Está claro que las pelis de Wes Anderson no están hechas para el gran público.
Incluso críticos sesudos y cinéfilos empedernidos pueden no apreciar su peculiar estilo.
Porque el cine de Anderson es, ante todo, raruno.
No sabemos si pretende retratar una realidad posible o simplemente imagina una distopía.
En Isla de perros vemos al mejor amigo del hombre confinado en un islote de basura, como resultado de una conspiración.
Su animación es pulcra, nítida, con fondos preciosistas, que anima a observar cada fotograma como una obra artística.
Hay en el interior de la historia un toque de humor, liviano, que evita la carcajada, pero que estimula la perspicacia.
Meterse en una peli de Wes es adentrarse en un universo extraño y único. Es una experiencia.
Lo que cuenta en esta Isla de perros lo hemos visto en los campos de concentración que la historia de la humanidad nos ha ido ofreciendo.
Mi recomendación: déjate llevar, observa y disfruta.
Mi puntuación: 7,34/10.
Muchos besos y muchas gracias.
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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