Raptada por los ingleses en una de sus incursiones a la plaza fuerte de Cádiz, Isabela llega Londres y es acogida por el noble Clotaldo que la lleva a vivir a su palacio a escondidas de la reina Isabel para ocultar la condición cristiana de la joven en una Inglaterra protestante. Tratada como un miembro más de la familia, la niña crece junto a Ricaredo, hijo único de Clotaldo y se convierte en una joven de extremada belleza de la que termina por enamorarse Ricaredo. Presentada a la reina para que dé el visto bueno al casamiento, la joven asombra a la soberana por su belleza, discreción y buena crianza. De buen grado accederá al casamiento, pero exige a Ricaredo que demuestre su valentía llevando a cabo alguna hazaña que le haga digno de casarse con la hermosa joven. Así es como éste emprende su viaje: un azaroso periplo por tierra de moros y cristianos hasta el reencuentro y final feliz en la ciudad de Sevilla.
Sigue aquí Cervantes el patrón estándar de la novela bizantina, tan en boga en la época: dos amantes separados abruptamente por los azares del destino que tendrán que superar desdichas y dificultades sin cuento hasta reencontrarse de nuevo y materializar sus sueños de una venturosa vida en común. Aunque la estructura de la obra es la típica de un relato caballeresco nucleada en torno a múltiples episodios, la adaptación de Esther Pérez Arribas se las ingenia para extraer los elementos de dramaticidad que estos episodios encierran, y traducirlos a diálogos adaptados al nivel de comprensión del público infantil al que la obra va dirigida, aprovechándose, además, de la condición “bilingüe” de los protagonistas para acrecentar el carácter jocoso de un relato, que, aunque no exento de humor, de por sí propende más al tono serio y sentencioso de la reflexión moral. Y no sé si al final queda suficientemente explícito el mensaje subliminal de la obra y su intencionalidad ejemplarizante, a saber: que la belleza y la virtud siempre triunfan ante los mayores trabajos y adversidades con los que nos pone a prueba la Divina Providencia. En todo caso proporciona un riquísimo y variado sustrato de episodios, lances y aventuras como para satisfacer la fantasía y la imaginación desbocada de la edad infantil.
Los efectos sonoros, las canciones y tonadas interpretadas en directo por Ana Sánchez-Cano Jimeno son otro ingrediente más, indispensable, para acentuar el tono lúdico del espectáculo, subrayar el estado emocional de los personajes y aligerar el peso del texto, unos diálogos que en ocasiones cuesta trabajo digerir a los más pequeños. La música es, asimismo, fundamental para, junto a un vistosísimo vestuario y ambientación, recrear la atmósfera en la que se desarrolla la acción, el ambiente levemente arcaizante de una corte renacentista poblada de damas y caballeros de alta alcurnia, nobles, plebeyos y menestrales en torno a una reina engreída y marimandona que rige con mano firme el destino de sus súbditos.
No había tenido antes oportunidad de ver ningún espectáculo de esta veterana compañía, pero cabe reseñar, amen de la pericia en la manipulación de los títeres, el derroche de creatividad y de fantasía de la que hacen gala en la creación de sus muñecos. Un imponente despliegue de personajes que incluyen junto a los protagonistas, Isabela, Ricaredo y sus progenitores, al torvo conde Armesto, enamorado también de Isabela; a la noble dama escocesa Clisterna, que puja también por conquistar el corazón de Ricaredo, y a la mismísima reina de Inglaterra, cuya ceremoniosa aparición sobre un palanquín entre los acordes del “God sabe the Queen” hace las delicias de la concurrencia. A todo ello habría que añadir la aparición de briosos corceles que relinchan y caracolean en el fragor del torneo en el que dirimen sus cuitas Armesto y Ricaredo, esbeltos bajeles que surcan las procelosas aguas del Mediterráneo infestadas de piratas berberiscos y hasta un delicado unicornio cuyo antídoto resulta necesario para contrarrestar los efectos del tósigo con el que la malvada madre del conde pretende envenenar a la hermosa Isabela.
En fin, una espléndida muestra del mejor teatro de títeres dirigido a un público familiar con la que se baja el telón de esta última y mejorada edición del festival “Clásicos en Alcala”, quizá la programación más amplia y variada desde la inauguración de la muestra hace ya veinte años.
Gordon Craig, 9-VII-2021.
Ficha técnico artística:
Dramaturgia: Juan Muñoz e Inés Maroto, a artir de La española inglesa, de Miguel de Cervantes.
Adaptación de: Esther Pérez Arribas.
Actores-manipuladores: Mario González Serrano y Soraya Martínez-Santos Manjavacas.
Creación musical e interpretación: Ana Sánchez-Cano Jimeno.
Diseño de marionetas y espacio escénico: Inés Maroto y Juan Muñoz.
XX Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid.
Clásicos en Alcalá. Alcalá de Henares. Centro Cultural Gilitos, 4 de julio de 2021.