto que anhelan tocar el pelo de la moqueta. Y, con esa actitud, deshonran los honores propios del juramento que hicieron el día que tomaron posesión de una institución tan digna como el Ayuntamiento de Guadalajara.
Y aunque ese mensaje sigue calando, cada vez son menos los incautos que caen en el trampantojo. Tan solo engañan ya a pequeñas capas sociales muy sectarizadas e ignorantes, que anteponen la ideología a la libertad, a la economía, a la salud e, incluso, a la vida. La gran mayoría de votantes rechaza esa forma de gobernar un Ayuntamiento como el de Guadalajara.
Pero el equipo de Gobierno de Rojo, Simón, Olcina, De Luz, García, Baeza… etc, sigue impasible al desaliento. Y todo gracias a la inestimable sumisión de tres cadáveres políticos como Pérez Borda, Parlorio y Marco, que hacen revolver en sus tumbas cada vez que se autodenominan liberales a Adam Smith y John Locke o, por citar algunos más recientes, a Friedrich A. Hayek o Milton Friedman. Y gracias a esa humillante rendición, el equipo de Gobierno y de propagandistas más caro, sectario y demagogo de la historia del Ayuntamiento de Guadalajara se aferra con uñas y dientes al poder (y al sueldo) como un gato a la cortina que lo sostiene de caer en una bañera con agua caliente.
El problema, decíamos al principio, es la ingente cantidad de dinero esquilmado a los contribuyentes que luego ellos despilfarran en autobombo o en mirar todo el tiempo hacia atrás en vez de dedicarlo a resolver los problemas de los ciudadanos. Recordemos, más de dos millones y medio al año entre sueldos y propaganda. Y todo ello agravado en que no hacen nada y, lo poco que hacen, lo hacen sin pensar en el bien común, por lo que sus propagandistas de asamblea de instituto tienen muy difícil vender una burra muerta a miles de ciudadanos que lo único que quieren es, con lo que pagan de impuestos, montar en un buen caballo que los lleve siempre hacia adelante.
@HeraldodelHenar
No puedo estar más de acuerdo con el artículo… Este Gobierno de «alcaldes de pueblo» que creen que hacer política es cambiar los nombres de las calles ¡Vaya fenómenos». De los de Ciudadanos, partido al que voté no puedo sino sentir nauseas con su ineptitud, en la linea de este consistorio realmente vergonzoso…
No puedo estar más de acuerdo con el articulista… Deplorable actuación de los concejales de C’s que lo único que han hecho es engordar el gasto del Ayto. haciendo un seguidismo de la inanidad de este PSOE.